Pregunta.- ¿Se podría extender el proyecto en el futuro a otras zonas del cuerpo?
Respuesta.- Sí, a cualquier articulación del cuerpo. Nosotros nos hemos centrado en la rodilla, pero este método sirve para cualquier otra zona, como por ejemplo las manos. Este va a ser un método muy versátil porque se basa en la unión de diferentes tecnologías y biomateriales, y según cómo se combinen, la aplicación final del producto puede ser una u otra.
P.- Como se imprimirá un implante para cada paciente, hablamos de un alto grado de individualización. ¿Es esto algo nuevo?
R.- Lo que es imprimir en 3D implantes plásticos y metálicos ya se está haciendo. No es una técnica del día a día en un hospital, pero sí que se hace. Lo nuevo de ‘INKplant’ es que no solo queremos que los implantes tengan las propiedades macroscópicas, es decir, que el implante encaje perfectamente en el tejido, sino el potencial del implante para que el hueso se regenere y que, finalmente, esté integrado en el cuerpo sin ser un objeto extraño para él.
P.- ¿Qué diferencias puede aportar un implante estándar de uno personalizado?
R.- Concretamente en el caso del menisco, que puede ser de muchos tamaños, lo que hará es reducir el tiempo de operación, ya que el cirujano no tendrá que recortar ni ajustarlo tanto para que le quede bien al paciente. Al personalizar el implante, el cirujano tendría justamente lo que necesita para el paciente, por lo que, en primer lugar, la operación durará menos, y en segundo lugar, el implante se integrará mucho mejor al hueso o tejido que haya alrededor.
P.- Una vez finalice el proyecto, lo ideal es transferir este conocimiento a la práctica clínica. ¿Qué planes existen para ‘INKplant’ en este sentido?
R.- Para empezar, durante el proyecto se celebrarán seis workshops en distintas partes de Europa, con el objetivo de reunirnos con médicos y pacientes y explicarles en qué consiste ‘INKplant’. La idea es que nos den su feedback sobre qué necesitan, cómo lo ven, etcétera. Por eso también estamos buscando organizaciones de pacientes de, por ejemplo, problemas de osteoartritis, para que conozcan el proyecto, además de que hay médicos que están deseando utilizar ya esta tecnología.
Otro punto clave para la transferencia de conocimiento es que ya hemos involucrado a todos los agentes necesarios para que esta solución llegue al mercado en el consorcio. Es decir, están involucradas las empresas que fabrican los materiales a gran escala y otras que los distribuyen; las empresas que fabrican impresoras 3D; grupos de simulación de algoritmos para traducir la imagen del paciente en un archivo imprimible en 3D; empresas distribuidoras de implantes... En definitiva, una cadena de valor que producirá el expertise necesario para llevar este producto al mercado.