Alexia Falcó: “En las intervenciones asistidas ponemos al perro en el grupo para producir un estímulo en el mayor”
PREGUNTA.- En Proyecto Tan Amigos realizan lo que se denomina intervenciones asistidas con perros (IAP) y algunas de ellas las realizan con personas mayores. ¿En qué consiste exactamente una IAP?
RESPUESTA.- En las intervenciones asistidas con perros se trata de poner a un perro en medio de un grupo con la intención de que se produzca un estímulo que lleve a una persona mayor a desarrollar unos objetivos, que pueden ser físicos, de tipo emocional o cognitivos, dependiendo de la persona que tenemos delante.
En el caso de este colectivo sénior, uno de los más demandados y clásicos son los talleres cognitivos. Estas actividades ya se realizan habitualmente en los centros, porque a veces ocurre que las personas con Alzheimer o con un principio de demencia no quieren participar en otros juegos como los puzles, las sopas de letras o los crucigramas. Esto se debe a que son todavía conscientes de quiénes son y les cuesta participar en estas actividades porque se sienten infantilizados.
Sin embargo, cuando introducimos a un perro en el grupo esto no ocurre. Cuando planteamos un taller de estimulación cognitiva en el que subimos al perro encima de la mesa para que interactúe con las personas mayores, esto crea un clima de bienestar, de juego, en el que todo el mundo participa. En este caso, nadie tiene la sensación de infantilización, las personas mayores están encantadas de que el perro les acompañe y les traiga, por ejemplo, los cartones para jugar al bingo o cualquier otra cosa. Los perros cambian totalmente el enfoque.
P.- ¿Cómo es la metodología de estas intervenciones asistidas y el trabajo que desempeñan en Tan Amigos en una residencia u hogar tutelado?
R.- En nuestro caso, soy la directora del Proyecto Tan Amigos, que comenzó en 2003. Yo soy veterinaria y empecé sacando perros de centros de acogida para convertirlos en perros de trabajo, o sea, para darles una segunda oportunidad.
De aquellas, el trabajo con perros en los centros no estaba para nada popularizado, aunque fuera gratis. Eso ahora ha cambiado mucho.
Se ha demostrado que lo que hacen los perros no lo pueden hacer los profesionales. Por supuesto, no suplen a un profesional, pero sin su ayuda hay ciertas cosas que no pueden conseguir.
Por ejemplo, nosotros vemos a unos 1.000 usuarios a la semana y, en pandemia, los 60 centros en los que trabajamos –de todo tipo: discapacidad, geriatría, escuelas…– estaban cerrados. Teníamos 15 perros parados en casa y sin saber cuándo podríamos volver a realizar las actividades.
Sin embargo, tras realizarse la vacunación en el primer centro de geriatría, en Tarragona, a nosotros también nos vacunaron junto a los trabajadores para que pudiéramos entrar. No podían pasar ni las familias, pero allí estábamos nosotros con los EPI, en las burbujas de los centros para que pudieran ver a los perros, imagínate el nivel de integración.
Nuestros perros no son especiales, simplemente son perros a los que les gusta interactuar con las personas y están acostumbrados a no crear ningún problema añadido. Son perros de segunda oportunidad que están acostumbrados a cumplir órdenes y a jugar de una manera determinada, pero son de distintas razas y tamaños. Hay muchos centros geriátricos con los que llevamos trabajando unos 19 años sin interrupciones, por lo que los perros son parte de la familia.
Con los perros, hemos visto despertares de personas muy atrofiadas cognitivamente hablando y ,que nada más verlos, ya sonreían, es algo primario.
