viernes, 10 octubre 2025
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Longevidad activa

Por Heldry González, coordinadora y coautora de Nutrirse ConCiencia (Lid Editorial)
Heldry González.

Vivir más años es un privilegio, pero hacerlo con vitalidad es un regalo que depende en gran medida de nuestras elecciones.

Mantener una alimentación adecuada y variada es crucial para el bienestar. Expertos en nutrición, como los de la Escuela de Salud Pública de Harvard, recomiendan que la mitad del plato esté compuesto por verduras y frutas frescas, variadas en color y aderezadas con aceite de oliva o canola. El 25% debe provenir de cereales y harinas integrales, salvados o de granos enteros y el otro 25% de proteínas saludables, presentes en pescado, legumbres, huevos, carnes. La proteína es esencial para mantener los músculos activos y evitar su fragilidad. Conviene limitar fiambres y quesos grasos. Ingerir nueces, semillas, beber agua, infusiones naturales, con jengibre, canela, café, té verde, utilizar cúrcuma, hierbas aromáticas contribuyen a mantener en óptimo estado nuestra salud, contrario a lo logrado con el consumo de ultraprocesados.

Hoy sabemos que nuestra microbiota intestinal se conecta con el cerebro, músculos, piel, pulmones y órganos reproductores liberando metabolitos activos como los ácidos grasos de cadena corta, que desempeñan funciones favorables en el sistema inmunitario y funciones energéticas y modulan estados de ánimo. Para mantenerla se recomienda consumir fibras, legumbres, así como almidón resistente de arroz, patatas, batatas, plátano verde o avena conocidas como prebióticas que les servirán de alimento.

Entre las bacterias relacionadas con la longevidad destacan Akkermansia muciniphila, que regula el apetito; se fortalece con polifenoles, arándanos está presente en verduras de hoja verde, alcachofa o lino. Oscillibacter, alimentada con almidón resistente, modula la respuesta inmune. La Christensenella, relacionada con el equilibrio metabólico y el control del peso, reforzada en verduras fermentadas. El Lactobacillus reuteri estimula la liberación de oxitocina, presente en alimentos fermentados.

Se debe atender la salud cognitiva y es posible con ginkgo biloba, el hongo melena de león, la microbiota equilibrada, con ácidos grasos omega-3, la creatina presente en carnes y pescados, o el té verde, que favorecen la memoria y la concentración.

El ejercicio físico y el baile mantienen la masa muscular y reducen el riesgo de caídas. El colágeno hidrolizado y el desnaturalizado favorecen la salud de la piel y tejido muscular, tendones, articulaciones, al igual que la vitamina D3 y los omega-3.
El omega 3 es muy importante en la circulación, inflamación, deterioro cognitivo. Está presente en pescados, aguacates, semillas de lino, nueces o se puede suplementar ya que nuestro cuerpo no los produce.

Tomar el sol, comer pescados, huevos o suplementos de vitamina D3 ayuda a corregir las deficiencias y garantiza el mantenimiento, útil para las múltiples funciones donde está presente.

Dormir siete u ocho horas mejora el estado de ánimo, la memoria, la atención y previene enfermedades crónicas.

La interacción social aleja la soledad forzada y estimula la salud emocional. La longevidad con calidad depende de la suma de hábitos saludables: una alimentación variada, microbiota equilibrada, ejercicio, descanso y vida social. Así, los años no solo se alargan, sino que se llenan de plenitud, independencia y felicidad.

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