MANUEL MARTÍNEZ DEL PERAL / PRESIDENTE DEL COLEGIO OFICIAL DE FARMACÉUTICOS DE MADRID (COFM)
Los farmacéuticos somos conscientes de las necesidades y de todo lo que podemos hacer para contribuir al envejecimiento saludable
Pregunta.- Usted defiende la necesidad de poner en valor la profesión farmacéutica ante desafíos importantes como el envejecimiento poblacional. ¿Cuáles son, en su opinión, los principales retos sanitarios y sociales que plantea este hecho?
Respuesta.- El envejecimiento poblacional es uno de los grandes retos que tenemos por delante como sociedad, y exige el máximo compromiso por parte de todos. En términos sanitarios y sociales, implica el aumento de las enfermedades crónicas, una mayor polimedicación, más dependencia y un mayor riesgo de soledad no deseada en personas mayores. Son factores que generan una presión asistencial creciente sobre la estructura del sistema sanitario y requieren un enfoque integral que incluya tanto la atención sanitaria como el acompañamiento social, porque lo sanitario y lo social están estrechamente ligados. Los farmacéuticos somos conscientes de estas necesidades y también de todo lo que podemos hacer y hacemos para contribuir a que la población envejezca de una forma saludable y a que las personas mayores tengan muy cerca un profesional sanitario. Los farmacéuticos comunitarios conocemos bien a nuestros pacientes, disfrutamos de su confianza y queremos cuidar de su salud.
P.- Y en este escenario, ¿qué papel deben tener para colaborar en un correcto abordaje del aumento del número de personas mayores?
R.- Los farmacéuticos, en especial los comunitarios, y en colaboración con el resto de los profesionales sanitarios, somos clave en el cuidado de las personas mayores debido a nuestros conocimientos, cercanía y accesibilidad. Podemos contribuir de forma muy significativa en la prevención para retrasar la aparición de la enfermedad, en la detección precoz de problemas de salud, en el uso adecuado de los medicamentos y el correcto seguimiento de la adherencia terapéutica, una de las grandes lagunas de los sistemas de salud. Para ello, estamos impulsando el uso de los sistemas personalizados de dosificación (SPD) o pastilleros para facilitar el cumplimiento de los tratamientos en los pacientes mayores y polimedicados, y conseguir así mejores resultados en salud, al tiempo que minimizamos los problemas relacionados con la medicación. Actuamos, además, como un ‘radar social’ para identificar casos de soledad o vulnerabilidad, interviniendo o derivando cuando es necesario dentro del programa impulsado por el Ayuntamiento de Madrid en materia de soledad no deseada. Ampliamos también nuestras funciones en la Comunidad de Madrid a través de la atención farmacéutica domiciliaria, un servicio que se encuentra ahora en desarrollo reglamentario para atender las necesidades de aquellas personas dependientes que tienen graves limitaciones para desplazarse a su farmacia de referencia. Son, en definitiva, muchas las áreas donde los farmacéuticos podemos ayudar para mejorar la calidad de vida y el bienestar los mayores.
P.- ¿Cree que el actual sistema sanitario español está adecuado a la realidad de la población actual?
R.- El sistema sanitario español ha sido un modelo de éxito, y gracias a ello se ha conseguido también que España sea uno de los países con mayor esperanza de vida. De hecho, somos el país con la población más longeva de Europa (84 años de media) y de los más longevos del mundo. Pero esto tiene una cara B y es que el Sistema Nacional de Salud necesita, para seguir siendo eficaz y eficiente, adaptarse a esta nueva realidad, que es muy distinta a la realidad sociodemográfica de la época en la que diseñó, cuando se aprobó la Ley General de Sanidad en 1986. El envejecimiento, el aumento de la cronicidad y la polimedicación, de los que hablábamos, requieren un mayor enfoque en la prevención y en el seguimiento de los pacientes si queremos conseguir resultados en salud. Para esto, es necesario reforzar la coordinación entre los farmacéuticos, en especial la red de farmacias, y el resto de los profesionales sanitarios, en particular los centros de atención primaria, así como aprovechar también la tecnología para mejorar la coordinación entre los diferentes niveles asistenciales; por ejemplo, sacando más partido a un instrumento como la receta electrónica.
P.- La polimedicación es uno de los grandes desafíos sanitarios actuales que resta calidad de vida a las personas mayores e incrementa los gastos en fármacos de forma innecesaria. ¿Cómo pueden intervenir los farmacéuticos en este problema?
R.- Un tercio de los mayores de 65 años toman cinco o más medicamentos al día. La polimedicación entraña un riesgo para la salud de las personas mayores si no existe un control regular de la medicación que evite duplicidades, interacciones con alimentos, reacciones adversas o que el tratamiento no se cumpla de forma adecuada. Los farmacéuticos contribuimos a hacer un seguimiento farmacoterapéutico de calidad y a ayudar a los pacientes y a sus cuidadores a cumplir con los tratamientos pautados a través del uso SPD. Son dispositivos que nos ayudan a organizar la medicación diaria de forma segura y efectiva, a realizar un seguimiento de la medicación y a evitar olvidos y confusiones sobre si nos hemos tomado o no la medicación. Hay que tener en cuenta que la mitad de los enfermos crónicos no cumple adecuadamente con su tratamiento. También colaboramos con los médicos para detectar duplicidades o errores de prescripción, mejorando así el uso adecuado de los medicamentos. -Las demencias y la dependencia también requieren mayor atención, puesto que se incrementan con el aumento de la esperanza de vida.
