La artritis reumatoide (AR) es una enfermedad autoinmune inflamatoria crónica que no tiene cura, pero que, gracias a los avances en medicina, cuenta con una variedad de tratamientos que permite a los pacientes poder convivir con la enfermedad y mantener su calidad de vida. Profundizar en las nuevas terapias disponibles fue una de las partes del curso
‘Lo mejor del año en AR 2019’, organizado por la
Sociedad Española de Reumatología, con la colaboración de
Lilly.
“Nos encontramos en un momento muy interesante, con la inminente aparición de nuevos inhibidores de quinasas, el uso creciente en práctica clínica habitual de los inhibidores de quinasas ya comercializados y la implementación de biosimilares de etanercept, rituximab y adalimumab, lo que probablemente va a significar un control de la artritis reumatoide con un aumento de la eficiencia y de la sostenibilidad del sistema nacional de salud”, afirmó José Luis Andréu, presidente Emérito de la SER y uno de los coordinadores del curso. Además, el experto señaló que en un futuro próximo “las estrategias de terapia por objetivos van a traducirse en un control más exhaustivo de la actividad inflamatoria de la enfermedad que condicionará un mejor pronóstico a largo plazo en la mayoría de los pacientes con artritis reumatoide”.
José Luis Pablos, uno de sus compañeros en la coordinación del curso y jefe de Servicio de Reumatología del Hospital Universitario 12 de Octubre, coincidió en que el futuro se presenta muy atractivo, ya que hay numerosas áreas muy activas en la investigación de la AR, desde la epidemiología a la investigación traslacional y el desarrollo de nuevas terapias. Durante el curso, Pablos destacó que “existen nuevas áreas de interés, como la relación entre el metabolismo y la inflamación inmunomediada o el papel del microbioma. Se progresa en el conocimiento de las bases celulares de la AR, en particular en los cambios en las células residentes, macrófagos y fibroblastos, con el objetivo futuro de desarrollar abordajes terapéuticos alternativos a la inmunomodulación. Prosigue la búsqueda de marcadores fenotípicos y biológicos con utilidad clínica, con nuevos abordajes como las nuevas tecnologías de análisis masivos de datos (big data), orientados a la Medicina de precisión en la AR”.
Además, a este resumen sobre lo que se está haciendo en investigación, habría que incluir que, desde el punto de vista terapéutico, existen numerosos ensayos en marcha orientados a la prevención de la AR o a su tratamiento más precoz, en fases de "pre-artritis", tema que también se trató durante el curso ‘Lo mejor del Año en AR 2019’.
“También se progresa en el desarrollo de nuevas terapias, con nuevas moléculas en diferentes fases dirigidas a algunas nuevas dianas como GM-CSF, y un especial protagonismo de las pequeñas moléculas inhibidoras de las proteína-quinasas, tanto de los nuevos inhibidores de JAK como de antagonistas de otras vías intracelulares”, concluyó Pablos.
DIETA Y EJERCICIO, TAMBIÉN SON CLAVES
Al margen del tratamiento y la atención específica del reumatólogo, los pacientes con AR deben tener en cuenta otros aspectos relacionados con su estilo de vida, que pueden contribuir a mejorar su día a día. En este sentido, el ejercicio físico ha mostrado tener un impacto positivo sobre la enfermedad.
“Un ejercicio físico moderado es altamente recomendable. Asimismo, el control de factores de riesgo cardiovascular como hipertensión, diabetes y obesidad también es fundamental, dado que los pacientes con AR presentan un mayor riesgo cardiovascular”, señaló Iván Ferraz, otro de los coordinadores del curso. Para este reumatólogo del Hospital Universitario de Canarias, también resulta fundamental para los pacientes con AR “el cese del hábito tabáquico, ya que la presencia de este tiene consecuencias negativas sobre la enfermedad e incluso favorece su aparición”. Además, señala que el control de peso también es importante ya que el sobrepeso tiene consecuencias deletéreas sobre la respuesta a determinados fármacos que se usan en la enfermedad.