viernes, 27 junio 2025
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Una comida copiosa acompañada del estrés de una discusión familiar puede desencadenar un infarto

Además, de cara a las comidas que tendrán lugar en las próximas fechas, hay que tener en cuenta que las personas mayores son uno de los colectivos que tienden al atragantamiento
Los excesos en la ingesta de comida y alcohol, sumados al estrés de las discusiones familiares que se producen en algunos hogares, puede desencadenar un infarto en personas de riesgo. Así lo asegura la doctora en Endocrinología Nerea Gil.

Cuando se come en exceso, sometemos a nuestro cuerpo a un sobreesfuerzo y se produce una digestión más pesada y lenta, lo que produce determinados riesgos. "Si consumimos un exceso de azúcar podemos producir una descompensación glucémica; por otro lado, un exceso de grasa puede producir un cólico biliar; o, por citar solo algunos, una comida demasiado abundante puede producir una subida excesiva de triglicéridos que desencadenen una pancreatitis”, explica la doctora Gil.

Sin embargo, existen aún más riesgos, como los psicosociales, que es aconsejable contemplar de cara a las comidas de Navidad. “En Navidad aumentan las muertes cardiovasculares. Una comida copiosa acompañada del estrés de una discusión puede desencadenar un infarto en personas de riesgo”, apunta la experta.
 
Con respecto a las personas mayores y los niños, dos colectivos que pueden ver incrementado su riesgo de atragantamiento durante estas celebraciones, la experta recomienda evitar los frutos secos y los polvorones, puesto que, por sus propias características, pueden dar problemas durante su ingesta. No obstante, “todos en la familia deberían seguir las mismas recomendaciones de dieta. Para personas mayores, si tienen problemas de masticación, una sopa o crema de verduras puede ser una buena opción, aunque otros, con disfagia, puede que requieran otras texturas”.
 
LOS DULCES
En lo relativo a la elección de los menús de Navidad, la endocrinóloga advierte de que “lo peor de los alimentos navideños son los dulces. El turrón y los polvorones suponen una carga muy importante de calorías y, sobre todo, de azúcares. Además son alimentos que, a diferencia de la carne o el pescado, no sacian en exceso, por lo que es más fácil abusar de ellos”. En este sentido, la experta recomienda “controlar las calorías en general, evitar poner muchos entrantes y, como plato principal, intentar escoger pescado o carne pero evitando salsas. El marisco puede ser una buena opción navideña salvo que tengamos que evitarlo por hiperuricemia” (tener alto el ácido úrico). Otro de los factores importantes a vigilar es el alcohol, “que nos aporta muchas calorías vacías, es decir, sin ningún tipo de nutrientes”.

“Es una buena opción tomar un caldo antes de las comidas ya que produce sensación de saciedad y nos aporta pocas calorías. Se puede hacer un caldo con verduras y algo de carne o pollo y dejarlo enfriar. Una vez frío, se quita la capa más superficial, que es donde se acumula la grasa”, recomienda la doctora. Por otro lado, darse un paseo, moverse o bailar suavemente un poco después de una comida copiosa puede ayudar a la digestión y a quemar calorías.

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Redacción EM
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