Pregunta.- ¿Cuál es la relevancia de esta aprobación?
Respuesta.- Estamos asistiendo a un momento muy esperanzador en relación con la aprobación de estos nuevos tratamientos. Téngase en cuenta que llevamos más de 20 años esperando una nueva solución terapéutica para un colectivo de personas –pacientes con Alzheimer– que no han tenido oportunidad de acceder a tratamientos específicos, más allá de los no farmacológicos. Por lo tanto, y con independencia de las efectividades declaradas, creemos que la noticia es muy relevante, y no solo por el fármaco en sí, sino porque es lógico pensar que detrás de él vendrán otros nuevos, con lo que va a resultar un acicate tanto para la investigación como para los especialistas que, por fin, van a tener una nueva herramienta terapéutica a su alcance.
P.- No cura pero sí retrasa la evolución de la enfermedad. Pero, ¿para qué perfil de pacientes se dirige, fundamentalmente, y cómo se administra?
R.- Está dirigido a personas con un Alzheimer en fase leve o muy leve, y pretende prolongar esos períodos de demencia inicial. Por lo tanto, no está pensado para todas las personas afectadas. Además, la administración será por infusión, por lo que solo podrá dispensarse en hospitales.
P.- Por tanto, la importancia del diagnóstico precoz cobra aquí una especial relevancia. ¿Cómo consideran que está España en este sentido? ¿Habría que invertir más en concienciar, en terapias diagnósticas, etcétera?
R.- El diagnóstico precoz es clave para poder optar al tratamiento con el nuevo fármaco (lo que no quita para que existan otros criterios específicos a tener en cuenta para poder acceder a él), por lo que tiene sentido pensar en su importancia. En España, hasta la fecha, el diagnóstico precoz se enfrenta a obstáculos o barreras que impiden su dictamen con la celeridad suficiente. No obstante, se están dando pasos que avanzan en la buena dirección; téngase en cuenta que entre el 9 y el 11% de las personas diagnosticadas lo están siendo en edades jóvenes y en fases muy iniciales de la enfermedad.
Reforzar la inversión en concienciación es siempre importante para acabar, primero, con el autoestigma que las familias se imponen cuando detectan comportamientos anómalos en uno de sus miembros, lo que hace retrasar la consulta a atención primaria, y después, con el nihilismo que muchos profesionales sanitarios aún tienen para explorar posibles diagnósticos ante la falta de tratamientos o de respuestas terapéuticas.