La presbiacusia es la tercera afección crónica más prevalente en España, por detrás de la hipertensión y la artrosis

A pesar de ser un trastorno frecuente en las personas mayores, como indican las cifras, se trata de una patología desconocida aún por muchos. Para concienciar a la población de la importancia de prevenir la presbiacusia y tomar medidas para paliar las consecuencias que puede tener en las personas que la padecen, el Centro de Estudios e Investigación de Gaes ha editado el primer “Libro blanco sobre la Presbiacusia” en España. Este libro ha sido elaborado por el Comité Científico de Gaes, formado por algunos de los más destacados especialistas médicos en Otorrinolaringología, entre los que se cuentan jefes de servicio, profesores, catedráticos, así como el Presidente de la Sociedad Española de Otorrinolaringología.
La publicación analiza la prevalencia de este trastorno auditivo que afecta principalmente a personas mayores de 55 años y orienta sobre los tratamientos existentes.
Además de la edición del libro blanco, a lo largo de este año se realizará una campaña informativa bajo el lema “Dos oídos para toda una vida” con el objetivo de acercar a la población información sobre la presbiacusia: como se puede prevenir, cómo se puede tratar o cómo altera la vida de las personas que la padecen.
La presbiacusia es el tipo de pérdida auditiva más frecuente y se ha convertido ya en la tercera afección crónica después de la hipertensión y la artrosis. En los últimos años se ha detectado que cada vez aparece en personas más jóvenes y con un ritmo de vida más activo, “una situación que puede llegar a dificultar la comunicación en personas sanas y laboralmente activas aún, con las consecuencias sociales y económicas que puede conllevar generando mayor dependencia y aislamiento entre este colectivo” explica el doctor Felipe Álvarez de Cózar, presidente del Comité Científico de Gaes.
Un factor para la aparición de enfermedades neurodegenerativas
En España se calcula que la presbiacusia afecta a aproximadamente el 25% de las personas entre 65 y 75 años, etapa en la se suelen detectar los primeros síntomas. A partir de los 75 años la incidencia puede llegar hasta el 66% y a partir de los 80 años se calcula que llega a alcanzar al 80% de la población.
La aparición de la presbiacusia conlleva serias consecuencias en la calidad de vida de las personas. “Puede provocar alteraciones en la memoria, problemas de orientación y lenguaje, así como una disminución de la comprensión verbal si no se trata a tiempo”, explica Luis María Gil-Carcedo, presidente de la Sociedad Española de Otorrinolaringología. De hecho, los expertos apuntan a la existencia de indicios que reflejan la relación entre este trastorno auditivo y “la aceleración de enfermedades neurodegenerativas, como consecuencia del aislamiento y del deterioro cognitivo que genera la presbiacusia, si no se adoptan medidas para frenar su evolución” añade el doctor Manuel Manrique, profesor y médico de la Clínica Universitaria de Navarra y miembro del Comité Científico de Gaes.
Los antecedentes genéticos pueden ser una clave en la aparición de la presbiacusia, aunque también existen factores de riesgo que nos pueden predisponer a padecerla. El primero de ellos haber trabajado en ambientes ruidosos, hecho que aumenta la probabilidad de padecerla en un 70%. Se trata de una patología más frecuente en hombres y en personas fumadoras o con bajos niveles de educación, y afecta en mayor medida a quiénes padecen enfermedades cardiovasculares, como hipertensión, o en enfermos de diabetes mellitus tipo II.
Principales síntomas y consecuencias
Dado que el proceso de pérdida es gradual, las personas que tienen presbiacusia pueden no darse cuenta de que está disminuyendo su audición hasta que el proceso ya está muy avanzado, con las consecuencias que puede tener para comunicarse y seguir con su vida diaria con normalidad.
Es muy probable que en un principio la persona afectada niegue el problema e incluso puede presentar comportamientos de incomprensión o agresividad. Además la pérdida auditiva sigue conllevando cierto tabú, así que muchas personas afectadas sienten vergüenza y no quieren reconocer el problema.
Elevar el volumen de la televisión o de la radio, tener dificultades para hablar por teléfono y pedir a menudo que nos repitan las palabras, pueden ser indicios de una pérdida auditiva. Para las personas que padecen presbiacuisa algunos sonidos se perciben como demasiado ruidosos y molestos, el habla de los demás suena mal articulada, presentan problemas para poder entender conversaciones cuando hay ruido de fondo y, por último, pueden sufrir zumbidos en los oídos.
Si no se toman medidas para paliar la pérdida, la persona afectada cada vez se aísla más. Por ello, es muy importante que la familia sea un apoyo tanto en la toma de consciencia sobre su problema de audición como en la búsqueda de una solución.