Marta Neira / Presidenta de la Sociedad Española de Medicina Geriátrica (Semeg)
Marta Neira: “La geriatría ha tenido que explicar sistemáticamente el beneficio de una atención geriátrica al mayor”

Pregunta.- Ha declarado en alguna ocasión que fue la pandemia la que desencadenó la urgencia de transformar la atención sanitaria que a las personas mayores. Desde entonces hasta ahora, ¿cree que ya están sucediendo algunos cambios al respecto?
Respuesta.- La pandemia obligó a un cambio en la atención sanitaria en general durante todo el tiempo que duró y por supuesto muchos de esos cambios se han mantenido en el tiempo; por ejemplo, en la Comunidad de Madrid, la coordinación entre el medio hospitalario y residencias era algo puntual o anecdótico y con la pandemia se elaboró un plan de atención coordinada que comunica el medio residencial con los profesionales de geriatría de los hospitales y que ha permitido mejorar la comunicación. De forma global, podemos decir que ha mejorado la atención geriátrica ya que la pandemia puso el foco en el paciente mayor por ser el más vulnerable y eso ha hecho que se visualice esta necesidad, sin embargo, existe todavía mucho camino por recorrer.
P.- El envejecimiento progresivo de la población está generando una creciente demanda de especialistas en el cuidado de personas mayores y dependientes, de ahí que la geriatría esté entre las profesiones más demandas para los próximos años. ¿Por fin se está reconociendo el espacio que debe ocupar esta especialidad que, debido a dicho incremento de la tasa de envejecimiento, es tan necesaria?
R.- Soy optimista respecto al futuro de la especialidad; creo que el crecimiento de la población adulta mayor y especialmente de los más mayores es una de las razones para ello, pero no hay que olvidar que es precisamente los resultados de una intervención geriátrica en diferentes ámbitos de la atención sanitaria lo que más ha determinado que se esté empezando a valorar el papel de la Geriatría.
P.- Estamos hablando de una de las especialidades cada vez más imprescindible en el engranaje de nuestro sistema sanitario. Entonces, ¿a qué se debe que exista un déficit de plazas en nuestro país? ¿No es contradictorio?
R.- La geriatría es una especialidad relativamente joven, con un lento desarrollo hasta muy recientemente y eso ha hecho que haya pocos geriatras en relación con otros especialistas. Además, en muchas comunidades, como por ejemplo Andalucía o País Vasco, no existía la especialidad, ni siquiera se contemplaba y esto ha determinado no solo que no hay geriatras para atender a la población adulta mayor, tampoco hay enseñanza de geriatría en las facultades de Medicina o incluso en algunos casos, son otros especialistas los que imparten nuestra especialidad. Todo esto conlleva, escaso conocimiento de lo que realmente es la geriatría entre los estudiantes de Medicina, generando bajo interés y baja demanda, lo que dificulta el crecimiento y expansión de la especialidad. Un crecimiento de los especialistas a nivel de todo el territorio nacional y mayor presencia en las universidades determinará un crecimiento en la oferta y en la demanda de plazas de residentes de geriatría.
P.- Además, sigue existiendo una desigualdad entre territorios en el acceso a los servicios de geriatría. ¿Cómo valoran desde la Semeg que podría adaptarse nuestro sistema para solventar esta situación? ¿Cómo debería articularse nuestro sistema sanitario para garantizar una adecuada atención a ese número de personas mayores que va en aumento?
R.- Efectivamente sigue existiendo diferencias territoriales en la distribución, desarrollo y planificación de la Geriatría, siendo algunas de estas diferencias un ejemplo de inequidad en el sistema sanitario. Creemos que la participación de la Semeg en la organización, planificación y distribución de recursos junto a las administraciones (ministerio y comunidades) ayudaría a mejorar y asegurar una igualdad en la atención sanitaria al adulto mayor en todo el territorio nacional. Una visión a medio y largo plazo ayudaría a desarrollar la especialidad de forma uniforme y equitativa.
P.- De hecho, hasta hace tan solo unos años, la Geriatría ni siquiera estaba incorporada como especialidad en el ámbito de los centros sanitarios de algunas las comunidades autónomas –como Andalucía o Euskadi–. ¿En qué medida esta situación ha podido mermar que se le brindase una buena atención al paciente mayor y, por tanto, qué ventajas cree que tiene esta incorporación?
