domingo, 9 marzo 2025
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¿Tendremos, por fin, un acuerdo internacional jurídicamente vinculante que ampare al sénior?

Asistimos expectantes y esperanzados al 58º periodo de sesiones del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, que se celebra en Ginebra entre finales de febrero y principios de abril, con el deseo de que las personas mayores tengan un marco legal que los proteja de verdad

El mensaje es único y unánime: “Necesitamos una convención sobre los derechos de las personas mayores y es el momento”. Son muchas las expectativas puestas en que por fin, tras la finalización del trabajo realizado durante 14 años por el Grupo de Trabajo de Composición Abierta de la ONU sobre el Envejecimiento, el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, en su 58º periodo de sesiones, haga realidad esta demanda reclamada desde tiempos inmemoriales.

Ginebra será el escenario donde se reúnan las personas que decidirán este ansiado objetivo. Del 24 de febrero al 4 de abril, esperemos que tengan lugar muchas reuniones, muchos debates e intervenciones sobre este tema. Y ojalá que esta vez, sí o sí, estas reivindicaciones sean escuchadas y cuenten con el suficiente respaldo para que los derechos de las personas de más edad de este planeta estén cubiertos.

Los datos, actuales y venideros, que nos llevan a pensar que alcanzar este fin es muy necesario son tozudos e insistentes. Según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2030, una de cada seis personas en el mundo tendrá 60 años o más. En ese momento, el grupo de población de 60 años o más habrá pasado de los 1.000 millones en 2020 a 1.400 millones. En 2050, la población mundial de personas de 60 años o más se habrá duplicado (2.100 millones). Y por abundar con estadísticas. Se prevé que el número de personas de 80 años o más se triplique entre 2020 y 2050, hasta alcanzar los 426 millones. Todos estos cálculos hacen un retrato de un colectivo muy representativo de la población ya, y con visos de aumentar significativamente.

Hacia una Convención de Naciones Unidas sobre los derechos humanos de las personas mayores

CONTEXTUALIZANDO

El giro copernicano en este contexto se produce este verano, si bien es cierto, que el trabajo a golpe de pico y pala lleva décadas. Pero es en agosto de 2024, durante la 78ª sesión de la Asamblea General de Naciones Unidas, cuando se aprobó una nueva resolución que abre un escenario para la adopción de una futura convención de Naciones Unidas sobre los derechos de las personas mayores. La Asamblea General, sin necesidad de votación, adoptó tres acuerdos: el Grupo de Trabajo de Composición Abierta sobre el Envejecimiento (OEWGA, por sus siglas en inglés) da por finalizada su labor; los órganos pertinentes de Naciones Unidas, como el Consejo de Derechos Humanos, deberán examinar las recomendaciones aprobadas por este órgano; y que se celebre una reunión de alto nivel en el siguiente periodo de sesiones –este del que hablamos– para intercambiar opiniones y compartir experiencias sobre las recomendaciones que contribuyan a diseñar los próximos pasos en relación con los derechos y el bienestar de las personas mayores.

TRABAJO DE CAMPO

El movimiento en defensa de los derechos del colectivo sénior y de que esta convención sea real, lleva décadas de trabajo. Son muchas las entidades tanto a nivel local como más global, que han alzado la voz para reivindicar esta herramienta jurídica. Es el caso de Garop –The Global Alliance for the Rights of Older People– que lleva años siendo el buque insignia que trabaja por visibilizar la necesidad de ¡Envejecer con derechos!, lema de su campaña. El naranja es su color, su seña de identidad y su “flor en la solapa” que sirve para reconocer a quienes luchan por la misma causa: la dignidad del colectivo sénior.Y en esta defensa, los argumentos son irrefutables: “Los derechos humanos son inherentes a todos los seres humanos a lo largo de la vida, sin importar en qué parte del mundo se encuentren”; “a medida que envejecemos, nuestra necesidad de protección de nuestros derechos evoluciona junto con la complejidad de las cuestiones relacionadas con el envejecimiento”; “la Declaración Universal de Derechos Humanos fue redactada en un momento en que la vida de ‘100 años’ era algo inimaginable… Y el definitivo: “los marcos de derechos humanos existentes proporcionan una cobertura fragmentada e inconsistente sobre los derechos humanos de las personas mayores y las cuestiones relacionadas con el envejecimiento en la legislación y práctica”.

Garop –The Global Alliance for the Rights of Older People– que lleva años siendo el buque insignia que trabaja por visibilizar la necesidad de ¡Envejecer con derechos!, lema de su campaña.

AGE Platform Europe, otra gran activista en la defensa de una sociedad para todas las edades, también ansía que este 2025 sea el año que marque el inicio de la redacción de esta convención. Por eso, sus objetivos para esta sesión son: garantizar que el CDH adopte una resolución que proponga la creación de un nuevo proceso para desarrollar un acuerdo internacional jurídicamente vinculante (una convención) sobre los derechos de las personas mayores; y también, garantizar la participación significativa de las personas mayores y de la sociedad civil en este proceso.

Para HelpAge International, un referente entre el colectivo sénior, especialmente en zonas de conflicto o más desfavorecidas, esta herramienta jurídica debe proporcionar un marco global y sistemático para la protección y promoción de todos los derechos humanos de las personas mayores; que se aplique a todas ellas en el presente y en el futuro; prohibir la discriminación por motivos de edad en todos los aspectos de la vida de las personas; clarificar y articular cómo cada derecho humano se aplica específicamente a las personas mayores; y establecer un sistema sólido de ejecución, seguimiento y rendición de cuentas.

UNA META JUSTA

Evidentemente, se necesita un marco global para salvaguardar los derechos de las personas mayores, teniendo en cuenta sus necesidades y preocupaciones específicas. Pero, claro, atendiendo a las vicisitudes de todos los rincones del planeta. Que los gobiernos de turno y lugar estén dispuestos a cumplirlos es otro asunto. Pero que las personas puedan enarbolarlos, sin duda, es lo definitivo. Así que si hemos conseguido superar el reto de ser más longevos, ¿no creen que es injusto que estos derechos que ayudarían a darle sentido a este logro, no estén amparados?

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Emma Vicente
Emma Vicentehttps://entremayores.es/
Licenciada en Periodismo por la Universidad Pontificia de Salamanca. Cubre la información de salud e internacional de entremayores y la edición de Castilla y León.

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