Edurne Fernández Letamendi / Responsable asistencial de la Unidad de Geriatría Hospital Quirónsalud Zaragoza
Fernández Letamendi: “Nuestra especialidad durante décadas estuvo relegada a los hospitales de convalecencia”

Pregunta.- Como expone en el blog Llenar de vida los años, la geriatría era, hasta hace unos años, una especialidad desconocida para la población aunque está cobrando cada vez más protagonismo. ¿Está de acuerdo en que por fin se está reconociendo la importancia de esta especialidad que, debido al incremento de la tasa de envejecimiento, es tan necesaria?
Respuesta.- Así es, nuestra especialidad durante décadas estuvo relegada a los hospitales de convalecencia, donde se derivaban a pacientes muy mayores o muy deteriorados, muchas veces en situaciones de enfermedad terminal. Eso hace que todavía, a día de hoy, exista un porcentaje de población (cada vez más pequeño) que erróneamente interprete que al geriatra solo se va cuando se está muy enfermo y queda poca expectativa de vida. Sin embargo nuestra especialidad abarca la prevención, tratamiento y valoración de todas las enfermedades que afectan al adulto mayor, especialmente a partir de los 70 años. El envejecimiento de la población y los avances en medicina nos han proporcionado nuevos tratamientos en estos pacientes mayores, pero también nos traen nuevos retos, lo que ha propiciado nuestra entrada en los grandes hospitales, colaborando con otros muchos servicios, copiando modelos de éxito de otros países.
P.- ¿Qué lugar cree que debe ocupar la geriatría en nuestro sistema sanitario si tenemos en cuenta el envejecimiento poblacional que tenemos en España?
R.- Nuestra especialidad es de las denominadas “generalistas” y mi opinión es que debería estar perfectamente coordinada e integrada con la Atención Primaria en el paciente frágil (y esto incluye la integración con el medio sociosanitario, como las residencias) y con el resto de pacientes en Atención Primaria y atención especializada como consultores. No podemos, ni pretendemos, atender en exclusiva a los mayores, porque es inviable dado las características de nuestra pirámide poblacional, pero sí que somos esa especialidad que ayuda especialmente en la toma de decisiones y adecuación terapéutica, para no caer en el edadismo (dejar de hacer “porque es muy mayor”) ni en tratamientos fútiles que no aportan mayor esperanza de vida. También es importante contar con nosotros en determinadas patologías en las que con mas frecuencia el paciente con edad avanzada se beneficia del seguimiento por geriatría como puede ser el caso del deterioro cognitivo o demencia.
P.- Sin embargo, no acaba de despegar del todo en nuestro país, ¿por qué diría que todavía existen trabas al respecto?
R.- Porque realmente ha sido relativamente reciente este reconocimiento que ha nacido sobretodo del inicio de la geriatría transversal y colaborativa con otras especialidades hospitalarias (desde hace unos 15 años), a raíz de la experiencia tan beneficiosa con la Ortogeriatría. Es entonces cuando se ha corroborado que el geriatra nos puede ayudar a obtener mejores resultados en salud en el paciente mayor, midiendo algo tan importante como el grado de fragilidad que tiene (es decir, ayudamos a medir “cómo de fuerte está el paciente para tolerar tratamientos” y cómo mejorar ese enfoque de tratamiento eligiendo el más adecuado para cada paciente mayor). Deberíamos crecer mas rápido: sin duda. Se esta creciendo en número de plazas exponencialmente de manera importante: también. No nos olvidemos de la especialidad de Geriatría en Enfermería que también exige un sistema de formación vía MIR y que son también fundamentales en todo esto que estamos comentando. Sin embargo, todavía hay comunidades como Andalucía y Euskadi que llevan un retraso notable, y sin embargo en otras comunidades como Madrid o Catalunya, nuestra especialidad (y, por tanto, el número de plazas) está mas extendida.
P.- Hagamos una aproximación a esa visión holística que guía su trabajo diario con los mayores en la Unidad de Geriatría de Quirónsalud. ¿Qué habilidades o aptitudes debe tener un buen geriatra?
