La polémica de los 67
El sistema de pensiones, tal y como lo conocemos hoy es insostenible, puesto que por su estructura piramidal, para que continúe funcionando y los jubilados cobren sus prestaciones, la base de la pirámide tiene que ser ancha y el vértice estrecho. Algo que no sucederá dentro de unos años cuando el número de jubilados sea igual o superior al de los trabajadores.
Respecto a ese proyecto de Ley que verá la luz próximamente, sabemos que probablemente contemplará hasta 20 o 25 años el aumento del periodo para el cálculo de la pensión; la edad de jubilación a los 67 años, excepto para los trabajadores con largas carreras de cotización -entre 36 y 40 años- y quienes desempeñen trabajos penosos; y que las empresas carguen con los costes de las prejubilaciones.
Sin embargo, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) pide una reforma más radical puesto que tenemos un sistema "muy generoso respecto a las cotizaciones", según un informe del organismo publicado recientemente.
Por eso recomienda, entre otras medidas, alargar la jubilación hasta los 70, aunque de forma progresiva, y vincular el cálculo de la pensión a toda la vida laboral -algo que reduciría la cuantía de las prestaciones hasta en un 30%-. Según la OCDE el panorama no es nada tranquilizador y los recortes necesarios son mucho más duros de lo que nos cuentan los políticos. Por eso, a estas alturas, ya no queda ninguna duda de que la reforma saldrá adelante en unos meses, la incógnita es si será de nuevo un parche más, o afrontaremos con rigor los cambios que pide la propia evolución demográfica.