El Grupo IMQ y la asociación Argibe inician un programa de voluntariado en las residencias

Javier Paniagua, en un fotograma del vídeo de IMQ Igurco Unbe dedicado al programa de voluntariado del grupo.
El Grupo IMQ, en colaboración con la asociaciónArgibe, ha puesto en marcha un programa de voluntariado en las residencias, iniciado en el centro IMQ Igurco Unbe, en Erandio (Bizkaia).
Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), el 24% de las personas mayores de 65 años en Euskadi viven solas, cifra que se incrementa hasta el 40% entre quienes superan los 85 años. Además, la región cuenta con una de las esperanzas de vida más altas del mundo, casi 84 años (81,2 en hombres y 86,5 en mujeres, Eustat), lo que subraya la importancia de abordar este fenómeno.
En este contexto, el objetivo de este programa de voluntariado en las residencias es ofrecer acompañamiento emocional y social a las personas mayores, a través de actividades como paseos, juegos, talleres y conversaciones significativas, que contribuyan a restablecer los vínculos sociales y mejorar su bienestar emocional.
Tal y como ha explicado Santiago Canales, director general de IMQ Igurco, “el voluntariado se ha consolidado como una herramienta eficaz para combatir la soledad no deseada en las personas mayores”. A través de programas de acompañamiento y actividades socioculturales, continúa, “las personas voluntarias pueden ofrecer apoyo emocional y compañía, mitigando el demoledor sentimiento de soledad que sufren muchas personas mayores, ayudando a restablecer sus lazos sociales con la comunidad, devolviendo a las personas su sentido de pertenencia y, en definitiva, contribuyendo a mejorar su autoestima y su percepción de valía dentro de la sociedad”.
En Argibe, Josu Altuna, su presidente, ha subrayado que, desde la asociación, “actuamos de manera profesionalizada para promocionar, formar y coordinar la acción del voluntariado en beneficio de todas las personas en situación de vulnerabilidad, contribuyendo así a una sociedad más solidaria”.
Por otra parte, Javier Paniagua, director del centro IMQ Igurco Unbe, ha destacado que “las personas residentes tienen curiosidad y entusiasmo por conocer a quienes van a venir a acompañarles y compartir actividades. Hemos identificado perfiles diversos que pueden beneficiarse especialmente de este acompañamiento, más allá de la atención profesional que reciben en el centro”.
Finalmente, una de sus trabajadoras sociales, Lucía Barandiaran, ha explicado que, para quienes viven fuera de las residencias, “participar en este voluntariado es un intercambio de emociones, cariño y experiencias”. Ha dicho también que el personal aprende de las personas mayores, “de sus historias y de su forma de afrontar la vida. La interacción social que se genera es, en muchos casos, más importante que cualquier otra necesidad básica”.