domingo, 17 noviembre 2024
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EDITORIAL

Más vale innovar…

Las cifras son aproximadas, pero concluyentes. Según los datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN), la demencia afecta a casi el 3% de los españoles, es decir, a más de 1,4 millones de personas en España [ ...]
Las cifras son aproximadas, pero concluyentes. Según los datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN), la demencia afecta a casi el 3% de los españoles, es decir, a más de 1,4 millones de personas en España. De estos casos, cerca del 60% son de Alzheimer, unas 800.000 personas lo padecen. Además, cada año, esta cifra aumenta en nuestro país en 40.000 nuevos casos y los números no harán más que aumentar, debido al progresivo envejecimiento poblacional y el incremento de la esperanza de vida. 

Anualmente, cada 21 de septiembre se celebra el Día Mundial del Alzheimer, una efeméride que instauró hace casi 30 años la Organización Mundial de la Salud (OMS), junto con la federación mundial Alzheimer’s Disease International (ADI). En España, la campaña corre a cargo de la Confederación Española de Alzheimer (Ceafa), que en esta ocasión ha puesto el foco en un concepto esencial: la innovación.

Cualquiera podría pensar que, cuando hablamos de innovación en torno al Alzheimer, nos referimos solo al campo de la investigación y a los nuevos paradigmas y descubrimientos que puedan surgir en el futuro. Sin embargo, la innovación también se puede asociar a las terapias no farmacolócicas para retrasar la enfermedad, insistiendo en la importancia de mejorar las técnicas de estimulación cognitiva o sensorial, el propio ejercicio físico o actividades como la musicoterapia, la arteterapia o el contacto con animales.

Por supuesto, y como es obvio, la innovación es indispensable en los trabajos de investigación. Precisamente, en este campo, España está haciendo una gran labor. Ahí está, por ejemplo, el reciente informe de la empresa Research Mark Analytics –e impulsado por la Fundación Pasqual Maragall–, que sitúa a nuestro país en la sexta posición mundial de investigación sobre Alzheimer, y tercera potencia europea.

No obstante, la innovación también puede ayudar a conseguir una mayor concienciación social, ya que el Alzheimer, pese a su gran incidencia, es una enfermedad todavía desconocida para muchos, y cuya ignorancia hace más difícil su detección e, incluso, sus correctos cuidados.

Es por ello que, cuando Ceafa escoge el término innovación, entre sus 12 ámbitos identificados señala la implicación de las Administraciones, la formación o la relación con los medios de comunicación, todos ellos espacios para conseguir una mayor visibilidad del Alzheimer y, por consiguiente, mejores herramientas para luchar contra él.

El envejecimiento no es el único factor de riesgo que puede ocasionar Alzheimer, como muchos creen. Por eso, entender que existen otros condicionantes que aumentan las posibilidades de contraerlo –como la diabetes, la obesidad, la inactividad física y mental, el aislamiento social, así como el tabaquismo o la depresión–, nos ayuda a prevenirlo o, al menos, retrasarlo y ralentizar su proceso degenerativo. 

“Nunca es demasiado temprano, ni demasiado tarde”, que dirían desde ADI, lema con el que resumen la campaña internacional de este año contra la enfermedad. Una frase que, de nuevo, incide en el papel primordial de identificar los factores de riesgo y adoptar medidas proactivas. De hecho, conociendo las cifras mundiales de Alzheimer –casi 50 millones de personas lo sufren y se espera que  se triplique en 2050–, la prevención parece, de momento, la mejor medida para frenarlo.

En definitiva, cuando hablamos sobre innovación en el Alzheimer, de lo que hablamos, en realidad, es de los cambios que consiguen alterar la situación, de aquellas novedades que nos preparan mejor para combatirlo.
El acervo popular dice que “más vale prevenir que curar”, que lo sensato es tomar precauciones, que ser precavido es alejar el problema, que prevenir es innovar.

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