RESPONSABLE DE ADAPTACIÓN AL CAMBIO CLIMÁTICO EN GREENPEACE ESPAÑA
Elvira Jiménez: “Los refugios climáticos son una medida a corto plazo, pero hay que pensar en una adaptación urbana más estratégica”
PREGUNTA.- ¿Está la población española suficientemente concienciada sobre las consecuencias del cambio climático?
RESPUESTA.- Sí, la población en general es consciente de los impactos del cambio climático, aunque persisten desinformación y bulos que todavía necesitan desmentirse. El desafío real no es tanto la conciencia como la capacidad de las Administraciones para implementar medidas efectivas y garantizar la protección de los más vulnerables.
P.- Incluso en ciudades con refugios, ¿por qué la cobertura puede ser insuficiente para proteger a toda la población?
R.- No solo importa el número de refugios, sino su ubicación. Muchos están concentrados en centros urbanos y no en periferias donde también vive población vulnerable. Para esto hay que mapear los municipios y ver dónde está la población de mayor edad o dónde vive la de menor renta, que suele estar en zonas de infraviviendas, etcétera, es decir, hay que ver dónde tenemos esa población que pueda estar en mayor riesgo, que necesita más de esta medida y priorizar esas zonas. Por tanto, no se trata solamente de un ratio de la población total de la ciudad, sino colocarlos donde más falta haga, al menos de forma inicial. Por ejemplo, en Barcelona, en su red, en teoría, tienen un refugio a diez minutos andando desde cualquier punto de la ciudad y tiene un objetivo de cinco minutos, es decir, deberían estar repartidos de forma más o menos homogénea. Una red eficiente debe planificarse así, estratégicamente, priorizando la accesibilidad para quienes más riesgo enfrentan.
P.- ¿Son receptivas las Administraciones públicas a esta medida?
R.- La mayoría reconoce la necesidad de los refugios, pero la capacidad de implementarlos varía según recursos y formación técnica. Algunas medidas pueden ser vistas como costosas o “cosméticas”, y la implementación efectiva depende del compromiso local más que de la aceptación general.
P.- Además de los refugios climáticos, ¿qué otras medidas recomienda Greenpeace frente a condiciones extremas?
R.- Los refugios climáticos, realmente, es una medida a corto plazo. Hay que pensar en la adaptación de las zonas urbanas de una forma más amplia, más estratégica, implementando también otro tipo de medidas: infraestructura verde y azul, captación de agua, mejoras en viviendas y servicios sociales, refuerzo sanitario o adaptación de edificios. Pero en primer lugar, hay que ver cuáles son los riesgos climáticos a los que hay más exposición en esa localidad, desde el calor hasta las inundaciones, la lluvia en las zonas costeras que tiene otro tipo de fenómenos meteorológicos, la sequía, etcétera. O sea, hay que ver un poco dónde se sitúa cada municipio en relación a todos estos riesgos y planificar de tal forma que hagamos medidas que optimicen lo más posible los recursos.
A partir de aquí, se recomienda una planificación estratégica urbana: renaturalización de ciudades, lo que ayuda mucho no solo con el calor, sino también a aumentar la permeabilidad para momentos de lluvias extremas y luego esa permeabilidad nos puede permitir también utilizar y captar agua de otra forma para paliar las sequías. Estas medidas no solo ayudan frente al calor o frío extremo, sino que mejoran la habitabilidad, reducen la contaminación y abordan desigualdades sociales. En este sentido, la parte social también tiene que ser una prioridad ante estos eventos. Con el calor, de hecho, es muy evidente, se ve la desigualdad que existe en cuanto a cómo nos impacta el cambio climático. Y no solamente por una cuestión de salud, sino también por la renta, por el barrio en el que vivo, por el trabajo que tengo, etcétera, es decir, hay otros condicionantes, también socioeconómicos, que hacen que una persona pueda ser más o menos vulnerable.
Los refugios son eso, algo que a corto plazo, más o menos, se puede implementar de forma relativamente sencilla pero no hay que quedarse ahí. Realmente hay que intentar que las personas sean menos vulnerables, tengan más seguridad en cualquier lugar. Hay que pensar en una adaptación más profunda.
P.- Finalmente, ¿qué papel tiene la sociedad civil y los ciudadanos de a pie en la concienciación y protección de grupos vulnerables?
R.- La participación ciudadana es clave. Más allá de encuestas, los vecinos pueden aportar conocimiento sobre su entorno y colaborar en la gestión de refugios climáticos, mantenimiento de espacios verdes o implementación de medidas sociales. Los ciudadanos también pueden demandar estas medidas y aprovechar los espacios disponibles para mejorar la resiliencia de su comunidad.
