viernes, 14 marzo 2025
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La lucha contra el dolor crónico

El dolor es un problema de salud cuyo abordaje resulta prioritario por su frecuencia y repercusión en la calidad de vida de los afectados
El dolor se define como un proceso neurosensorial y emocional complejo que afecta en la calidad de vida de la población, con importantes consecuencias en el ámbito personal, familiar y social. Se distinguen dos tipos básicos de dolor, agudo y crónico –cuando persiste por un periodo superior a tres meses–. Este último, se considera una enfermedad en sí mismo.
Asimismo, el dolor representa un problema de salud pública, dada su gran repercusión socieconómica, y constituye uno de los motivos más frecuentes de utilización de los servicios de salud.
Los datos son contundentes: se calcula que el 20% de los adultos en Europa –unas 100 millones de personas– padece dolor crónico. Esta cifra supera a la de las personas con diabetes (60 millones). No obstante, este problema está infravalorado e inadecuadamente abordado.
"El dolor dista mucho de estar bien tratado en los países de la UE. En mi experiencia personal tengo la impresión de que, efectivamente, el dolor crónico no es abordado adecuadamente en cuanto al diagnóstico y al tratamiento, y en el seguimiento de los pacientes que lo sufren", lamenta la doctora María Madariaga, responsable de la unidad de dolor del hospital Infanta Sofía.
Según recoge el Documento marco para la mejora del abordaje del dolor en el Sistema Nacional de Salud (SNS), publicado por el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, en 2014, en el marco de la Estrategia para el abordaje de la cronicidad, los problemas más habituales a los que tiene que hacer frente una persona afectada por dolor para recibir una atención adecuada son: la falta de formación y de información del profesional sanitario; el desconocimiento sobre la utilización de tratamientos de forma segura, efectiva y eficiente; la falta de precisión, adecuación y utilización de los métodos de evaluación del dolor; las normas para el uso de estupefacientes; y el componente cultural subyacente a las actitudes y sistemas de afrontamiento del dolor.
Otros factores están relacionados con la dificultad en la verbalización del dolor por parte del paciente y la comunicación entre la persona atendida y el profesional sanitario.
En este sentido, la doctora Madariaga apunta que "en líneas generales los pacientes de más de 65 años tienden a asumir un cierto grado de sufrimiento como normal o habitual y suelen consultar con niveles de dolor más elevados que otras generaciones más jóvenes, que en general, cursan con mayores niveles de ansiedad y menor capacidad de afrontamiento de distintas situaciones de dolor".
A la hora de analizar la prevalencia del dolor crónico también hay que tener en cuenta las diferencias de género, ya que la incidencia es superior en las mujeres, especialmente en mayores con niveles socioeconómicos menos favorecidos.
"Es posible que sean los diferentes roles sociales los que subyacen a este hecho: el dolor mecánico tiende a empeorar con la carga de trabajo físico, incluyendo la del trabajo fuera del domicilio más el derivado del cuidado del núcleo familiar", explica Madariaga.
Por otra parte, el dolor crónico puede ser causa de discapacidad y las carencias en el abordaje del mismo implica que las personas que lo padecen corren el riesgo de no se reconozca su discapacidad.
Otra de las consecuencias del dolor crónico es la depresión: el 21% de los pacientes europeos tiene depresión y, a pesar del tratamiento, el 68% sufre dolor más de 12 horas al día.
"El adecuado tratamiento de la depresión se ha relacionado con mejor adaptación al dolor y mejor calidad de vida, así como a la adherencia a los tratamientos" , explica Ángela Palao, psiquiatra y psicoterapeuta del programa de psico-oncología y dolor crónico del Hospital de La Paz.

Abordaje del dolor por parte de los profesionales
Los pacientes con dolor crónico tardan por lo menos dos años en recibir un tratamiento satisfactorio para el dolor, y el 40% está insatisfecho con su abordaje. Además, en siete de cada diez facultades de Medicina de Europa no se imparten cursos especializados sobre dolor.
"A día de hoy, las horas de formación a veterinarios en tratamiento de dolor superan, en algunos casos, a las dedicadas a la formación del dolor durante la carrera de Medicina", destaca la doctora Madariaga.
Sin embargo, a pesar de las evidentes deficiencias y la escasez de políticas públicas –desde diversos organismos internacionales,como la OMS, se insta a los países a incluir el dolor entre sus prioridades políticas– , las sociedades científicas y los profesionales que trabajan en el campo del abordaje del dolor se muestran activos en la búsqueda de soluciones y en el desarrollo de herramientas para proporcionar una atención de calidad a los pacientes con dolor crónico.
Concretamente, la Sociedad Española del Dolor (SED) acaba de publicar el primer manual de "Medicina del dolor" que se edita en España. Este documento multidisciplinar está recomendado para especialistas de unidades del dolor, Medicina Interna, Neurología, Rehabilitación, Reumatología, Geriatría, Urgencias y Atención Primaria, que tratan pacientes con dolor crónico.
La SED también ha desarrollado la ‘Wiki del dolor’, una herramienta de consulta en dolor para todos los profesionales y usuarios de su página web. La contribución a la misma es libre como todas las wiki, y los contenidos serán revisados por expertos en dolor de la propia sociedad.
En Internet también se puede encontrar dolor.com, que se presenta como la primera plataforma activa sobre el tratamiento del dolor para pacientes y profesionales de la salud.
O la web tuvidasindolor.com para pacientes que necesitan acudir a una unidad de dolor, y de la que la doctora Madariaga es directora: "Les explicamos qué podemos hacer por ellos, dónde estamos, cuándo acudir a una de ellas y los tratamientos que ofrecemos. Además, resolvemos las dudas que nos plantean con más frecuencia acerca de sus dolencias y alternativas de tratamiento. En definitiva, se trata de un proyecto multidisciplinar de empoderamiento del paciente con dolor crónico".
Tratamientos no farmacológicos
El dolor crónico, con frecuencia, es de difícil tratamiento. Asimismo, en la experiencia del dolor interactúan una serie de factores no solo biológicos, sino también emocionales y sociales. Por ello, la psicoterapia se muestra como una herramienta eficaz para combatir y sobrellevar el dolor crónico.
La doctora Palao explica que este tipo de tratamiento mejora la ansiedad, la depresión, la comunicación y la calidad de vida.
"Las intervenciones basadas en el mindfulness ayudan en la regulación emocional, disminuyen el miedo y la atención al dolor, aumentan la ventana de la tolerancia al sufrimiento, disminuyen los juicios de valor, la identificación con el modo de hacer, las comparaciones", explica la psicoterapeuta.
En relación con los cuidadores de estos pacientes, que en su gran mayoría son familiares, este tipo de terapia mejora la comprensión, el cuidado y el agotamiento. "Hay correlación entre la ansiedad y la depresión del cuidador/familiar y el paciente, si lo mejoramos en el paciente, también mejorará en el familiar", apunta Palao.
Llevar un estilo de vida saludable, con alimentación sana, práctica regular de ejercicio físico adaptado a las limitaciones y al dolor son otras de las recomendaciones no farmacológicas para convivir con el dolor. "No siempre podemos cambiar el dolor crónico pero sí podemos mejorar nuestras estrategias de afrontamiento para luchar contra él, a nivel físico y psicológico", concluye la doctora Madariaga.


<<Entrevista con Bartolomé J. Martínez, técnico jefe del Área de Sanidad y Política Social del Defensor del Pueblo>>

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