Recomendaciones para mejorar el estado nutricional de pacientes con Alzheimer
La mayoría de este tipo de enfermos suele sufrir alteraciones en el apetito lo que afecta negativamente a su calidad de vida y a la de los que les rodean
Texturizar los alimentos, cuidar la presentación de los platos y mantener las rutinas a la hora de comer puede ayudar a mejorar el estado nutricional de los pacientes con Alzheimer, según informaron diversos expertos en el marco del 'XVIII Encuentro Temático', organizado por la Fundación Alzheimer España con motivo de la celebración, hoy, del Día Mundial de la enfermedad.
La mayor parte de estos pacientes suelen sufrir alteraciones en el apetito ya que, o bien no tienen ganas de comer ningún alimento, o bien comen compulsivamente, especialmente bollería. Unos síntomas que afectan negativamente al estado nutricional del paciente, a su calidad de vida y, al mismo tiempo, a la de los que le rodean.
'La enfermedad del Alzheimer suele llevar asociada una pérdida de peso importante debido a que los trastornos de conducta que sufren dificultan la ingesta de comida; a que los estados de agitación provocan un aumento del requerimiento energético; y a que, incluso, los fármacos que usan para enlentecer la patología suelen producir anorexia', comentó el jefe del servicio de Neurología del Hospital Infanta Cristina de Parla (Madrid) y director general de la Fundación del Cerebro, David Pérez.
Además, la responsable de la sección de Endocrinología y Nutrición del Hospital Universitario Príncipe de Asturias de Alcalá de Henares (Madrid), Julia Álvarez, informó de que el 84% de los pacientes con Alzheimer suelen desarrollar disfagia de faringe, lo que condiciona la forma de alimentarse.
En este sentido, la experta destacó el papel que juegan los cuidadores a la hora de evitar que el paciente padezca desnutrición y deshidratación como consecuencia de la dificultad que tienen para tragar los alimentos.
'Es importante que los cuidadores sepan que a estos enfermos no se les puede dar comidas con dobles texturas, como por ejemplo arroz con leche; que deben de darles de comer de una forma en la que el paciente tenga el cuello inclinado hacia abajo para, así, evitar que la comida se le desvíe a la vía aérea; y que, en caso en el que no puedan tomar líquidos, que se les espese, incluido el agua', recalcó Álvarez.
Ahora bien, aunque el enfermo no presente disfagia, es recomendable que siga una serie de pautas para comer. Por ejemplo, los expertos aconsejan que se laven las manos y la boca antes de comer porque, tal y como explicó la directora sanitaria del Grupo Orpea Ibérica, Victoria Pérez, ayuda a saborear 'mejor' los alimentos.
Asimismo, es importante que los manteles y la servilleta del paciente sean siempre del mismo color y que durante la comida haya un ambiente tranquilo. En este punto, Pérez avisó de que no se puede obligar al paciente a sentarse a comer en la mesa si no quiere y que, en el caso en el que esté agitado, es importante que se le presente la comida de forma que pueda comérsela de pie y con la mano.
'Estas pequeñas cosas son las que hay que cuidar para intentar estimular la hora de la comida. Además, es también primordial que coman acompañados para estimular la comunicación', detalló la directora sanitaria del Grupo Orpea Ibérica.
Por otra parte, los especialistas destacaron la necesidad de que los pacientes lleven a cabo la dieta mediterránea o japonesa ya que, tal y como han mostrado diversos estudios, gracias a los ácidos grasos que contienen se consigue enlentecer, en cierta medida, la progresión de la enfermedad.
'No sabemos por qué se produce, pero lo que sí conocemos es que un tanto por ciento muy elevado del sistema nervioso son ácidos grasos, por lo que se cree que este tipo de nutrición ayuda al sistema nervioso a estar sano. Sin embargo, todavía no sabemos qué cantidades hay que utilizar ni durante cuánto tiempo para enlentecer el deterioro cognitivo', zanjó el director general de la Fundación del Cerebro.
La mayor parte de estos pacientes suelen sufrir alteraciones en el apetito ya que, o bien no tienen ganas de comer ningún alimento, o bien comen compulsivamente, especialmente bollería. Unos síntomas que afectan negativamente al estado nutricional del paciente, a su calidad de vida y, al mismo tiempo, a la de los que le rodean.
'La enfermedad del Alzheimer suele llevar asociada una pérdida de peso importante debido a que los trastornos de conducta que sufren dificultan la ingesta de comida; a que los estados de agitación provocan un aumento del requerimiento energético; y a que, incluso, los fármacos que usan para enlentecer la patología suelen producir anorexia', comentó el jefe del servicio de Neurología del Hospital Infanta Cristina de Parla (Madrid) y director general de la Fundación del Cerebro, David Pérez.
Además, la responsable de la sección de Endocrinología y Nutrición del Hospital Universitario Príncipe de Asturias de Alcalá de Henares (Madrid), Julia Álvarez, informó de que el 84% de los pacientes con Alzheimer suelen desarrollar disfagia de faringe, lo que condiciona la forma de alimentarse.
En este sentido, la experta destacó el papel que juegan los cuidadores a la hora de evitar que el paciente padezca desnutrición y deshidratación como consecuencia de la dificultad que tienen para tragar los alimentos.
'Es importante que los cuidadores sepan que a estos enfermos no se les puede dar comidas con dobles texturas, como por ejemplo arroz con leche; que deben de darles de comer de una forma en la que el paciente tenga el cuello inclinado hacia abajo para, así, evitar que la comida se le desvíe a la vía aérea; y que, en caso en el que no puedan tomar líquidos, que se les espese, incluido el agua', recalcó Álvarez.
Ahora bien, aunque el enfermo no presente disfagia, es recomendable que siga una serie de pautas para comer. Por ejemplo, los expertos aconsejan que se laven las manos y la boca antes de comer porque, tal y como explicó la directora sanitaria del Grupo Orpea Ibérica, Victoria Pérez, ayuda a saborear 'mejor' los alimentos.
Asimismo, es importante que los manteles y la servilleta del paciente sean siempre del mismo color y que durante la comida haya un ambiente tranquilo. En este punto, Pérez avisó de que no se puede obligar al paciente a sentarse a comer en la mesa si no quiere y que, en el caso en el que esté agitado, es importante que se le presente la comida de forma que pueda comérsela de pie y con la mano.
'Estas pequeñas cosas son las que hay que cuidar para intentar estimular la hora de la comida. Además, es también primordial que coman acompañados para estimular la comunicación', detalló la directora sanitaria del Grupo Orpea Ibérica.
Por otra parte, los especialistas destacaron la necesidad de que los pacientes lleven a cabo la dieta mediterránea o japonesa ya que, tal y como han mostrado diversos estudios, gracias a los ácidos grasos que contienen se consigue enlentecer, en cierta medida, la progresión de la enfermedad.
'No sabemos por qué se produce, pero lo que sí conocemos es que un tanto por ciento muy elevado del sistema nervioso son ácidos grasos, por lo que se cree que este tipo de nutrición ayuda al sistema nervioso a estar sano. Sin embargo, todavía no sabemos qué cantidades hay que utilizar ni durante cuánto tiempo para enlentecer el deterioro cognitivo', zanjó el director general de la Fundación del Cerebro.
