El escaso interés del Gobierno por quienes menos tienen
El austero documento presentado por el Ejecutivo supone un buen varapalo para los servicios sociales, que ven cómo aumentan las demandas de los ciudadanos mientras disminuyen sus recursos y capacidad operativa. En un momento como el actual, en el que cada vez hay más personas en situaciones económicas verdaderamente críticas, no parece muy solidario restarle ayuda a los que menos reciben.
Sin embargo, a la Ley de Dependencia le quitan 80 millones de euros y a las partidas destinadas a los Ayuntamientos para cubrir las emergencias sociales, once millones. Ninguno de los dos tijeretazos tiene justificación en el marco económico en el que nos encontramos, puesto que las clases medias y bajas son las que más están sufriendo las consecuencias de esta crisis y, por ende, son los que más apoyo necesitan.
Las partidas que se destinan a los ayuntamientos para cubrir prestaciones sociales básicas son un importante balón de oxígeno para las personas que necesitan ayuda a domicilio, para las familias que no pueden llegar a fin de mes, para sostener albergues municipales, etcétera.
Sin ese pequeño presupuesto, los más desfavorecidos estarán en una situación aún peor, y poco a poco se irá perdiendo la razón de ser de los servicios sociales. Y todo por once escuetos millones de euros. ¿Cómo se puede arañar una partida que tienen una finalidad tan elogiable?
Esto, unido al recorte que soportarán las personas en situación de dependencia y sus familiares, invitan a pedirle al Gobierno que se quite el cartel de “socialista”, porque en los últimos seis meses sólo hecho que vapulear y desarticular los derechos sociales de los ciudadanos.
En cambio, ese Proyecto de Ley no contempla recortes en los múltiples asesores que rodean al presidente del Gobierno que, a juzgar por los resultados, sobran unos cuantos. Y tampoco es destacable el ahorro en los Ministerios, a pesar de que les hayan reducido el presupuesto un 15%. En este apartado se necesitan cambios significativos, eliminar alguna que otra cartera en estos momentos improductiva y afrontar de verdad una reforma seria y austera dentro del equipo de Gobierno. Esto sí ayudaría a sanear las cuentas públicas.
En cambio, los ministros y ministras conservan sus amplios despachos, sus estupendos coches, su numeroso séquito de escoltas y asesores y seguirán derrochado dinero en viajes, visitas y reuniones que sólo sirven para salir en la foto y dar titulares.
Y otros seguirán invirtiendo dinero y tiempo en otros asuntos que nada tienen que ver con su cargo, dejando aparcadas sus responsabilidades cuando más falta hace una buena gestión. Como la ministra de Sanidad y Política Social, para quien su paso por este Departamento es sólo circunstancial, ya que sus aspiraciones van más lejos, aunque de momento se le hayan trastocado los planes y siga cargando con una cartera que le pesa demasiado, a la vista de sus prioridades.
Por el contrario, quienes no tienen ni para pagar el recibo de la luz, o necesitan ayuda para hacer la comida, y quienes cuidan a un familiar dependiente las 24 horas del día, éstos tendrán menos ayuda y recursos en los que apoyarse, por lo que su calidad de vida será un poco peor.
Por lo menos, nos queda el consuelo de que tenemos un gobierno socialista,... no se que pasaría si tuviese tintes capitalistas!