Miembro del Comité de la especialidad de Enfermería de Urgencias y Emergencias de Semes
Javier Morillo: “Queremos conseguir mejorar la calidad y los cuidados dentro de los servicios de urgencia y emergencia”

PREGUNTA.- La sanidad, en nuestro país, está transferida a las domunidades autónomas pero ¿cómo definirían, en general, la atención de urgencias y emergencias en España?
RESPUESTA.- En principio, la asistencia es igual en cualquiera de las comunidades en las que estemos. Sí que es cierto que la atención a las urgencias, las emergencias, difieren levemente de un sitio a otro en función de cuál sea la estructura que se haya adoptado por el sistema de salud de cada una de las regiones. Pero sí que también podemos asegurar que el inicio o la entrada al sistema nacional de salud de la mayoría de la población es a través de las urgencias.
Las urgencias, sobre todo las hospitalarias, son una situación en la que la mayoría de la población busca respuesta a todo aquello que le parece que es urgente, sea o no sea urgente, pero la urgencia también es una situación o una sensación que parte de la situación del paciente, más que del sistema. Por tanto, es importante reforzar esos servicios, tanto los de urgencias como los de emergencias, para poder dar una respuesta correcta a toda la población. Hay que pensar que prácticamente la mitad de la población se ve habitualmente y cada año en un servicio de urgencias o en un servicio de emergencias, es importante este dato.
P.- Este verano se cumplió el primer aniversario de la aprobación de la especialidad de medicina de Urgencias y Emergencias (MUE), algo que venían reclamando desde Semes hace ya varias décadas. Ahora, su siguiente caballo de batalla es conseguir la especialidad de Enfermería de Urgencias y Emergencias…
R.- Ese servicio que atiende a la mitad de la población necesita de unos profesionales que estén cualificados. La cualificación de los profesionales sanitarios parte, principalmente, de la formación. En el caso de los médicos ya se han logrado organizar y normalizar la formación vía MIR, con esa especialidad de urgencias, y ahora nos toca hacerlo con los enfermeros, que son la otra parte de las profesionales sanitarios que están en ese pool y en ese equipo de trabajo, junto con los celadores, los técnicos, las auxiliares…, y que necesitan tener una formación reglada, normalizada y que sea igual para todos los profesionales de enfermería que se dedican a las urgencias y a las emergencias dentro de todo el contexto del país. Es importantísimo que todos podamos trabajar dentro de un mismo rango de formación. Hasta ahora esa formación se hace de forma personal, con un coste también individual, que cada uno se paga. Ahora hay que organizarlo, normalizarlo, y que un paciente, esté en Andalucía, Euskadi, Cataluña o en Castilla-La Mancha, sea atendido por un profesional que tenga la misma cualificación.
P.- Siguiendo con esa necesidad de reconocer la especialidad de Enfermería de Urgencias, ustedes señalaron recientemente en su XXXV congreso nacional, que el Ministerio de Sanidad “no está en la misma sintonía”. ¿Cuáles son esas diferencias que no facilitan lograr esta especialidad?
R.- Generar una especialidad sanitaria es un proceso difícil, complicado y en algunos casos también, especialmente, caro. Lo que sí que es importante es conocer cuál es el resultado, es decir, valorar y poner en equilibrio la balanza del gasto con lo que vamos a lograr. Lo que queremos conseguir es, principalmente, mejorar la calidad y los cuidados que se les dan a los pacientes, a todos los pacientes, dentro de los servicios de urgencia y en los servicios de emergencia y mejorar su seguridad, porque es evidente que con profesionales mejor formados hay menos posibilidad de alteraciones.
El ministerio está ahora mismo en un proceso de valorar qué es lo que podemos hacer. Hemos tenido algunas reuniones con ellos en las que les presentamos la posibilidad de generar una especialidad de enfermería y decirle por qué es importante que se cree. Ahora mismo no es que haya grandes diferencias entre nosotros, pero sí que es cierto que el ministerio tiene un proceso administrativo distinto al que nosotros, como profesionales, tenemos y obviamente nos parece, desde nuestro punto de vista, que todo es mucho más lento de lo que en realidad debería ser. Por tanto, lo mejor que podemos hacer es informarles de lo que queremos y de lo que se puede conseguir para que ellos puedan acelerar esas posibilidades y estén en la misma sintonía que nosotros.
