Uso responsable de los fármacos para evitar los riesgos y peligros de la automedicación

Concretamente, según la compañía Pfizer, se calcula que entre el 10% y el 30 % de la población se automedica y, de ese porcentaje, el 70% suele ser víctima de reacciones no deseadas. Asimismo, el acto de consumir medicamentos sin control de un profesional se incrementa con la edad.
La doctora Olga Laosa Zafra, farmacóloga clínica de la Fundación por la Investigación Biomédica del Hospital Universitario de Getafe, apunta a que esto se debe a muchas razones, entre ellas, a una acumulación de fármacos en el domicilio debido a la medicación sobrante de otras ocasiones, a la falta de información, al exceso de confianza derivado de prescripciones previas y al boca a boca.
El consumo de fármacos, sin control médico o farmacéutico, comporta una serie de riesgos para la salud que en la mayoría de los casos son desconocidos por la ciudadanía: toxicidad; falta de efectividad; dependencia o adicción; enmascaramiento de procesos clínicos graves; interacciones con otros medicamentos o alimentos que la persona esté tomando; y resistencia a los antibióticos.
En relación con estos efectos secundarios, recientemente, el Comité para la Evaluación de Riesgos en Farmacovigilancia europeo (PRAC) analizó el riesgo cardiovascular asociado a la administración de ibuprofeno, y determinó que el uso abusivo de este medicamento se asocia a un incremento del peligro cardiovascular.
En el caso de las personas mayores, la automedicación puede acarrear, según indica la doctora Laosa, “interacciones, aparición de efectos indeseables, falta de eficacia de otros fármacos prescritos por el médico que se traducen en incrementos innecesarios de dosis por una supuesta falta de eficacia o en un incremento de toxicidad por la interacción de ambos, polimedicación, errores de medicación y duplicidades, y falta de cumplimiento de la medicación prescrita por el médico”.
Asimismo, la farmacóloga clínica enumera qué medicamentos son los que principalmente toma el colectivo senior por su cuenta, “analgésicos y antiinflamatorios no esteroides, antibióticos, productos de herbolario, laxantes, antigripales y protectores gástricos”.
Beneficios de la automedicación
No todos los aspectos de la automedicación son negativos, según la Organización Mundial de la Salud (OMS) si se hace de una manera responsable puede ser una forma de atención sanitaria válida en los países occidentales.
La consecuencia positiva de la toma de medicamentos que se dispensan sin receta (EFP) sería la solución de problemas, no muy importantes, de salud de forma autónoma y complementaria a la labor del profesional médico, evitando el colapso de los recursos sanitarios cuando no son necesarios, e incrementando la autonomía y responsabilidad personal en el cuidado de la salud. Pero para ello, es importante enseñar a la ciudadanía a automedicarse de forma adecuada.
La doctora Laosa indica que otras opciones a contemplar para evitar los efectos adversos de la automedicación serían restringir la lista de medicamentos que se pueden adquirir sin receta, la prescripción de tratamiento por número de unidades a consumir y no por envases completos, y “también es necesario que el médico de familia tenga un completo control de la medicación que toma el sujeto, incluidos los productos de herbolario, insistiendo en la importancia de realizar una historia adecuada de la medicación consumida, tanto la prescrita como la OTC (medicamento de venta libre)”, concluye.
Consejos básicos sobre la automedicación
- No tomar ningún medicamento con receta sin que haya sido prescrito por un médico.
- En el caso de los medicamentos que se dispensan sin receta, se recomienda pedir consejo al farmacéutico.
- En caso de enfermedades crónicas, consultar siempre al médico antes de tomar ningún medicamento.
- La duración de la automedicación con EFP tiene que ser razonable. Si los síntomas continúan, o el estado de salud empeora, hay que consultar con el médico.
- Informar al médico de todos los medicamentos que se toman o han tomado (también hierbas medicinales, vitaminas, suplementos dietéticos, homeopatía, etcétera).
- Leer y conservar el prospecto de todos los medicamentos. Es importante saber qué se toma, para qué se toma, cómo y cuándo.
- Conservar los medicamentos en su embalaje original ya que contiene información importante como la caducidad, el lote, si se debe guardar en nevera, etcétera. Además, el embalaje protege el medicamento y garantiza su adecuada conservación.
- Evitar el consumo de alcohol cuando se estén tomando medicamentos porque puede afectar a la capacidad de reacción.