P.- ¿Se están desarrollando iniciativas que involucren a las farmacias en este ámbito?
R.- En efecto, los farmacéuticos estamos muy implicados en todo lo que atañe a la dependencia y las demencias. En la Comunidad de Madrid hay más de 163.000 personas que tienen reconocido el derecho para recibir una ayuda por su situación de dependencia. Ahora, gracias a la nueva ley de Farmacia de la Comunidad de Madrid, vamos a poder prestar un servicio de atención farmacéutica domiciliaria a los pacientes dependientes que no puedan desplazarse a su farmacia. Vamos así a poder facilitar el seguimiento y la dispensación de medicamentos a personas con movilidad reducida. Del mismo modo, el Colegio ha firmado distintos convenios de colaboración con organizaciones de pacientes para dotar a los farmacéuticos de información e instrumentos que nos permitan abordar desde la farmacia algunas de las enfermedades mentales más prevalentes con mayor eficacia para ayudar así tanto a los pacientes como a sus cuidadores. Sabemos que se trata de una realidad muy difícil que requiere también del acompañamiento, la comprensión y la colaboración de todo el equipo de profesionales.
P.- La Comunidad de Madrid cuenta con una amplia red de farmacias. ¿Cree que los ciudadanos consideran la farmacia un servicio cercano y eficaz, incluso tanto o más que el centro de salud?
R.- Estoy seguro de ello. En muchos casos, los farmacéuticos somos el primer punto de contacto sanitario para la población, y nuestra accesibilidad y cercanía son dos de los aspectos mejor valorados. La pandemia de Covid puso de manifiesto que la red española de farmacias es uno de nuestros grandes valores sanitarios y sociales, pues se encuentra las 24 horas al servicio de todos los ciudadanos. Asegura una cobertura farmacéutica completa incluso en zonas rurales, lo que refuerza su papel esencial en la atención diaria a los pacientes. Solo un dato: en la Comunidad de Madrid, apenas 1.800 personas (de siete millones de habitantes) no disponen de una farmacia cerca de su domicilio, cuando el número de centros de salud y de consultorios es poco más de 400. La confianza de la población en su farmacéutico está fuera de toda duda.
P.- ¿Debería haber más coordinación entre los centros de salud y las farmacias para ofrecer una mejor atención a los ciudadanos o, incluso, para reducir el número de pacientes que acuden al médico de Atención Primaria?
R.- Así es. La coordinación es un aspecto fundamental. Estamos promoviendo que los centros de salud y las farmacias trabajen de una forma más coordinada, porque esta es una de las grandes claves para mejorar la atención sanitaria. Los farmacéuticos podemos ayudar a descongestionar la atención primaria, atendiendo síntomas menores, gestionando la medicación crónica e, incluso, realizando dispensaciones excepcionales en situaciones de urgencia o necesidad. Necesitamos disponer de canales de comunicación directos entre médicos, enfermeros y farmacéuticos para ofrecer soluciones a los pacientes en el momento y evitar así desplazamientos innecesarios a los centros de salud. Podemos también hacer mucho en el tratamiento de síntomas menores que tantas consultas generan en el sistema de salud. Hace falta una mayor voluntad de colaboración, determinación política y aprovechar mejor los recursos sanitarios existentes para ponerlos al servicio de los pacientes. En el COFM somos unos firmes defensores de esa necesidad de colaboración por el bien de los pacientes.
P.- ¿Cuáles son las campañas más relevantes que están desarrollando las farmacias madrileñas actualmente?
R.- Acabamos de lanzar, en octubre, una campaña que está recorriendo los grandes municipios de la región con el objetivo de acercar a la población los servicios farmacéuticos y las pruebas de salud que realizamos en las farmacias, muchas de ellas desconocidas para la población. Queremos hacer ver que, más allá de la dispensación de medicamentos, los farmacéuticos ayudamos a prevenir la enfermedad y a promover estilos de vida que nos permitan mantener una buena salud. Otras campañas destacadas están relacionadas con la seguridad del medicamento. Los farmacéuticos madrileños llevamos hechas en apenas un año más de 8.000 intervenciones en las que hemos detectado incidencias o problemas con los medicamentos prescritos, muchos de ellos con un potencial riesgo para la salud del paciente, lo que nos está permitiendo estrechar la colaboración de los médicos y mejorar el uso de los medicamentos. Estamos, además, trabajando con la Administración para tener un mayor papel en la detección precoz de enfermedades como el cáncer de colon a través de programas de cribado como Prevecolon, al que próximamente se incorporarán las farmacias, y también en proyectos como Respirafarma, que busca identificar a pacientes con riesgo de enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC).
P.- ¿Está de acuerdo con que se ponga en marcha un servicio farmacéutico a domicilio para las personas que tienen dificultades para salir de su casa?
R.- Responde a una necesidad real de algunas personas. Como decía, la cercanía de las 3.000 farmacias de Madrid a los domicilios garantiza un acceso a la población muy por encima de otros países. En el caso de las personas mayores, la visita regular a la farmacia permite un seguimiento de su salud y es también un instrumento muy valioso de socialización. Sin embargo, hay casos de dependencias en los que el paciente tiene graves dificultades para desplazarse a su farmacia. Para estos casos contempla la Ley de Ordenación y Atención Farmacéutica de la Comunidad de Madrid una atención domiciliaria que ahora está en desarrollo reglamentario. Este servicio no solo permitirá que los pacientes reciban sus medicamentos, sino que también les garantiza un seguimiento sanitario y un trato humano como el que prestamos a diario en las oficinas de farmacia.