PREGUNTA.- Llevan unos meses, como entidad, tratando de dar visibilidad a la salud de la mujer ante el sesgo de género que existe en el campo de la medicina. ¿Cómo ha sido la acogida de MUSA?

RESPUESTA.- Estamos contentísimas por el interés entorno a MUSA, la Asociación Española de Mujeres sin sesgos en Salud. La acogida no podría haber sido mejor, tanto por la sociedad civil, instituciones sanitarias, pacientes, profesional sanitario y medios de comunicación.

P.- El androcentrismo de la medicina, históricamente, ha visto reflejado sus consecuencias en la salud femenina. Pero, ¿cuáles serían esas consecuencias?

R.- Aunque ya se han realizado grandes avances, todavía quedan muchas barreras por romper para conseguir la plena equidad en salud. En España existen sesgos de género en prácticamente todas las especialidades médicas, y lo que más nos preocupa es que estos sesgos no son visibles.

Los estudios clínicos, tradicionalmente, se han enfocado en la biología masculina, oscureciendo diferencias biológicas esenciales basadas en el género. Esto ha llevado a tratamientos menos efectivos y disponibles para las mujeres.

Los sesgos en salud provocan tremendas consecuencias en la salud de la mujer tales como: disparidad en la investigación clínica, lo que ha llevado a tratamientos menos efectivos y disponibles para las mujeres. Es importante destacar que las mujeres no comenzaron a participar de forma generalizada en ensayos clínicos hasta hace aproximadamente dos décadas, lo que ha derivado en una falta de representación de las mujeres en la investigación de medicamentos hasta que la FDA comenzó a recomendar su inclusión en los años 90.

También provoca una inversión insuficiente en la salud de la mujer, es decir, la falta de inversión en investigación específica para la salud femenina limita los datos disponibles, afectando el diagnóstico y tratamiento adecuado en todas las edades. Un ejemplo de esto es la endometriosis, una enfermedad que afecta al 10% de las mujeres en edad reproductiva, y que ha sufrido históricamente una inversión insuficiente en investigación, lo que ha llevado a una comprensión limitada y retrasos en el diagnóstico que promedian entre los siete y diez años.

Los sesgos en salud también ocasionan patologías con incidencia diferenciada, o sea, diferencias significativas en incidencia y manifestación de los síntomas entre hombres y mujeres. Algunos ejemplos se dan en enfermedades autoinmunes, cerebro-cardiovasculares, neurológicas, etcétera.

P.- ¿Son suficientes los análisis que hay para poder evaluar en profundidad el impacto real de los sesgos de género en la salud?

R.- Tenemos muchos ejemplos de estudios que ponen de manifiesto estos sesgos, sin embargo esto es solo la punta de iceberg. ¡Falta muchísimo por descubrir!

P.- Desde las Administraciones públicas, ¿hay suficiente interés en trabajar para ir acortando esta desigualdad?

R.- El tema tiene muy buena acogida e interés. Se empieza a hablar cada vez más en foros y cada vez más se va creando la necesidad de hablar y abordar este tema. Sin embargo, a nivel de las Administraciones públicas se podría hacer muchísimo más.

P.— ¿Qué pasos consideran prioritarios avanzar para paliar esos sesgos de género?

R.- El primer paso es ser conscientes de que estos sesgos existen, realizar estudios profundos y recogida de datos para entender, en profundidad, cómo impactan estos sesgos en la salud de la población. También es necesario más formación por parte del personal sanitario y finalmente, implementar, a nivel estatal, políticas de salud con perspectiva.