R.- Geriatría es una especialidad que ha tenido que explicar sistemáticamente el beneficio (más que demostrado) de una atención geriátrica al mayor y que no esté completamente implementada ha ocasionado una brecha sanitaria, una inequidad entre las personas mayores de distintas comunidades y una desigualdad con respecto a otros grupos de edad. La atención geriátrica hospitalaria ha demostrado científicamente que es beneficiosa para el paciente mayor por disminuir los riesgos de complicaciones, riesgo de deterioro funcional, mortalidad y riesgo de institucionalización. Estos beneficios para el paciente son también claramente beneficiosos para el sistema y por tanto, creo que estos datos son suficientes para entender que es necesario desarrollar la Geriatría en todas aquellas comunidades que no lo han hecho todavía.
P.- Independientemente de estas circunstancias y factores actuales, la geriatría está experimentando un crecimiento. ¿Es oportuno hablar de que se trata de una de las profesiones del futuro? ¿Está esta especialidad, en cierta manera, viviendo un incipiente esplendor?
R.- Como digo, soy optimista respecto a nuestra especialidad por muchos motivos. Una reciente encuesta de la Sociedad Británica de Geriatría explicaba que, por primera vez, es la especialidad más grande de su país, con una alta tasa de satisfacción por parte de los geriatras. En España las previsiones realizadas por el Ministerio muestran que es la especialidad que va a crecer más en número de plazas MIR y los geriatras estamos satisfechos con nuestra elección tal y como como evaluamos en una encuesta realizada por Semeg entre nuestros socios y que indicaba que el 75% de los geriatras mostraba una satisfacción alta o muy alta con la especialidad y el trabajo que desarrollaban.
P.- ¿En qué momento es recomendable que un paciente sea atendido un geriatra o, por ejemplo, un médico de familia o un internista –en el caso de los hospitales? Es decir, ¿cuándo debe el geriatra intervenir en el proceso de atención?
R.- El objetivo principal de la atención geriátrica es evitar y limitar la aparición y desarrollo de deterioro funcional por ser el principal determinante de eventos indeseables y, por tanto, todos aquellos pacientes con riesgo de sufrir deterioro funcional son los que más se benefician de nuestra atención. Así, todos los adultos muy mayores (entendemos a los > de 85 años) se benefician y además, todos aquellos < de 85 años que presentan algún problema definido como “síndrome geriátrico” y que consiste en la aparición de perdida de función reciente, caídas, polifarmacia, deterioro cognitivo o fragilidad entre otros, son los pacientes que más se benefician de nuestra valoración e intervención. La evaluación de un paciente con alguno de estos problemas requiere de un abordaje múltiple, multidimensional y con objetivos centrados en la persona y no en la enfermedad. El paciente con fragilidad tiene una probabilidad mucho mayor de sufrir complicaciones ante cualquier situación de estrés y por tanto la detección precoz e intervención permite resolver este estado de riesgo.
P.- ¿Qué es la Valoración geriátrica integral y cuáles son el valor y ventajas de este instrumento?
R.- La Valoración Geriátrica Integral es la herramienta que utilizamos los geriatras para hacer una evaluación individual de cada paciente desde una perspectiva holística en 360º. Nos permite conocer estado de salud, enfermedades, situación funcional, mental, afectiva, sensorial, social y expectativas y deseos del paciente. Con toda esta información diseñamos unos objetivos y un plan de intervención múltiple y adaptado a cada paciente, utilizando los recursos sanitarios disponibles y más adecuados a sus necesidades (consulta, hospitalización de agudos, hospital de día de geriatría, unidad de recuperación funcional…) o bien adaptamos el plan de tratamiento al estado de reserva funcional del individuo (por ejemplo en oncogeriatría o cardiogeriatría). Para los geriatras la valoración geriátrica integral y las unidades asistenciales son la base de nuestra intervención en el paciente mayor y como he dicho antes, existe suficiente evidencia científica de su beneficio para el paciente y para el sistema sanitario.