Pregunta.- ¿Cree que la sociedad en su conjunto y las administraciones públicas valoran suficientemente el colectivo senior?

Respuesta.- Sinceramente, creo que no se ha valorado el gran potencial de todas estas personas que piden y solicitan seguir formándose y que lo hacen por el placer de aprender y por la responsabilidad con un futuro y la esperanza de contribuir a una sociedad más justa e inclusiva.
Pese a que las estadísticas de la UNESCO, y la OCDE, amenazan de continuo con el problema del envejecimiento poblacional y las directrices internacionales ponen todo el empeño en marcar los caminos para abordar la solución, todavía existe una “mirada complaciente” hacia este fenómeno. Las únicas prioridades que se están desarrollando son las relativas al alargamiento de la etapa laboral hasta edades avanzadas, y por cuestiones económicas que obedecen sobre todo a los intereses de reformas del gasto público (prestaciones por desempleo, sanitarias y reformas de las pensiones).
No se ha valorado lo suficiente, lo que contribuye día a día esta formación para mayores en la reducción del gasto médico, la autonomía de las personas y la prevención de la dependencia (con lo que ello supone de ahorro en gastos de sanidad y cuidados de larga duración). Además, se ignora la gran contribución que muchas de estas personas mayores, formadas en estas iniciativas y a la que se ha inculcado la proactividad, están realizando con acciones en su entorno social inmediato (voluntariado, proyectos sociales, culturales, comunitarios y colaborativos) que no quedan contemplados en la contribución socioeconómica (Producto Interior Bruto) de cada país y, sin embargo, suponen un conjunto nada despreciable de los bienes y servicios, y de las oportunidades de desarrollo y cohesión social que producen estos países.

P.- ¿Cómo se podría concienciar más sobre el peso específico y el valor que tiene este colectivo y que no se está teniendo en cuenta?

R.- Entre las estrategias de concienciación que llevamos a cabo desde universidades y asociaciones como AIUTA o AEPUM, destacamos los encuentros nacionales, los congresos nacionales e internacionales, las conferencias, jornadas, seminarios y talleres de trabajo. Además de ser un escaparate de referencia, sirven para compartir e intercambiar estrategias, acciones y líneas de cooperación y avance en sistemas de gestión, organización, investigación e inovación educativa en la formación de mayores.
Pero esta tarea debe ser reforzada y completada con la difusión de las acciones, de los resultados de la investigación básica y aplicada en este campo y que debe ser transferida a la sociedad para que pueda conocer esta realidad y demanda de necesidades y oferta de servicios educativos que suponen nuevas oportunidades para la sociedad del futuro.
A pesar de todo lo anterior, se hace imprescidindible la total implicación de las instituciones educativas a nivel nacional y autonómico, porque más allá de las universidades, es el Ministerio y las consejerías de educación las que deben respaldar este tipo de enseñanzas específicas para personas mayores.
Por último, los medios de comunicación y la sociedad a nivel colectivo debe tener en cuenta que ya es la hora de erradicar el esterotipo de “personas mayores” que están ya fuera del sistema productivo y que son contempladas, la mayoría de las veces, solo como consumidoras de bienes y servicios y como una carga (social o familiar) que no aporta nada. Es la hora de retomar los valores esenciales de una sociedad justa con sus mayores, no solo por lo que han contribuido al bienestar actual sino por lo que van a seguir aportando con su sabiduría, experiencia, generosidad y el amplio espacio de tiempo que les queda por disfrutar de un “envejecimiento activo”.