DIRECTORA MÉDICA DE ORGANON ESPAÑA
María Dolores Canela Gómez: “Hay que impulsar políticas sanitarias equitativas para responder mejor a las necesidades de la mujer”

PREGUNTA.- El 28 de mayo tuvo lugar el Día Internacional de Acción por la Salud de las Mujeres, una fecha establecida en 1987 que pone el foco en los múltiples desafíos que afectan al género femenino en materia de atención sanitaria. Han pasado ya muchos años desde su instauración, sin embargo, sigue siendo necesario. ¿Cuáles considera que son los escollos, a día de hoy, para conseguir que el derecho a una salud integral de las mujeres sea real?
RESPUESTA.- Aunque en los últimos años se han logrado avances significativos en el ámbito de la salud integral en las mujeres, todavía existen importantes desafíos. Uno de los principales sería la falta de conocimiento sobre cómo la propia biología de las mujeres (sus genes y hormonas) condiciona el bienestar de su salud de forma muy distinta a la de los hombres. Las diferencias biológicas (sexo) y psicosociales (género) continúan sin ser consideradas de forma adecuada en la investigación –donde el sujeto estándar a estudio suele ser el hombre–, y tampoco se tienen presentes en la práctica clínica. Esto ocasiona desigualdades en el diagnóstico y en el abordaje temprano de las enfermedades, o también puede conducir a la elección de tratamientos menos efectivos y/o seguros para nosotras, por falta de estudios y datos clínicos concluyentes, específicos en mujeres.
Me gustaría reforzar así que todavía queda bastante por investigar para comprender y poder actuar en las causas de las diferencias epidemiológicas y clínicas de numerosas patologías, muchas de ellas crónicas y muy prevalentes, como las enfermedades cardiovasculares, que se asocian generalmente a los hombres pero que son la primera causa de muerte de las mujeres españolas. Además, debemos reflexionar acerca de las razones que expliquen que la carga de la enfermedad pudiera ser diferente en las mujeres debido a su entorno social y familiar. Un ejemplo muy claro sería la migraña, tres veces más frecuente en mujeres, pero también más incapacitante en ellas, y con una carga sintomática también muy distinta por el contexto personal y laboral de las afectadas.
Con todo ello, para poder realmente lograr mejoras en la salud de las mujeres, debemos tener una nueva mirada hacia los pacientes (mujeres y hombres) teniendo en cuenta el contexto económico, social y familiar (qué grado de conciliación consiguen o si tienen personas dependientes a su cargo), porque esto afectará a su salud y a sus posibilidades de buscar atención sanitaria”.
P.- Organon, con la colaboración de la Universidad de Alicante realizó una encuesta pionera ‘Mujeres y la Salud’ –dirigida por María Teresa Ruiz Cantero, catedrática de Medicina Preventiva y Salud Pública– entre 1.504 mujeres residentes en España entre 18 y 75 años, sobre cómo perciben su estado de salud, cuáles son sus necesidades y cómo se puede contribuir a su mejora. Sus respuestas son muy reveladoras y también desconcertantes. Hablemos sobre algunos de ellos. Por ejemplo, el 49% de las encuestadas tenía la percepción de que, ante una misma enfermedad o problema de salud, a las mujeres no se les escucha y no se les realiza el mismo esfuerzo para el diagnóstico y para el tratamiento que a los hombres. Esta es percepción de las pacientes mujeres, pero en su opinión, ¿cuánto hay de cierto?
R.- Es importante recalcar que estos datos de la encuesta reflejan una percepción o sentimiento por parte de la población femenina. Sin embargo, la idea de que, ante una misma enfermedad o problema de salud, las mujeres no sientan que reciben la misma atención, esfuerzo diagnóstico o tratamiento que los hombres no debe pasarse por alto. Es comprensible que esta sensación esté tan extendida, ya que durante años la medicina se ha basado en modelos centrados en el sexo masculino, y hemos realizado un ejercicio simplista de meramente extrapolar los resultados a las mujeres, sin profundizar en las diferencias biológicas y psicosociales. Por ello, es fundamental avanzar hacia este cambio de paradigma para conseguir una atención más personalizada y sensible a los determinantes de salud de las mujeres para lograr mejoras en su atención sanitaria.
