El Instituto de Investigación Sant Pau revela avances importantes en la comprensión del Alzheimer en personas con síndrome de Down
Investigadores del grupo de Neurobiología de las Demencias del Instituto de Investigación Sant Pau (IR Sant Pau) han publicado dos estudios pioneros en las revistas Alzheimer’s & Dementia y Neurology, que revelan avances clave en la comprensión del Alzheimer en personas con síndrome de Down (SD). Así, han demostrado la relación existente entre las hiperintensidades en la sustancia blanca y las microhemorragias cerebrales con el desarrollo de esta enfermedad en esta población.
Los estudios en personas con SD son cruciales, ya que esta población presenta un riesgo genético altamente determinado para el desarrollo del Alzheimer debido a la triplicación del cromosoma 21. Esta condición genética provoca una producción excesiva de beta-amiloide, una de las principales características biológicas de esta patología. Esto hace que casi todas las personas con SD presenten signos biológicos de la enfermedad a partir de los 40 años, aunque los síntomas clínicos puedan aparecer más tarde. Este fenómeno convierte al SD en un modelo único para estudiar los mecanismos iniciales del Alzheimer y sus interacciones con factores cerebrovasculares, ofreciendo datos que también pueden ser aplicables a la población general. “La esperanza de vida de las personas con SD ha aumentado significativamente en las últimas décadas, pero este éxito ha puesto de manifiesto la necesidad de abordar el creciente impacto del Alzheimer en esta población”, destaca Alexander Bejanin, investigador del grupo de Neurobiología de las Demencias del IR Sant Pau y coordinador de los dos estudios publicados. “Nuestros estudios nos permiten identificar factores clave que podrían mejorar la detección precoz y el pronóstico de la enfermedad, no solo en personas con SD sino también en la población general”.
HSB, INDICADORES CLAVE
Las hiperintensidades en la sustancia blanca (HSB) se detectan a través de resonancia magnética como zonas brillantes en el cerebro. En personas con SD, estas lesiones aparecen antes y con más severidad que en la población general. Son indicadores clave de problemas cerebrovasculares y están estrechamente vinculadas con la progresión del Alzheimer.
Según Alejandra Morcillo-Nieto, autora principal del estudio publicado en Alzheimer’s & Dementia, “las HSB son clave para entender cómo se relaciona la enfermedad cerebrovascular con el Alzheimer en personas con SD. Estas lesiones son especialmente prevalentes en regiones periventriculares, frontales, parietales y occipitales, y ha sido la primera vez que se realiza un estudio para identificar las áreas donde son más habituales en esta población”.
Los resultados del estudio, que analizó a 261 adultos con SD y 131 adultos sin esta condición, muestran que “las HSB aumentan con la edad y están correlacionadas con biomarcadores como la beta-amiloide y la tau fosforilada, lo que sugiere una conexión directa con la fisiopatología del Alzheimer de forma independiente a riesgos vasculares”, comenta Morcillo-Nieto. Además, estas anomalías se relacionan con el estado clínico, lo que sugiere que podrían estar influyendo directamente en el deterioro funcional.
MICROHEMORRAGIAS CEREBRALES, PIEZA FUNDAMENTAL
Las microhemorragias cerebrales son pequeños depósitos de sangre en el cerebro que pueden indicar daño vascular y están asociadas con el Alzheimer. En personas con SD, estas lesiones son más frecuentes y se concentran principalmente en regiones posteriores del cerebro, como el cerebelo y las áreas occipitales. Esta es una de las conclusiones del estudio publicado en Neurology y, aunque no son exactamente las mismas áreas que en el caso de las HSB, sí se puede afirmar que están muy relacionadas.
Según Sára Zsadanyi, autora principal del estudio, “las microhemorragias son una pieza fundamental para comprender el riesgo de complicaciones en terapias antiamiloides. Su prevalencia creciente con la edad nos permite identificar mejor los momentos clave para intervenir”. El estudio identificó microhemorragias en el 20% de las personas con SD, en comparación con solo el 8,9% en controles sanos.
Estas lesiones aumentan no solo con la edad, sino también con la severidad clínica, pasando del 12% en estadios iniciales al 35% en fases avanzadas de demencia. Los resultados también muestran una correlación con biomarcadores del alzhéimer, destacando su relevancia para el seguimiento y tratamiento de esta población vulnerable.
VALORACIÓN DE LAS CONCLUSIONES Y SUS EXPECTATIVAS A FUTURO
Según Alexandre Bejanin, “con nuestros estudios queremos destacar el papel crucial de la caracterización de estas dos lesiones vasculares en el desarrollo de nuevas terapias contra el Alzheimer”. Bejanin también subraya que los resultados “no solo son relevantes para el SD, sino que tienen implicaciones más amplias para la comprensión del Alzheimer en general”. Estos descubrimientos tienen un impacto directo en la gestión y el tratamiento de la enfermedad. “Con la llegada de nuevas terapias antiamiloides, estas lesiones son un factor crucial a tener en cuenta, ya que pueden incrementar el riesgo de efectos adversos”, advierte Bejanin. Esto refuerza la importancia de utilizar imágenes por resonancia magnética para monitorizar la progresión de la enfermedad y personalizar los tratamientos.
La investigación también abre la puerta a explorar nuevas estrategias preventivas y terapéuticas. Según Bejanin, “los estudios en SD permiten entender mejor la relación entre las lesiones vasculares y el Alzheimer, ofreciendo una oportunidad única para aplicar estos conocimientos a la población general”. Los investigadores subrayan que estos hallazgos podrían mejorar la comprensión del papel de las lesiones vasculares en el Alzheimer, tanto como causa como consecuencia de la enfermedad.