P.- Existe un sesgo de género a la hora del diagnóstico de ciertas enfermedades. En esta especialidad –que es la puerta de entrada a la atención sanitaria idónea–, ¿esta diferencia de asistencia está contemplada? Es decir, ¿está incluida la formación de cómo algunas dolencias se manifiestan de manera diferente según el sexo del paciente?
R.- Por supuesto, es decir, la formación es completa. Un profesional sanitario o una enfermera de urgencias tiene que formarse, hay que pensar que nosotros lo que hacemos es tratar al abanico de todas las edades y al abanico de todos los sexos. Sí que es cierto, y se ha visto en el Día Mundial del Corazón, se hizo especial hincapié en eso, en la sintomatología de algunas patologías, que difieren en función del sexo. ¿Cómo hemos sabido eso? Pues a partir, precisamente, de tratar a esas pacientes de forma importante. En Semes, particularmente, tenemos incluso un grupo específicamente generado para eso, el de mujeres, también, que entre otras cosas hablan de esas diferencias de género. Por supuesto, cualquier profesional de medicina o de enfermería de urgencias conoce y debe conocer y precisamente para eso trabajamos, para que esa formación exista y sea completa y determine que pueden haber algunas patologías que tienen un sesgo importantísimo de sexo y que, por supuesto, tenemos que tenerlo en cuenta cada vez que tratamos y cuidamos a ese tipo de enfermas.
P.- Y si hablamos de personas mayores, que son usuarios potenciales y al alza de este servicio tanto hospitalario como extrahospitalario, ¿cómo valoraría la atención que reciben y cómo mejorará con la incorporación de los profesionales especializados en Urgencias y Emergencias?
R.- Es importante meternos en el contexto social que tenemos. España es un país que tiene una población mayor de 60 años. Nuestra pirámide de población se inventó en los años 90-2000 y sigue en ese proceso. Por tanto, la demanda de esa sociedad más mayor sobre las actividades sanitarias es importante. Como he dicho antes, la puerta de entrada es la urgencia y la emergencia. Y hay mucha patología crónica que vamos teniendo. Nuestra esperanza de vida también sube y, por tanto, el aumento de enfermedades crónicas aparece. La formación que nosotros pedimos y el contexto en el que queremos meter a todos los enfermeros de emergencias y de urgencias supone que sean capaces de dar respuesta y de dar cuidados suficientes a esa población también, que va a ser posiblemente el mayor grupo de pacientes que vamos a tratar.
Como he dicho antes, las urgencias y emergencias competen desde el nacimiento hasta la muerte, es decir, tenemos todo ese abanico de edades. Nosotros lo que sí que no tenemos es el sesgo del edadismo que se ha puesto ahora de moda y, al contrario, nuestros pacientes principalmente van a ser personas mayores. Eso no quita para que sigamos tratando niños, adolescentes, adultos jóvenes, mujeres embarazadas. Pero sí que es cierto que tenemos que tener especial cuidado porque, además, el anciano difiere en bastantes cosas, en algunas patologías. No es lo mismo un traumatismo en un paciente joven que en un paciente anciano, por ejemplo. Tenemos que valorar muchas más cosas. Para eso es para lo que nos preparamos y para eso es para lo que queremos que se prepare a los profesionales venideros.
P.- Hablando de los profesionales venideros. La idea es que en 2026 se inicie la primera promoción de residentes pero ¿estamos a tiempo de evitar el colapso que ustedes pronostican para 2029 ante la falta de relevo generacional entre los urgenciólogos? ¿Cómo creen que se podría contrarrestar este escenario?
R.- Posiblemente, a nivel de enfermería no sea tan visible o no sea tan importante este problema. Sí que es cierto que en los servicios de emergencia sí que va a ocurrir ese relevo generacional, pero sí que hay gente detrás que pueda manejarlo. Lo importante es que esa gente esté formada. Precisamente, cuanto antes podamos manejar y, sobre todo, solucionar el tema de la especialidad, antes podremos tener un relevo generacional suficiente a nivel de profesionales. Si no, vamos a estar en la misma situación que estamos ahora con los profesionales, con bastante déficit de formación, jóvenes, pero no perfectamente preparados.