Luis Anido / Responsable del Proyecto Sapiens. Investigador de atlanTTic (Universidade de Vigo)
“La incidencia que puede tener una detección precoz de una demencia es cada vez más evidente”
Pregunta.- Acaban de presentar los resultados del proyecto Sapiens, ¿cuál es el avance que destacaría como más importante de los alcanzados a través de esta investigación?
Respuesta.- Lo más importante es la automatización de la digitalización de test clínicos convencionales para la detección de deterioro cognitivo y de la depresión. Este proceso, es decir, esa digitalización, la llevamos a cabo utilizando agentes conversacionales inteligentes específicos –lo que es equivalente, por así decirlo, a un sistema SIRI o Alexa–, que se desarrollan para poder administrar estos dos test y después se automatiza el tratamiento de los datos. Se están incorporando técnicas de Inteligencia Artificial que permite ir más allá que el análisis de las propias respuestas que dan las personas. Es decir, se pueden identificar cuestiones adicionales incorporando, por ejemplo, el tiempo que tardan en contestar, el análisis de la voz… Todo ello permite mejorar y hacer más completo el tratamiento directo de lasrespuestas.
P.- Entonces, podemos decir que la novedad es el método, es decir, la forma de recabar esa información que ofrece la persona.
R.- Sí, se trata de utilizar esa parte de la IA a través de agentes conversacionales y, posteriormente, analizar esos datos teniendo en cuenta, no solo el contenido en sí mismo, si no aplicando técnicas de IA de aprendizaje automático concreto.
P.- ¿Ha permitido la incorporación de estás técnicas que se analice alguna variable nueva respecto a los métodos tradicionales?
R.- Sí, por ejemplo, lo que avanzaba respecto a los tiempos de respuesta de la persona cuando contesta, las pausas que realiza… Un profesional puede percibir y valorar de manera subjetiva estos datos pero no estaba cuantificado dentro de los test tradicionales. Y ahora sí podemos medir esas variables y observar qué repercusión pueden tener a la hora de determinar si una persona puede tener, o no, indicios de deterioro cognitivo o de depresión. En el caso concreto del deterioro cognitivo, además, hemos realizado un análisis de las características vocales de la voz porque sí que se han observado señales muy relevantes que permiten identificar, por el tono de voz de una persona, si esa persona tiene indicios de sufrir un deterioro cognitivo. E insisto, aunque el profesional puede percibir o identificar esto por cómo le habla el paciente, de esta manera lo podemos llegar a cuantificar.
P.- ¿Qué motivó al equipo de profesionales al frente de Sapiens a desarrollar el proyecto en este ámbito, es decir, en el diagnóstico del deterioro cognitivo y la depresión? Es decir, ¿qué errores se estaban cometiendo en este sentido, si es que los había?
R.- En el caso del deterioro cognitivo, hemos trabajado en proyectos anteriores para su detección a través de ‘juegos serios’ y también técnicas de IA a través de dispositivos táctiles como tablets, smartphones, etcétera y quisimos ir un paso más allá y pasar a la IA mediante la interacción con la voz, que creemos que es mucho más natural. Sobre esa necesidad que motivó el estudio de la detección precoz del deterioro cognitivo es algo en lo que se lleva trabajando desde hace bastantes años. A pesar de que demencias como el Alzheimer, a día de hoy, no tienen cura, sí se sabe que cuanto antes se detecte y se intervenga, puede llegar a ralentizarse su avance y, en consecuencia, conseguir más años de vida de calidad para las personas que llegan a padecerla. Además, recientemente sí parece que algunos medicamentos están teniendo resultados prometedores y podríamos decir que existe una especie de luz al final del túnel. Lo determinante es que estos tratamientos están vinculados a ser administrados en las primeras fases y, por tanto, esto supone que cuanto antes lo detectemos, más probablidades de éxito tendrían dichos medicamentos. La incidencia que puede tener una detección precoz de una demencia es cada vez más evidente, y no solamente para que ese avance de la enfermedad, como decía, sea más lento, si no porque incluso, y si efectivamente los medicamentos son eficientes en el tratamiento de la enfermedad, el diagnóstico debe realizarse cuanto antes. Eso por un lado y, por otro, el tema de la depresión lo hemos incorporado porque es un factor de confusión. Es decir, muchas veces se confunde depresión con deterioro cognitivo y, entonces, tratábamos de establecer un instrumento que permitiera diferenciar ambos diagnósticos y que una persona con depresión, por ejemplo, no sea diagnosticada de deterioro cognitivo y, en consecuencia, no reciba un tratamiento adecuado a su depresión.
