Ingresos inestables y falta de profesionalización, los retos para un tercer sector español sostenible
Ingresos inestables, poco diversificados y falta de recursos profesionales. Estas son las deficiencias clave y también algunos de los retos más importantes a los que se enfrenta el tercer sector en España para ser sostenible. Así lo asegura al menos el informe ‘Desafíos y Buenas Prácticas Financieras para el Crecimiento de las ONG’, elaborado recientemente por AsFIn, en colaboración con Diagram Consultores y Ágora Social.
Según el estudio de la empresa especializada en soluciones de asesoramiento financiero –que ha consistido en una encuesta cualitativa y el análisis de datos de otros informes–, además de los altibajos en los ingresos y la carencia en cuanto a la profesionalización, los frenos del tercer sector identificados son también la información financiera de poca calidad, así como la insuficiente planificación financiera. Además, apunta el informe que las entidades cuentan con una asignación de perfiles y herramientas no profesionales; un control del gasto y de la tesorería insuficiente y experimentan dificultad en la rendición de cuentas y una inexistente estrategia de fundraising –la captación de recursos de instituciones públicas o de empresas privadas a través de subvenciones, mecenazgo o donaciones de bienes–.
“La encuesta realizada refleja que los ingresos son la gran preocupación de todas las entidades, no solo porque lógicamente condicionan y marcan los programas a desarrollar, el impacto, la estructura, sino porque además fluctúan a lo largo de un ejercicio y esto dificulta el ajuste con los presupuestos y los gastos”, apuntan desde AsFin.
Así, un 34% de las ONG encuestadas admitieron que sus ingresos “suben y bajan en distintas épocas del año” y les cuesta “conciliarlos con pagos de programas, proyectos, gastos de personal, inversiones, etcétera, para no pasarse de los presupuestos ni quedarse cortos”. De hecho, las entidades con presupuesto inferior a 150.000 euros se identifican con esta afirmación en un 45%, decreciendo el porcentaje a medida que manejan ingresos más elevados.
Según la encuesta, las ONG dicen depender en exceso de las subvenciones, ya que supone un gran riesgo financiero, dejando a la entidad en manos de pagos que normalmente se retrasan y provocan tensiones de liquidez. “Eso, sin contar con que los programas de ayudas están sujetos a variaciones en su importe, condiciones y periodicidad en función de factores políticos, presupuestarios y económicos, ajenos a la organización y sobre los que no tiene apenas capacidad de actuación”, advierte el estudio.
Este hecho, la incertidumbre de los ingresos por parte de la Administración pública genera muchas dudas a las organizaciones. “Cada año estamos pendientes de si nuestros principales donantes, sobre todo grandes empresas, continuarán apoyándonos. No es que no tengamos un plan B, es que no sabemos ya dónde buscar nuevos financiadores y si nos falla alguno nos encontramos sin fondos ya no para realizar nuevos proyectos, sino para continuar con los proyectos que tenemos en curso”, comentan en el informe alguna de las ONG consultadas. Las entrevistas cualitativas también muestran que, en general, las organizaciones no se sienten seguras con el nivel de ingresos que reciben. “Preocupa mucho no solo su volumen, sino la necesidad de que los fondos sean recurrentes y estables de modo que aseguren la sostenibilidad económica de la ONG”, asegura el informe de AsFIn.
Por este motivo, la mayoría de las organizaciones (un 56%) no están seguras de tener la estructura de ingresos adecuada para su actividad y tamaño, e incluso dudan si dicha estructura es la que va a permitirles financiar correctamente el crecimiento que se han propuesto. De hecho, remarca el informe, se percibe que algunas ONG no parece que realicen un análisis de la correlación entre las diferentes fuentes de ingresos y lo que se financia con ellas, buscando el equilibrio, que sería lo deseable.
RADIOGRAFÍA DEL SECTOR
En España, el tercer sector se caracteriza por su capilaridad, y está formado por organizaciones de base (el 78%) que, en su mayoría, obtienen ingresos inferiores a los 150.000 euros anuales. En contraposición, las entidades de mayor tamaño, que suponen un porcentaje muy pequeño de la población total, son las que concentran el mayor volumen presupuestario. “Esto, se traduce a nivel organizativo, en la predominancia de organizaciones modestas con equipos directivos reducidos”, especifica el informe.
Por otro lado, y si atendemos al ámbito de actuación, las organizaciones del tercer sector centran su actividad sobre todo en la acción social y de salud.
No obstante, la relevancia económica del tercer sector español lo demuestran los datos: en 2022, sus ingresos suponían el 1,4% del PIB, unos 17.500 millones de euros de ingresos entre todas sus entidades. De estos, un 20% correspondieron a las entidades más grandes: Cruz Roja, ONCE y Cáritas. Respecto al equilibrio presupuestario y a las cuentas de resultados, según el Barómetro del Tercer Sector de Acción Social en España 2022, aunque, por lo general, las cuentas estan saneadas, en 2022 un 23,8% de las entidades del TSAS presentaban pérdidas, un 27,7% conseguían equilibrar su cuenta de explotación (resultado 0) y un 48,5% lograban resultados positivos.
En lo que respecta a la liquidez, ese mismo barómetro detalló que casi un 60% de las entidades del TSAS presentaban problemas de liquidez; y de éstas, un 40% admitían que era una situación frecuente. Pese a todo, la evolución en los últimos años sigue siendo positiva: la comparación entre 2010 y 2021 de estos indicadores demuestra una mejoría relevante en la gestión de la tesorería.
En cuanto a los ingresos, las fuentes de origen público aportan el 46,7% de los fondos a las organizaciones, procediendo sobre todo de las comunidades autónomas (46%) y los ayuntamientos (20,2%). Los principales instrumentos para conseguir estos ingresos son las subvenciones (72,5%) y los convenios (10,7%). Además, en relación la financiación privada, los ingresos proceden de personas físicas (en un 43%), de obras sociales o fundaciones bancarias (en un 22,7%) y de empresas (en un 17,5%), entre otras fuentes.
CONCLUSIONES
Las conclusiones a las que llega el informe para conseguir la sostenibilidad financiera del tercer sector pasa, en primer lugar, por implementar estrategias prácticas, con soluciones adaptadas para incrementar ingresos, optimizar sus recursos y afrontar dificultades económicas con planificación. Además, se señala la necesidad de que las entidades cuenten con recomendaciones de expertos, consejos específicos para superar los desafíos financieros más críticos del tercer sector.
Así, para mejorar la situación financiera e impulsar una dinámica positiva, el estudio señala que es necesario tener un apoyo desde la dirección con dotación de recursos profesionales, así como poseer una gestión financiera organizada, actualizada y transparente.
También se apunta que debe definirse una estrategia y planificación financiera, elaborar unos presupuestos y tener un control de tesorería, además de contar con sistemas de contabilidad analítica e indicadores de impacto; desarrollar los procesos de rendición de cuentas y actitud de progreso continuo, y el fomento del fundraising.