Pregunta: ¿Es esta tendencia un freno a la hora de que las personas sigan, por ejemplo, actuando y promoviendo la cultura pasada la edad estipulada para la jubilación?
Respuesta:Es que ¿de qué sirve que la ciencia haya avanzado mucho y que podamos estar aquí más tiempo si luego no puedes hacer determinadas cosas? En vez de montar a la gente en autobuses para que se vayan a pasar unos días a algún sitio, que les dejen también, si ellos quieren, seguir haciendo otras cosas. Quien quiera disfrutar de su pensión y no trabajar que lo haga, pero quien no lo quiera hacer, que pueda hacerlo sin perder los derechos adquiridos. Además, si sigues haciendo cosas, eres una persona útil. Sigues rindiendo. La gente mayor no va a quitarle el trabajo a la gente joven. Yo no podría hacer muchísimos papeles. Todos aquellos que son de personas de edades inferiores a los 82 años, que son los que yo tengo, yo ya no los puedo hacer. En otros trabajos supongo que sucederá lo mismo. Yo creo que en todos los campos, se podría dar espacio a las personas que quieran seguir haciendo cosas. Hay quien no quiere estar en una residencia con gente desconocida. Yo respeto a quien quiera llevar esa vida, pero no es mi caso.
Pregunta: A menudo también ha denunciado que muchos senior han querido seguir trabajando, como es su caso, y por ello han visto afectadas sus pensiones. ¿Qué valoración hace de esta realidad?
Respuesta:La jubilación es un derecho adquirido. Yo he cotizado toda mi vida y además he cotizado el máximo para poder tener una jubilación decente. Yo me jubilé 12 años después de lo que me correspondía jubilarme. Pero al jubilarme, al seguir trabajando, me quitan una parte de la jubilación. Yo soy una persona que sigo produciendo pero, sin embargo, pierdo unos derechos adquiridos. Esto me parece que es una cosa tremenda. Creo que la Administración debería fomentar que la gente siguiese trabajando si quiere. Considero que esta situación es un error terrible.
Pregunta: Muchos de sus compañeros de profesión denuncian que en cine y en teatro casi no se crean papeles destinados a ser interpretados por personas mayores. ¿Por qué se ha llegado a esta situación?
Respuesta:Es que lo que escriben es para la sociedad y la sociedad hace como si los mayores no existieran. Por tanto, a la hora de hacer papeles, los mayores tampoco existen. A veces encontrar trabajo es muy difícil.
Pregunta: ¿La experiencia y el bagaje personal han dejado de tener valor a la hora de que los senior decidan sobre su propio destino?
Respuesta:Totalmente. Vivimos en una sociedad en la que las personas mayores no cuentan para nada. Esto es totalmente real. Y eso que estamos en un mundo en el que la gente es cada vez más mayor. Pero todo lo que hay está hecho pensando en los jóvenes. La juventud es maravillosa, pero eres joven durante muy poco tiempo. Ser mayor le acaba pasando a todo el mundo, más tarde o más temprano. Lo que no tiene sentido es vivir en una sociedad que no cuenta con la gente mayor. Yo recuerdo que antes en las familias había un gran respeto hacia los mayores. Simplemente por haber vivido ya tienes una experiencia, independientemente de si eres inteligente o no, o si se tiene razón o no. La sociedad no cuenta con los mayores, no existen. No se habla de ellos, salvo que sea para decir si suben o no su pensión. Esto es bastante triste, la verdad. Yo lo veo desde una situación distinta. Por la profesión que tengo, porque tengo muy buena salud, etcétera, lo veo desde una situación privilegiada, pero no por eso dejo de verlo. Las colonias son para gente joven, las cremas son para recién nacidos… es como si estuviera mal visto ser una persona mayor. Es una cosa tan absurda que no entiendo por qué se hace.
Pregunta: En esta obra actúa junto a Juanjo Artero, que interpreta al hijo de Alejandra, con el que llevaba muchos años sin tener contacto. ¿Representa él una vuelta al pasado y a la reflexión de toda una vida?
Respuesta:Si, realmente lo que hay es un encuentro entre ellos a raíz de una situación límite. Su hijo lleva muchos años fuera y ahora vuelve porque su madre quiere echar la casa abajo. Él es, de sus hijos, el que quizás más se parece a ella. Por eso sus hermanos le proponen que vaya a ver a su madre a ver si él consigue algo. Lo que hacen es un recorrido por la situación límite que está viviendo y se van a momentos de la vida, sobre los que reflexionan. Es una larga conversación que trata muchos temas de la vida en sí misma.
Pregunta: ¿Qué sensaciones está despertando entre el público “La velocidad del otoño”?
Respuesta:Unas sensaciones maravillosas. Está teniendo un gran éxito. La hemos hecho ya casi en toda España. La verdad es que el público la recibe muy bien. Es un buen texto, tiene una muy buena dirección y está todo muy cuidado. Los actores también la estamos haciendo con mucho entusiasmo. Es una obra que tiene mucha ternura, crítica, humor… como la vida misma. Los espectadores se emocionan. Muchos dicen que después de verla tienen ganas de llamar a sus padres. Yo creo que, en general, de alguna manera conseguimos que se piense si a lo mejor se está metiendo la pata con las personas mayores de su entorno.
Pregunta: Alejandra, el personaje que interpreta, se resiste a abandonar su hogar hasta el punto que está dispuesta a echarlo abajo si no se le escucha ¿Tiene afán reivindicativo esta obra?
Respuesta:Sí, yo creo que sí. Esta obra trata de algo de lo que no se habla, que es del dominio que se ejerce sobre las personas mayores. Aborda esa manera en la que se intenta guiar las vidas de las personas a partir de una edad. Se puede estar muy bien de salud pero, no se por qué, la gente de alrededor, con todo el cariño del mundo, se propasa. Hablo en general, pero normalmente la gente mayor puede ser mayor, pero si está bien, puede decidir por sí misma. Eso sí, si por la edad o por una enfermedad no eres capaz de tomar decisiones, está bien que te ayuden.