viernes, 18 julio 2025
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Urólogo e investigador principal del estudio POPCORN

Miguel Ramírez Backhaus: “Las tasas de curación del cáncer de próstata en estadios iniciales superan el 90%”

Se ha publicado el estudio POPCORN, que compara la eficacia de detección de metástasis del método tradicional de diagnóstico de cáncer de próstata con una nueva tecnología llamada OSNA. Los resultados sugieren que esta técnica, desarrollada por la compañía Sysmex, supone un avance que permite diagnosticar con mayor precisión, tomar decisiones más seguras sobre el tratamiento y, en muchos casos, evitar cirugías innecesarias. Hablamos con su investigador principal

PREGUNTA.-El cáncer de próstata metastásico es el segundo tumor más diagnosticado en hombres a nivel mundial, con más de 1,5 nuevos pacientes anuales, y en España, según la Sociedad Española de Oncología Médica, se prevén más de 30.000 nuevos casos en 2025. Sin embargo, aún falta más concienciación. ¿Qué es este tumor y qué síntomas presenta?

RESPUESTA.- El cáncer de próstata metastásico es una forma avanzada de este tumor, en la que las células cancerosas se han extendido más allá de la próstata, afectando órganos como los huesos o los ganglios linfáticos. Lo preocupante es que en fases iniciales suele ser completamente silencioso, sin síntomas. Por eso, solo mediante una analítica de sangre –el conocido PSA– podemos detectarlo a tiempo, especialmente en varones mayores de 50 años. Cuando ya se ha diseminado, sí pueden aparecer síntomas, como dolor óseo (sobre todo en la columna, caderas o costillas), pérdida de peso, fatiga o incluso anemia.

Es fundamental acudir a revisiones urológicas aunque uno se sienta bien: cuanto antes se detecte, más opciones de tratamiento eficaz existen.

P.- Si bien es cierto que vivimos en una década de grandes avances en cuanto al abordaje de esta dolencia, ¿cuál es la prevalencia en personas mayores y cuál es la expectativa de vida de estos pacientes?

R.- El cáncer de próstata es el tumor más frecuente entre los hombres y la tercera causa de muerte oncológica, por detrás del cáncer de pulmón y el colorrectal. Su prevalencia aumenta significativamente a partir de los 65 años, aunque también diagnosticamos casos en varones más jóvenes, que siguen siendo una minoría. La buena noticia es que, gracias al diagnóstico precoz y a los avances terapéuticos, las tasas de curación en estadios iniciales superan el 90%. Incluso en casos con metástasis limitadas, hoy en día hablamos de cronificación más que de enfermedad terminal, gracias a tratamientos hormonales de nueva generación y a un enfoque más personalizado y multidisciplinar del paciente.

P.- La investigación ha favorecido que esta enfermedad ya tenga un pronóstico más favorable, pero la detección precoz y un diagnóstico preciso son, sin duda, las claves para ello. Recientemente se han dado a conocer los resultados del estudio POPCORN, en el que usted es el investigador principal. ¿Cuál es la relevancia y singularidad de este trabajo y qué conclusiones destacaría?

R.- El estudio POPCORN representa un avance significativo en la forma en que detectamos la diseminación del cáncer de próstata durante la cirugía. Tradicionalmente, los ganglios linfáticos se analizaban con técnicas clásicas de anatomía patológica, y los resultados tardaban varios días. Con la tecnología OSNA, utilizada en el estudio POPCORN, podemos cuantificar en tiempo real el número de copias de ARN específico del tumor, identificando así si hay metástasis ganglionares en el mismo acto quirúrgico. Esto abre la puerta a una toma de decisiones más precisa durante la intervención, permitiendo adaptar la cirugía al perfil biológico del tumor en ese mismo momento. Es un paso firme hacia una medicina de precisión, más segura, eficiente y personalizada para cada paciente.

P.- Ha mencionado el método OSNA de Sysmex, una tecnología que lleva años implementada en nuestro país y con una relevante penetración en cáncer de mama. Pero, ¿qué ventajas ofrece para el paciente y qué supone en la práctica diaria del facultativo?

