De aprobarse en el Senado, España se convertiría en el sexto país en el mundo en despenalizarla, por detrás de Bélgica (2002), Países Bajos (2002), Luxemburgo (2009), Canadá (2016) y Nueva Zelanda (2020); y casi al mismo tiempo que Portugal, que acaba de aprobar la ley hace tan solo unos días.
Las experiencias y fórmulas legislativas son distintas en cada país. Por ejemplo, en Holanda se exige un “sufrimiento insoportable sin perspectiva de recuperación” para poder aplicarla, y el 4% de las muertes en este país se producen por este método, la mayoría, en procesos de cáncer irreversible en mayores de 60 años.
Por su parte, Bégica dispone de comisiones formadas por médicos, juristas y organizaciones como la que sería DMD en España, que evalúa cada caso. Además, Bélgica fue el primer país del mundo en aprobar este procedimiento en un menor de edad, si bien la mayoría de los casos del país sucede entre los 80 y los 89 años.
En el caso de Luxemburgo, las condiciones son que el paciente debe ser un adulto consciente y capaz, que la solicite por escrito y sin presiones externas; mientras que en Canadá se crearon excepciones penales para el personal sanitario especialista que asista al suicidio, eso sí, solo a pacientes terminales. Según datos de 2018, solo el 1,12% de las muertes se produjeron por esta vía.
Nueva Zelanda, al contrario que todos los países citados, legalizó esta práctica a través de un referéndum en el que el 65% de los votantes dijeron “sí”. A pesar de que no entrará en vigor hasta finales de este año, se prevé que la puedan solicitar mayores de edad con dolor insufrible o deterioro físico irreversible, pero con la capacidad de tomar una decisión informada y siempre que no se esté solicitando bajo presiones externas.
Pero la eutanasia no solo se limita a estos países. Un caso extraño es el de Colombia, donde la eutanasia es un derecho constitucional desde 1998, pero no existe una ley que regule la práctica, por lo que acceder a ella es extremadamente complicado.
También, en Suiza, no se penaliza la asistencia al suicidio en ciertas circunstancias, y además, es el único país en el que se permite que ciudadanos extranjeros viajen a morir dentro de sus fronteras, eso sí, solamente si son enfermos terminales. Además, lo permitido es el suicidio asistido de carácter altruista, pero no la eutanasia. Es decir, solo se prescribe un fármaco letal, pero no se administra.
Existen otros casos alrededor del globo, pero no están regulados a nivel nacional. Por ejemplo, en Estados Unidos, está permitida la asistencia al suicidio en caso de enfermedad terminal en California, Oregón, Washington, Vermont y Hawái. También en Australia, concretamente la región de Victoria, se permite desde 2017 el suicidio asistido para mayores de edad y a través de un procedimiento similar al que se prevé en España, es decir, mediante el visto bueno de un comité.