sábado, 14 junio 2025
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La incontinencia urinaria, que afecta a casi un 90% de mujeres mayores institucionalizadas, necesita más atención

Acaba de presentarse la Alianza contra la IU, una entidad que busca visibilizar, abordar y mejorar la asistencia de un problema de salud pública creciente

Nueve sociedades científicas y asociaciones de pacientes, con el apoyo de la compañía de tecnología médica Becton Dickinson, acaban de presentar la Alianza contra la Incontinencia Urinaria (ALiNUR). El objetivo es visibilizar, abordar y mejorar la atención a la incontinencia urinaria (IU) en España, un problema de salud pública creciente que debe ocupar un lugar prioritario en la agenda sanitaria. Los datos ratifican esta necesidad. Se estima que cerca de tres millones de personas en España conviven con la incontinencia urinaria, afectando especialmente a las mujeres mayores institucionalizadas, que presentan enfermedades crónicas polimedicación o movilidad reducida, donde la prevalencia alcanza un 89,5%. A pesar de estas cifras, la IU continúa siendo una condición altamente infradiagnosticada, infratratada y estigmatizada, lo que obstaculiza gravemente el acceso a una atención adecuada.

Los miembros de ALiNUR han elaborado un documento de consenso, Retos y propuestas para la mejora de la continencia urinaria femenina en España, donde los expertos señalan la necesidad de desarrollar un abordaje específico que responda a las múltiples necesidades no cubiertas de esta patología. Entre ellas, destaca la importancia de implementar programas de formación específica dirigidos a profesionales sanitarios, así como acciones de educación en torno a la patología para pacientes y familiares, de modo que se les capacite para el diagnóstico ágil y el control de la enfermedad.

“Reforzar la preparación de los médicos de familia e impulsar las figuras de la enfermera de enlace o la enfermera gestora de casos resulta fundamental para el manejo de la incontinencia urinaria. No solo en cuestión de diagnóstico y seguimiento de la enfermedad, sino para mejorar la coordinación entre niveles asistenciales, la continuidad asistencial y la atención de los y las pacientes”, sostiene María Victoria García, miembro de la Junta Directiva de la Sociedad Española de Enfermería Geriátrica y Gerontológica (SEEGG) y miembro de la Alianza. “El impulso de unidades especializadas en el manejo de incontinencia urinaria facilitarían que cada paciente reciba la atención más adecuada según su situación clínica. Un hecho especialmente relevante para los casos más complejos”, concluye García.

Para alcanzar esta adecuación de la atención de las pacientes y garantizar el acceso rápido y óptimo a tratamiento, ALiNUR reclama que se garantice que las mujeres que padecen esta condición tengan acceso a todas las alternativas terapéuticas disponibles en el mercado nacional, incluyendo las soluciones terapéuticas innovadoras. Por ello, resulta también crucial incentivar la investigación en torno a esta patología en diversas poblaciones.

Contar con datos actualizados sobre la prevalencia en nuestro país a través de una muestra representativa, facilitaría una mejor comprensión de la magnitud e impacto de la incontinencia urinaria en la salud. La innovación en esta materia contribuiría notablemente al desarrollo de nuevos tratamientos y dispositivos sanitarios que podrían ofrecer soluciones efectivas, seguras y accesibles, especialmente para las pacientes donde el abordaje es paliativo”, subraya Irene Díez Itza, presidenta de la Sección de Suelo Pélvico de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO).

COSTES, CONSECUENCIAS E IMPACTO AMBIENTAL

El abordaje de la IU femenina en nuestro país genera un impacto económico tanto en términos de costes directos como indirectos, en Europa se estima que la carga económica supera los 69.000 millones de euros anuales. En España, solo el uso de productos absorbentes representaba el 59% del total de productos sanitarios prescritos en 2022, con su consiguiente repercusión a nivel ambiental, generando más de 172.000 toneladas de residuos anuales derivados de la eliminación de pañales de un solo uso, cuya degradación completa puede tardar hasta 500 años.

También hay que resaltar los problemas asociados en términos de salud mental que a menudo acompañan a esta condición. A nivel psicosocial, estudios recientes muestran que hasta un 30% de las mujeres con IU presenta síntomas de depresión, consecuencia directa del estigma, la pérdida de autonomía y el deterioro de la calidad de vida. “Un factor fundamental que contribuye a este impacto es el estigma asociado a la incontinencia urinaria. Muchas mujeres sentimos vergüenza y temor a ser juzgadas, por lo que no lo compartimos con los profesionales sanitarios. E incluso ni siquiera con nuestro propio entorno. Esta situación contribuye al aislamiento social, la disminución del autoestima y problemas emocionales como la depresión”, explica Àngels Roca, presidenta de la Asociación Incontinencia ASIA. “Poner en marcha acciones de sensibilización social contribuiría notablemente a reducir este estigma, así como a fomentar entornos más comprensivos y adaptados a las necesidades de las personas afectadas”, concluye.

LAS PERSONAS MAYORES

La IU afecta a entre el 20% y el 25% de la población geriátrica, con cifras que superan el 50% en residencias para personas mayores. Sin embargo, solo una minoría de pacientes consulta al médico, lo que refleja un importante infradiagnóstico y subregistro. A esta situación contribuyen factores como la falta de educación sanitaria, la escasa sensibilización de los profesionales y la percepción errónea de que la IU es una consecuencia inevitable del envejecimiento.

Los expertos señalan que el manejo eficaz de la IU en este grupo requiere un enfoque multidisciplinar, que combine tratamientos farmacológicos y no farmacológicos, sobre todo en aquellas pacientes donde el abordaje es paliativo. En entornos institucionalizados, además, la elevada prevalencia plantea retos añadidos en cuanto a recursos, formación del personal y protocolos de atención.

“La IU sigue siendo una gran invisibilizada en la atención a las personas mayores. Es fundamental promover intervenciones centradas en la dignidad y la calidad de vida de quienes la padecen”, subraya María Victoria García.

LAS ENTIDADES QUE FORMAN PARTE DE LA ENTIDAD

ALiNUR está respaldada por la Asociación Española de Enfermería en Urología (ENFURO); la Asociación Española de Urología (AEU); la Asociación Incontinencia ASIA; la Sociedad Española de Enfermería Geriátrica y Gerontológica (SEEGG); la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO); la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (SEMFyC); la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen); la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG); y la Sociedad Iberoamericana de Neurourología y Uroginecología (SINUG).

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Redacción EM
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Información elaborada por el equipo de redacción.

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