El laboratorio de Visión Artificial y Robótica (RoboLab) de la Universidad de Extremadura, coordinado por el investigador Pablo Bustos, está trabajando en el diseño de un apartamento inteligente. Se trata de un proyecto del Programa Estatal de Investigación, Desarrollo e Innovación a los Retos de la Sociedad del Mineco, Fusión de las habilidades de navegación y manipulación para robots sociales en smart homes, que busca mejorar la autonomía de personas mayores, o con ciertas dependencias, para permitirles llevar una vida independiente más tiempo en sus hogares.
Por ahora el prototipo, compuesto por un espacio amueblado y un robot, se encuentra instalado en los laboratorios de la Escuela Politécnica de Cáceres. Con él, el grupo de investigadores del equipo de Bustos está creando nuevas formas de interacción robot-humano en las que intervienen la transferencia de objetos entre ambos o entre lugares del apartamento, el reconocimiento de órdenes o las respuestas con voz sintética.
“La idea es que una persona mayor con movilidad limitada, por ejemplo, pueda contar con un robot en su vivienda, y que este sea capaz de reconocer e interpretar ciertas órdenes como traer un vaso de agua o acercar las gafas, acompañarme a la cocina, llamar a mi nieto, recoger la mesa o abrir la puerta”, detalló el coordinador de Robolab.
Ahora bien, en este proyecto no solo está inmerso RoboLab. Junto a ellos trabajan en este proyecto otras cuatro universidades que tienen instalados el mismo tipo de apartamento en sus centros. Este proyecto coordinado lleva por nombre Lifelong Technologies for Social Robots in Smart Homes. En este sentido, la aportación de la institución docente extremeña, según ha señalado Pablo Bustos, es la experiencia de más de una década diseñando diferentes tipos de robots, su hardware, software y más recientemente, la arquitectura cognitiva Cortex que todos ellos comparten.
“En nuestro laboratorio hemos construido los robots que usan estas universidades, lo que nos ha permitido desde el principio adaptarlo a cada necesidad sin tener que acudir a la compra de un prototipo. Además, la utilización del software RoboComp nos permite aprovechar el trabajo de programación de 17 años, construyendo y mejorando capacidades esenciales como el reconocimiento de objetos, la capacidad de dialogar, la manipulación, el reconocimiento de personas o la planificación de tareas, y que toda esa base de código, que al final acaba siendo enorme, sea más manejable”, indicó Bustos.
Esta iniciativa investigadora pretende ser, además, una fórmula a partir de la cual hallar importantes soluciones tecnológicas. Sobre todo, teniendo en cuenta que el incremento en la esperanza de vida y la baja tasa de natalidad están provocando ya un envejecimiento acelerado de la población. La creación de recursos tecnológicos para cuidar de estas personas mayores son ahora mismo una prioridad en los países desarrollados como EEUU, Japón o Europa.
“Este tipo de robots pueden llegar a ayudar en muchas tareas domésticas, mejorando nuestra calidad de vida y proporcionándonos más tiempo libre y de mayor calidad. Para alcanzar eso uno los aspectos más importantes es la discplina de la Inteligencia Artificial que se conoce como Planificación Automática de Tareas. Los robots que son capaces de usar una representación explícita del conocimiento del tipo “si la taza se cae, se rompe” en la resolución de los problemas que el humano les asigna, se dice que tienen un componente cognitivo”. Actualmente, el mayor reto es construir arquitecturas de control cognitivas que permitan al robot percibir su entorno, percibirse a si mismos y razonar con el conocimiento disponible para elaborar planes que resuelvan las tareas asignades. En la percepción de este entorno por parte del robot entra de manera muy especial la percepción de los humanos, y lo que es más difícil, incluir un modelo del humano en el proceso de búsqueda de un plan.