Osteoporosis, la enfermedad “silenciosa” que padecen 2,5 millones de mujeres en España

Se estima que en el mundo hay aproximadamente 200 millones de personas afectadas; tan solo en Europa, EE UU y Japón se calculan unas 75 millones. Concretamente, en España los datos oficiales hablan de 3 millones de personas que padecen osteoporosis, siendo mayoritariamente mujeres (2,5 millones), aunque solo el 18% de los pacientes está diagnosticado. Un 35% de las mujeres mayores de 52 años tiene osteoporosis, alcanzando el porcentaje de casi un 60% en mayores de 70 años, sin embargo solamente un 10% recibe tratamiento.
La bajada hormonal que conlleva la etapa menopáusica en las mujeres, reduce también la protección de sus huesos, por ello se aconseja el refuerzo de calcio en mujeres en edad adulta. Sin embargo, las recomendaciones son 'comenzar a tomar calcio desde la infancia y así poder llegar con la máxima reserva de calcio posible para alcanzar el pico de masa ósea aproximadamente sobre los 25 años. Además, se debe continuar con una ingesta de calcio adecuada durante toda la vida', explica Carmen Sánchez Chicharro, presidenta de la Asociación Española Contra la Osteoporosis (Aecos).
Erróneamente se relaciona la ingesta de calcio con un alto consumo de lácteos, cuando el calcio que mejor se absorbe no es el de los lácteos. Así, existen otros alimentos con gran aporte de calcio como las almendras, sardina en aceite, garbanzos, espinacas, tofu, col rizada, algas, semillas de sésamo o de amapola.
Una enfermedad 'silenciosa'
La osteoporosis es una enfermedad 'silenciosa' porque no presenta síntomas y suele identificarse una vez que se sufre una fractura de hueso como consecuencia de una caída. Las fracturas más comunes ocurren en la columna vertebral, muñeca y cadera.
Por ello, desde entidades como Aecos, integrada en la Confederación Española de Pacientes Reumáticos (Confepar) y que aglutina a 56 asociaciones, recomiendan tanto para las personas con osteoporosis como para prevenir el desarrollo de la enfermedad, ejercicio físico siempre que no fuerce la espalda y supervisado por un especialista. Asimismo, pautan adoptar posturas corporales correctas con el fin de tratar posibles deformidades como la cifosis o joroba. 'El llevar una vida sedentaria podría influir directamente de alguna forma en el desarrollo de la enfermedad, dado que al estar sentado y no realizar ejercicio físico, no se fortalecen los huesos', advierte Sánchez Chicharro.
Una de las dimensiones menos tratada de la osteoporosis se refiere a los efectos psicosociales que se derivan de las fracturas vertebrales, y que, como recuerda la presidenta de Aecos, 'cuando se habla de osteoporosis se suele asociar con la consabida fragilidad ósea, pero también provoca el encorvamiento de la columna vertebral y el abombamiento del vientre, disminuyendo ostensiblemente la estatura. También se experimentan otros cambios corporales, como la disminución del peso y de la estatura, acompañados del aumento ostensible del vientre que obligan a que la persona deba reestructurar su imagen corporal, objetivo que no siempre se logra. Con estas dificultades, el impacto psicológico de la enfermedad provoca sentimientos negativos y baja autoestima'. Si, además, tenemos en cuenta que un gran porcentaje de pacientes son mujeres y que sobre ellas recae una mayor presión sobre su imagen y su cuerpo, es habitual que desarrollen una percepción negativa sobre sí mismas y su propio cuerpo.
Por otra parte, Carmen Sánchez Chicharro remarca que la fragilidad ósea puede provocar sensaciones de debilidad e incapacidad, ya que una persona que antes se valía por si misma, de repente, empieza a sentir dolores y cansancio, lo que limita su día a día. 'Ante la aparición de estos síntomas es aconsejable buscar ayuda profesional para poder aceptar esta nueva situación', concluye la presidenta de Aecos.