R.- La escucha, la observación y la empatía. Es fundamental también saber explicar con un lenguaje comprensible para el paciente y su familia la información médica. Todos los pacientes necesitan esto, pero cuanto más mayores somos más todavía. La presentación atípica de enfermedades es mucho mas frecuente y por eso hay que estar muy atento a lo que nos refiere el paciente y su conviviente o acompañante, porque es una información primordial para un enfoque correcto. Crear un clima de confianza, empatía y seguridad conforta mucho al paciente y a su familiar, que normalmente acuden a nuestra Unidad tras el paso por varias consultas de otros especialistas. Nuestra herramienta es la valoración geriátrica integral sumado a la valoración de síndromes geriátricos, fragilidad y polimedicación. Esto hace que nuestro enfoque se centre en la calidad de vida como eje, lo que se denomina atención centrada en la persona, y eso el paciente y la familia lo valora mucho.
P.- ¿En qué momento es recomendable que un paciente sea atendido un geriatra o, por ejemplo, un médico de familia o un internista –en el caso de los hospitales? ¿Qué valor añadido puede aportar un geriatra al seguimiento de un paciente mayor que, quizá, no lo haga otro profesional?
R.- Tenemos que distinguir entre adulto mayor sano, que es el que no tiene enfermedades y consulta por patología aguda en un momento determinado, el adulto mayor con cronicidad (el que tiene dos o más enfermedades crónicas) pero están controladas y le permite una autonomía plena y el paciente frágil o geriátrico (además de esa cronicidad ya tenemos también cierto grado de deterioro funcional, o la comorbilidad es alta y hay que tomar decisiones con respecto a la polimedicación, o se esta detectando cierto grado de deterioro cognitivo). En los dos primeros casos la puerta de entrada al sistema sanitario es la Atención Primaria y habitualmente son seguidos por servicios de Medicina Interna durante los ingresos. El tercer tipo de paciente descrito, su puerta de entrada es también la Atención Primaria pero el seguimiento durante la hospitalización aguda y posteriormente ambulatorio es recomendable que se haga por parte del Geriatra.
P.- Entonces, ¿cuándo debe el geriatra intervenir en el proceso de atención? ¿Qué es la Valoración geriátrica integral y cuál es el objetivo de este instrumento?
R.- El geriatra, especialmente en el paciente frágil, debe intervenir desde el inicio del proceso mediante la valoración geriátrica integral que incluye las esferas social, clínica, nutricional, funcional, anímica y cognitiva. Con ella podemos valorar la presencia o riesgo de presentación de síndromes geriátricos (síndrome confusional agudo, caídas, estreñimiento, trastornos del sueño, del apetito o del ánimo…) para prevenirlos y si han aparecido intentar revertir sus consecuencias. Otra característica que no tienen otras especialidades es que nuestro trabajo es siempre es multidisciplinar con otras disciplinas, con todas las dificultades de integración pero con sus muchísimos beneficios porque la visión es mucho más holística como comentas.
P.- De las múltiples funciones de la geriatría (prevención, valoración de condiciones de salud…), ¿cuál diría que es la más destacada y que, por tanto, le otorga mayor importancia a esta especialidad?
R.- La prevención de síndromes geriátricos y la valoración de fragilidad para adaptar tratamientos. Llevar de la mano de cerca al paciente mayor que sabemos que puede tener capacidad, con ayuda, de superar con éxito y escasas repercusiones determinadas situaciones agudas de enfermedad (como puede ser una fractura de cadera) pero no soltar de la mano al que sabemos que va a suponer un empeoramiento irreversible y progresivo, y nos necesita mucho más ahora, cuando el resto de especialidades no le puede aportar ya otras opciones de tratamiento.
P.- Desde su experiencia, ¿por qué se decantó por esta especialidad? ¿Dista mucho el trato a un paciente de más edad o pluripatológico a uno más joven?
R.- Yo antes hice medicina familiar y comunitaria, que me gusta también mucho. Pero me llamo la atención desde el principio la presentación atípica de enfermedad en el adulto mayor, y que los estudios en los que se basaban mucha de la evidencia científica que manejábamos estaban realizados en menores de 70 años… y eso era porque la respuesta es distinta, precisamente por el envejecimiento. Ahí fui consciente de lo que era realmente tratar al paciente y no solo la enfermedad. Tener que integrar y tener en cuenta tantos aspectos era todo un desafío. Eso me animó a presentarme de nuevo al MIR y hacer esta especialidad. A lo largo de mis más de 20 años de ejercicio he disfrutado y sigo disfrutando mucho de mi especialidad y sobretodo de ver que puedes aportar tu granito de arena para que la vida de las personas mayores sea mejor. En eso me considero una privilegiada.