Un modelo matemático puede reducir los tiempos de espera en la atención sanitaria a las personas mayores
Son muchas las voces expertas que llevan años insistiendo en la necesidad de optimizar la atención sanitaria. Teniendo en cuenta que los avances tecnológicos son una herramienta imprescindible, implementar sus posibilidades de las mismas en este sector es casi imperativo. En este sentido, uno de los colectivos que más recursos utiliza en el ámbito hospitalario es el de las personas mayores que, además, suelen permanecer innecesariamente mucho tiempo en una cama de hospital cuando ingresan en un hospital. Esto se debe a que no hay suficiente espacio para la atención posterior, lo que resulta poco beneficioso para el paciente y también costoso para el sistema. Este es el punto de partida para la matemática Rebekka Arntzen, de la Vrije Universiteit Amsterdam, que desarrolló un modelo para mejorar el flujo de atención posterior, que ha extraído del sistema neerlandés. Mediante una simulación por ordenador, ha reproducido los procesos de atención a las personas mayores y ha simulado alternativas. También ha utilizado microdatos de la Oficina Central de Estadística de los Países Bajos (CBS) y ha realizado entrevistas y encuestas. Los resultados del estudio de simulación muestran que es posible hacer un uso óptimo de la capacidad, reducir los tiempos de espera y, al mismo tiempo, satisfacer los deseos de las personas mayores.
CONCLUSIONES
En su opinión, los problemas de flujo se deben, en parte, a los largos tiempos de espera en las residencias de personas mayores, que presionan al sistema de atención «hacia arriba». En la actualidad, las listas de espera de las residencias son gestionadas por las propias instituciones, sin una coordinación central. Por tanto, con esa coordinación central, habría que elegir a qué paciente se le da prioridad, en función de factores como el tiempo de espera y la preferencia del paciente por una residencia en particular. Arntzen desarrolló un método matemático que calcula qué persona es la más adecuada para una cama disponible.
Según Arntzen, sería mejor que las listas de espera en los centros de atención a largo plazo se gestionaran de forma centralizada. «La situación actual se puede comparar con un supermercado, donde te quedas atascado en una cola lenta», explica. «Mientras tanto, en otras colas se avanza más rápido y no te permiten cambiar de puesto. Esto también ocurre en las residencias de personas mayores, pero es menos visible. Al centralizar las listas de espera, obtenemos más control sobre los tiempos de espera y flexibilidad en la colocación, por ejemplo, con un modelo de asignación» .
En el caso de los cuidados de corta duración, Arntzen –quien defenderá su tesis doctoral el 12 de febrero– afirma que no siempre faltan camas, pero sí muchas opciones de ingreso. «Invertir en buenas opciones de ingreso evita muchos ingresos hospitalarios no deseados y costosos, en los que las personas mayores suelen empeorar innecesariamente. Estas mejoras hacen que la atención sea más eficiente y más humana».