P.- ¿Es quizá esta la mayor ventaja que podría ayudar al ejercicio de los profesionales y, de alguna manera, arrojar un poco de luz en esos casos en los que, como hablamos, exista una cierta confusión?
R.- Este sería un instrumento que ayudaría a los profesionales a poder discernir. Por ejemplo, si el sistema de Sapiens diese positivo en depresión, el profesional se plantearía posteriormente el tratamiento que tendría que dar. Hay que tener en cuenta, sobre todo, que estamos hablando de herramientas de apoyo al cribado, no es, en absoluto, un sustituto del diagnóstico clínico o del profesional médico. Evidentemente, cuanta más información se le facilite al profesional, mejor. Se puede dar, incluso, que ambos sistemas diesen positivo y será el profesional quien tenga que ampliar el estudio para determinar el tratamiento o necesidades de ese paciente.
P.- ¿Cómo transcurrió la participación de esas 73 personas mayores que formaron parte del estudio? ¿En qué sentido percibieron, desde el equipo, una buena aceptación de las herramientas que se emplearon?
R.- Recientemente, se acaban de incorporar 20 personas adicionales al estudio a través de Afaga (Asociación de Familiares y Enfermos de Alzheimer de Galicia). Nosotros siempre hacemos un análisis previo de la usabilidad de este tipo de elementos porque, claro, aunque sean muy eficaces, si las personas no los van a usar porque no les gusta, no servirán de nada. En el caso particular de los altavoces inteligentes y los agentes conversacionales, sí detectamos que: en primer lugar, hay más personas mayores de las que creemos que sí que los conocen y que los utilizan, posiblemente gracias a los teléfonos inteligentes; y en segundo lugar, aquellos que no conocían estos sistemas, y una vez los utilizaron, sí opinaron mayoritariamente que eran sencillos y están dispuestos a volver a utilizarlos de manera autónoma.
P.- Ahora, con los resultados obtenidos, ¿cuál será el siguiente paso o qué utilidad tendrán en la práctica? ¿Se incorporará, como decíamos, como herramienta de apoyo para los profesionales…?
R.- Los siguientes pasos son aumentar la muestra de usuarios, que debe ser mucho más elevada para que tenga relevancia estadística. Y a partir de ahí, seguir trabajando. Colaboramos con alguna entidad privada pero también públicas, como la Consellería de Política Social e Igualdade, pues es la que tiene responsabilidades en el ámbito de atención a personas mayores, y sí sabemos que están interesados en estas cuestiones. Desde mi punto de vista, existen varios escenarios en los que sería muy útil emplear este tipo de instrumentos. Por un lado, para que adultos mayores, no necesariamente de edad muy avanzada, que tengan interés en saber si pueden padecer algún tipo de deterioro cognitivo, lo sepan. Es decir, que de manera proactiva quisieran tener esta información. Y sabemos que existe un gran porcentaje de personas que sí querrían conocerlo para tomar medidas al respecto. Y, por otro lado, destacaría dos entornos en los que estos instrumentos tendrían mucha utilidad: los centros de día, a donde acuden mayores que son autónomos; y los centros de salud. De manera que en esos tiempos de espera, cuando la persona acude a su médico de cabecera, por ejemplo, se pudiesen administrar este tipo de instrumentos.