R.- La tecnología OSNA permite conocer durante la cirugía si un ganglio linfático está afectado por células tumorales, lo que supone una enorme ventaja tanto para el paciente como para el equipo médico. Para el paciente, significa una intervención más ajustada a su situación real, con decisiones quirúrgicas personalizadas y tratamientos complementarios más rápidos y adecuados. Para el cirujano, supone una herramienta de decisión inmediata, eliminando la espera del informe anatomopatológico clásico, que puede tardar varios días. Esto se traduce en mayor precisión y eficiencia.

En un futuro muy próximo, esperamos aplicar esta información en tiempo real para evitar extirpaciones innecesarias en pacientes sin afectación ganglionar, reduciendo complicaciones y tiempo quirúrgico. Por el contrario, si el resultado OSNA es positivo, se podrá realizar en ese mismo momento una linfadenectomía más amplia en la pelvis, optimizando el tratamiento quirúrgico desde el inicio.

En la imagen, Sistema OSNA de Sysmex. Para Ramírez Backhaus, “la tecnología OSNA permite conocer, durante la cirugía, si un ganglio linfático está afectado por células tumorales”.

P.- Sobre esto último. Identificar un OSNA positivo, es decir, que tenga metástasis, ¿qué supone en cuanto al abordaje, al tratamiento de la enfermedad?

R.- Un resultado OSNA positivo indica que hay células tumorales en los ganglios linfáticos, es decir, metástasis. Esto puede implicar un cambio inmediato en la estrategia quirúrgica: en lugar de una resección limitada, se puede optar por una linfadenectomía más amplia, extirpando los ganglios vecinos al afectado. Además, OSNA tiene una sensibilidad superior a las técnicas clásicas de tinción, lo que nos permite identificar con mayor precisión a los pacientes con afectación ganglionar. Esta información no solo impacta en la cirugía, sino también en el seguimiento posterior y en la planificación de tratamientos complementarios, como la hormonoterapia o la radioterapia. En definitiva, nos permite ajustar el tratamiento al verdadero comportamiento biológico del tumor, beneficiando al paciente en términos de eficacia y personalización del cuidado.

P.- Esta tecnología, que, como hemos dicho, ya se utiliza en la práctica diaria en el cáncer de mama, ¿cuándo cree que se empezará a aplicar de manera habitual para el cáncer de próstata?

R.- Estamos justo en ese momento de transición. Ya hemos demostrado su viabilidad técnica y su utilidad clínica, como en el estudio POPCORN. Ahora hace falta que más hospitales lo incorporen y que las guías clínicas lo respalden. En los próximos dos-tres años, previsiblemente, veremos su implementación progresiva en centros con alta actividad en cirugía prostática.

P.- El estudio POPCORN ha sido el punto de partida. Ahora seguirán investigando. ¿Qué es ahora lo que van a tratar de averiguar?

R.- Ahora queremos ir un paso más allá. Estamos trabajando para ver cómo el resultado OSNA se correlaciona con la evolución a largo plazo del paciente, y si nos puede ayudar a predecir recaídas o necesidad de tratamientos más intensivos. También queremos explorar su utilidad en pacientes con enfermedad más localizada y evaluar el coste-beneficio de su implementación generalizada.

P.- Para finalizar, ¿qué pueden hacer los hombres para reducir los riesgos de padecer este tipo de tumor y qué consejos daría en cuanto a revisiones y cuidados de la salud masculina?

R.- Lo fundamental es realizar revisiones periódicas con el urólogo, especialmente a partir de los 50 años, o antes si hay antecedentes familiares. Esto incluye el análisis de PSA, la exploración física y, en algunos casos, una resonancia magnética de próstata. Además, adoptar hábitos de vida saludables puede reducir el riesgo: seguir una dieta equilibrada rica en antioxidantes naturales (como el licopeno del tomate o los frutos rojos), hacer ejercicio físico con regularidad, mantener un peso adecuado, evitar el tabaco y consumir alcohol con moderación. Curiosamente, algunos estudios epidemiológicos –como uno realizado en Harvard Medical School y actualizado recientemente– han observado que los hombres con una frecuencia de eyaculación superior a 21 veces al mes podrían tener un menor riesgo de desarrollar cáncer de próstata. La prevención, en definitiva, comienza con información fiable y una actitud activa hacia la salud.

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Emma Vicente
Emma Vicentehttps://entremayores.es/
Licenciada en Periodismo por la Universidad Pontificia de Salamanca. Cubre la información de salud e internacional de entremayores y la edición de Castilla y León.

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