Longevidad activa


Vivir más años es un privilegio, pero hacerlo con vitalidad es un regalo que depende en gran medida de nuestras elecciones.
Mantener una alimentación adecuada y variada es crucial para el bienestar. Expertos en nutrición, como los de la Escuela de Salud Pública de Harvard, recomiendan que la mitad del plato esté compuesto por verduras y frutas frescas, variadas en color y aderezadas con aceite de oliva o canola. El 25% debe provenir de cereales y harinas integrales, salvados o de granos enteros y el otro 25% de proteínas saludables, presentes en pescado, legumbres, huevos, carnes. La proteína es esencial para mantener los músculos activos y evitar su fragilidad. Conviene limitar fiambres y quesos grasos. Ingerir nueces, semillas, beber agua, infusiones naturales, con jengibre, canela, café, té verde, utilizar cúrcuma, hierbas aromáticas contribuyen a mantener en óptimo estado nuestra salud, contrario a lo logrado con el consumo de ultraprocesados.
Hoy sabemos que nuestra microbiota intestinal se conecta con el cerebro, músculos, piel, pulmones y órganos reproductores liberando metabolitos activos como los ácidos grasos de cadena corta, que desempeñan funciones favorables en el sistema inmunitario y funciones energéticas y modulan estados de ánimo. Para mantenerla se recomienda consumir fibras, legumbres, así como almidón resistente de arroz, patatas, batatas, plátano verde o avena conocidas como prebióticas que les servirán de alimento.
Entre las bacterias relacionadas con la longevidad destacan Akkermansia muciniphila, que regula el apetito; se fortalece con polifenoles, arándanos está presente en verduras de hoja verde, alcachofa o lino. Oscillibacter, alimentada con almidón resistente, modula la respuesta inmune. La Christensenella, relacionada con el equilibrio metabólico y el control del peso, reforzada en verduras fermentadas. El Lactobacillus reuteri estimula la liberación de oxitocina, presente en alimentos fermentados.
Se debe atender la salud cognitiva y es posible con ginkgo biloba, el hongo melena de león, la microbiota equilibrada, con ácidos grasos omega-3, la creatina presente en carnes y pescados, o el té verde, que favorecen la memoria y la concentración.
El ejercicio físico y el baile mantienen la masa muscular y reducen el riesgo de caídas. El colágeno hidrolizado y el desnaturalizado favorecen la salud de la piel y tejido muscular, tendones, articulaciones, al igual que la vitamina D3 y los omega-3.
El omega 3 es muy importante en la circulación, inflamación, deterioro cognitivo. Está presente en pescados, aguacates, semillas de lino, nueces o se puede suplementar ya que nuestro cuerpo no los produce.
Tomar el sol, comer pescados, huevos o suplementos de vitamina D3 ayuda a corregir las deficiencias y garantiza el mantenimiento, útil para las múltiples funciones donde está presente.
Dormir siete u ocho horas mejora el estado de ánimo, la memoria, la atención y previene enfermedades crónicas.
La interacción social aleja la soledad forzada y estimula la salud emocional. La longevidad con calidad depende de la suma de hábitos saludables: una alimentación variada, microbiota equilibrada, ejercicio, descanso y vida social. Así, los años no solo se alargan, sino que se llenan de plenitud, independencia y felicidad.