Valladolid levanta espacios seguros frente al calor y al frío
En Valladolid, donde el termómetro puede pasar de rozar los 40 grados a desplomarse varios días bajo cero, la conversación sobre el clima dejó hace tiempo de ser una cuestión científica para convertirse en una urgencia diaria. Esa doble vulnerabilidad de un clima extremo fue la que llevó al ayuntamiento a planear una red de refugios climáticos que, a diferencia de la mayoría de ciudades españolas, ofrecen protección tanto contra el calor extremo como contra el frío.
La iniciativa se gestó en 2024, en uno de los consejos de seguimiento de la Agenda Urbana AUVA2030, el plan estratégico que cada cuatro meses revisa los avances municipales en sostenibilidad. Tras un verano nuevamente marcado por episodios de calor extremo, surgió una preocupación compartida: ¿Cómo garantizar que las personas más vulnerables tengan un lugar donde resguardarse? El concejal de Medio Ambiente, Alejandro García Pellitero, encargó entonces al área la creación de un primer mapa de refugios de cara al verano de 2025.
La tarea recayó en la Subdirección del Servicio de Medio Ambiente y la AEMVA, dirigida por María José Ruiz de Villa Revuelta, que explica a entremayores los pasos, criterios y retos de una infraestructura que aspira a convertirse en un servicio público esencial en tiempos de cambio climático.
PARA VERANO E INVIERNO
La filosofía detrás de los refugios es sencilla: ofrecer espacios accesibles, climatizados y gratuitos donde cualquier ciudadano pueda protegerse en los episodios de temperaturas extremas. Para el verano, se optó por edificios públicos con sistemas eficientes de aire acondicionado, zonas de descanso y aseos. Pero también se incorporaron parques y jardines, seleccionados por tener fuentes de agua potable, masa arbórea generosa y bancos en sombra, elementos que pueden marcar la diferencia entre soportar el calor o sufrir un golpe de calor. Para el invierno, los criterios cambian, pero la idea es la misma: garantizar el confort térmico. De nuevo, se eligieron equipamientos municipales con buena calefacción y espacios amplios.
En muchas ciudades españolas, la conversación sobre refugios climáticos mira únicamente al verano. Valladolid, en cambio, decidió incluir desde el principio la vertiente invernal. Ruiz de Villa lo explica con un refrán local: “Valladolid tiene tres estaciones: invierno, verano y Campo Grande, que es la estación de tren”. Es decir, frío intenso y calor extremo, sin medias tintas. Por tanto, los refugios se conciben también como un salvavidas para mayores con pensiones bajas o familias que no pueden permitirse encender la calefacción lo deseado. “En estos centros pueden pasar unas horas cómodos”, explica.
La red se articula, principalmente, a través de centros cívicos y centros de vida activa, lugares ya integrados en la vida cotidiana de los barrios. Su elección no es casual: además de estar distribuidos por toda la ciudad, cuentan con personal, climatización y accesibilidad, y su uso como refugios no interfiere, a priori, con las actividades habituales.
El acceso es sencillo, sin burocracia y sin estigmas: “Todos los ciudadanos pueden acceder”, recalca Ruiz de Villa. El principal reto ahora es ampliar la red, especialmente en verano, cuando la apertura de algunos edificios es limitada. El ayuntamiento trabaja en adaptar más instalaciones para que cumplan los requisitos mínimos de confort térmico.
ACOGIDA POSITIVA
Aunque la iniciativa fue bien recibida cuando se anunció públicamente, el ayuntamiento reconoce que todavía no dispone de un sistema de evaluación específico sobre el uso real de estos espacios. No obstante, la previsión es ampliar progresivamente la red. Ruiz de Villa cree que la clave del futuro, en un clima que parece estrechar cada año más sus márgenes, está en “seguir consolidando espacios seguros para que toda la ciudadanía, especialmente los más vulnerables, pueda encontrar alivio en los episodios climáticos extremos”, una realidad que ya no es excepcional sino estructural.
