El 70% de los mayores de 57 años en Gipuzkoa no quiere que la responsabilidad del cuidado recaiga en la familia
Siete de cada diez personas mayores de 57 años de Gipuzkoa no quieren traspasar a sus hijas, hijos o familiares la responsabilidad del cuidado. Además, un 70% desea tener un equilibrio entre su proyecto de vida y la familia. Estas son algunas de las conclusiones del proyecto BIBE (Bizitza Berria eta Betea), una iniciativa enmarcada en el programa Berpiztu del Gobierno Vasco e impulsada por la Diputación Foral de Gipuzkoa a través de la Fundación Adinberri, que se ha llevado a cabo durante más de un año en Oarsoaldea, en concreto, en Lezo.
El municipio ha acogido, recientemente, el evento de cierre del proyecto, al que han asistido alrededor de un centenar de personas, entre ellas la diputada general de Gipuzkoa, Eider Mendoza; la directora de Apoyos para la Vida Plena del departamento de Bienestar, Juventud y Reto Demográfico, Marian Olabarrieta; la diputada de Cuidados y Políticas Sociales, Maite Peña; la directora de Adinberri, Rakel San Sebastian; y el alcalde Lezo, Mikel Arruti.
Durante el evento, Javier Yanguas, director de proyectos de la Fundación Aubixa y principal investigador de BIBE, ha explicado las conclusiones a las que se ha llegado y los retos de este nuevo paradigma de longevidad. Con respecto a los cuidados, hay dos cambios fundamentales: la manera en la que se está dispuesto a cuidar y cómo se quieren recibir esos cuidados. “Si antes era la familia la que se hacía responsable, cada vez es más evidente que las personas consideran que el cuidado, sobre todo el instrumental (aseos, alimentación, cambio de pañal), es un asunto personal que no quieren transferir a sus hijas, hijos o familiares”, ha indicado el investigador de la Fundación Aubixa. “La idea de que nos cuidarán las hijas o hijos ha desaparecido”, ha manifestado. En cuanto a la salud, las personas que han participado en BIBE temen la dependencia, el deterioro cognitivo, la enfermedad y la pérdida de control.
En la dimensión de relaciones, una de cada dos personas encuestadas tiene miedo a la soledad: “Son conscientes de las dificultades que existen de hacer nuevas relaciones y muchas se dan cuenta de que los anclajes que tenían en el pasado se han ido perdiendo por el camino”, ha explicado Yanguas, quien también ha hecho hincapié en la “quiebra de la relación entre distintas generaciones”, ya que el 40% de las encuestadas se sienten lejos de los y las más jóvenes.
La búsqueda de una vida con sentido, con propósito, significativa, más allá de un envejecimiento activo, es también uno de los cambios más importantes con respecto a generaciones anteriores. Las personas muestran su deseo de vivir lo más plenamente posible el tiempo de vida que les queda. No obstante, entre el 30% y 40% de las encuestadas tienen dificultades para llevar una vida con sentido y para encontrar motivación.
“MIRAR LA VEJEZ SIN ESTEREOTIPOS”
“En un momento en el que Gipuzkoa está haciendo decididamente un esfuerzo de anticipación y de innovación en el cuidado de las personas mayores, es fundamental contar con la participación de las personas, con sus impresiones, sus vivencias y sus expectativas sobre la longevidad”, ha asegurado Mendoza. El proyecto BIBE, ha añadido la diputada general, “nos anima a seguir en ese esfuerzo, reforzando la colaboración y la activación de la comunidad para, entre todas y todos, dotar de un sentido cada vez más humano a las políticas públicas en este ámbito y garantizar los cuidados de hoy y de mañana a todas las personas que puedan necesitarlas”.
Por su parte, Olabarrieta ha remarcado que esta iniciativa “nos invita a mirar la vejez sin estereotipos: con dignidad, con deseo y con proyecto”, y “nos recuerda que una comunidad que reconoce y activa a sus mayores es una comunidad más justa, más sabia y más humana”. En este sentido, la directora de Apoyos para la Vida Plena ha señalado que el Gobierno Vasco se compromete a “fortalecer la cooperación público-social y municipal para que BIBE se traduzca en cambios cotidianos como más redes de apoyo, más oportunidades de participación, más salud y bienestar en clave comunitaria” y a impulsar el “contrato” entre generaciones.
El proyecto BIBE se ha desarrollado en dos fases: una de carácter investigador, liderada por Aubixa Fundazioa, y otra de implementación en Lezo, donde se han llevado a cabo dinámicas con alrededor de 100 personas en un espacio denominado Bibetoki, de la mano de Aptes, Helduak Adi y Apitropik.