P.- En paralelo, ¿cómo es la autopercepción de su propia salud a la luz de los resultados? ¿No parece que minimizan su estado o lo hacen por la menor capacidad de conciliación? Si es así, desde su punto de vista, ¿qué consecuencias conlleva?
R.- Muchas mujeres tienden a minimizar su estado de salud debido a la carga de responsabilidades y a la falta de conciliación entre la vida laboral y familiar. O también, por algo en donde seguro todos tenemos un ejemplo presente: priorizar el cuidado de nuestros seres queridos por encima del propio. Esta situación puede llegar a retrasar la búsqueda de atención médica, lo que a su vez puede conducir a diagnósticos y tratamientos más tardíos. Por ello, es fundamental promover la educación sobre la importancia del autocuidado, así como implementar políticas que faciliten una mejor conciliación entre los diferentes ámbitos de la vida, para que todos podamos priorizar nuestra salud sin remordimientos ni dificultades.
P.- Otro asunto relevante es que estas pacientes suelen acudir solas al médico. En este sentido, llama la atención que entre los 66 y los 75 años, el 69% de las mujeres continúa acudiendo solas a las consultas. ¿Por qué sucede esto?
R.- Que un alto porcentaje de mujeres entre 66 y 75 años acuda sola a las consultas médicas puede deberse a muchos factores como, por ejemplo, su autonomía e independencia. Sin embargo, también puede ser una señal de alerta, entre otros motivos, por el drama de la soledad, por no querer alarmar a sus familiares o personas a las que cuidan, o porque simplemente ellas mismas infravaloran la importancia de su propia salud.

P.- El contexto social y económico. ¿Qué importancia tienen en la salud de las mujeres a la luz de sus respuestas?
R.- El contexto social y económico puede influir mucho en la salud de las mujeres. Factores como el acceso a la educación, la estabilidad económica o el apoyo de la familia y la comunidad afectan no solo a la posibilidad de acudir al médico, sino también al bienestar general. La falta de educación o de conciencia sobre lo que favorece o afecta su salud puede dificultar la adopción de hábitos saludables o la búsqueda temprana de atención médica. Por ejemplo, cuando las condiciones económicas son difíciles, o hay poco tiempo para dedicarlo a una misma, muchas veces la propia salud queda en segundo plano. De ahí la importancia de tener en cuenta el contexto familiar, social y económico de los pacientes en la consulta médica, ya que todo eso puede terminar afectando a su salud.
P.- Con todos estos resultados, ¿qué medidas considera que habría que fomentar para mejorar esa asistencia sanitaria entre las mujeres?
R.- Para mejorar la salud integral de las mujeres, hay que aplicar una nueva perspectiva, una nueva mirada en el abordaje de enfermedades que afectan de manera exclusiva, mayoritaria o diferente a las mujeres. En los ensayos clínicos se deben incluir a más mujeres, y desde las fases más tempranas, de forma que su participación sea proporcional a cómo les afecta cada enfermedad. También hay que tener en cuenta cómo impactan los factores socioeconómicos en hombres y mujeres, así como fomentar programas educativos que promuevan la concienciación y la importancia del autocuidado. Además, es necesario impulsar políticas sanitarias que aseguren la equidad en la atención sanitaria, y contribuir a la formación de los profesionales sanitarios para que puedan responder mejor a las necesidades específicas de cada mujer.
P.- Finalmente, me gustaría hablar de su nombramiento reciente como nueva directora médica en España de Organon, una entidad que –desde su nacimiento hace cuatro años– tiene como objetivo prioritario conseguir que la salud femenina se convierta en una prioridad sanitaria y promocionar la equidad en el ámbito asistencial. ¿Cómo ha asumido esta noticia y qué retos se plantea en este camino?
R.- Estoy muy ilusionada con este nuevo rol y, profundamente agradecida por esta oportunidad. Como mujer no hay orgullo mayor que el formar parte del comité de dirección de una compañía con estos valores tan únicos y centrados en la mejora de nuestra salud. Crear avances para la salud de las mujeres es un propósito muy importante y sobre el que se pueden obtener resultados reales, con trabajo, dedicación y compromiso. El reto que tenemos es impulsar estudios, investigaciones y proyectos que vayan cambiando los protocolos de la práctica asistencial y lograr así que se consolide esta nueva mirada a la salud integral de las mujeres.