jueves, 12 diciembre 2024
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La AEDV informa de la menopausia con motivo de su Día Mundial

La entidad aclara que esta se produce entre los 45 y los 55 años en el 65-70% de las mujeres, en un 25% antes de los 45 años, y en un 5-10% después de los 55, sobre todo en las sociedades más desarrolladas
El 18 de octubre se celebró el Día Mundial de la Menopausia. Por ello, la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV) quiso informar sobre este tema por el que pasan todas las mujeres y su repercusión en la piel.
"Como todos sabemos, la menopausia se define como el cese permanente de las menstruaciones debido a la pérdida de actividad folicular del ovario. El periodo inmediatamente anterior, cuando comienzan los cambios endocrinos premonitorios de la menopausia, y el primer año posterior a la misma se denomina perimenopausia o climaterio", aclara la doctora Guerra Tapia, miembro de la AEDV. En cambio, señala, "el tiempo que sigue a la última menstruación hasta los 65 años, momento en que comienza la senectud, se denomina post-menopausia".
La doctora Guerra aclara que la menopausia se produce entre los 45 y los 55 años en el 65-70% de las mujeres, en un 25% antes de los 45 años, y en un 5-10% después de los 55, sobre todo en las sociedades más desarrolladas. "Solo un 1% de las mujeres tienen la menopausia de forma espontánea antes de los 40 años", determina la especialista. Igualmente apunta que, si se tiene en consideración que la expectativa de vida de la mujer en las sociedades desarrolladas se sitúa en los 85 años o más, el tiempo que le queda por vivir desde el cese de la menstruación corresponde a más de un tercio de su existencia.

Los efectos de la menopausia
"El hecho de que en la perimenopausia se produzcan una serie de cambios bruscos, muchos de los cuales son el pórtico del envejecimiento, hace que el interés por retrasar esta situación se haya universalizado en las sociedades desarrolladas", opina. Y es que según explica, la deficiencia estrogénica provoca una serie de cambios en la piel que incluyen una disminución de su funcionalidad, produciendo menos grasa, menos sudor, reduciendo parcialmente su temperatura y aumentando la permeabilidad y reactividad vascular, acortando el espesor de la dermis y epidermis, evidenciándose un descenso del colágeno cutáneo y un envejecimiento global de la piel.
Como consecuencia de estos cambios fisiológicos la piel se vuelve más seca, escamosa y menos elástica, con el consiguiente aumento de las arrugas cutáneas, incide la especialista. "Las mucosas pierden su grado de humedad. Las uñas crecen más lentamente, se hacen más frágiles, y con facilidad aparecen estrías y surcos en su superficie. El vello en general, y sobre todo el axilar y pubiano disminuye, pudiendo llegar a menos de la mitad de la densidad previa. El ciclo del cabello se reduce, resultando un pelo cada vez más fino y más corto, que da lugar a cierto grado de alopecia de forma similar a la que se presenta en el varón. Por el contrario en muchas mujeres aparece un aumento del pelo de la zona de la barba y del bigote que les da aspecto masculino. Las mucosas se afectan de forma especialmente intensa durante la peri y post-menopausia. Es común la sequedad vaginal y el prurito vulvar", explica.
Del mismo modo, es amplio el corolario de trastornos como ansiedad, depresión, irritabilidad, alteraciones del sueño y disminución de la libido, aunque la génesis de ellos no se debe únicamente a la pérdida hormonal, sino también a los cambios vitales que suelen ocurrir en este periodo.

Medidas compensatorias
La doctora Guerra asegura que existen una serie de acciones que pueden mitigar estos efectos. Una de ellas son los tratamientos cosméticos, pues algunos tratamientos tópicos como el ácido retinóico, el ácido glicólico y la vitamina C aumentan la tasa de colágeno cutáneo y revierten algunos de los cambios cutáneos producidos durante el climaterio. 
El ejercicio físico es otra posible medida compensatoria, ya que "es saludable en general y especialmente en la menopausia", incide. En este sentido, saca a colación un trabajo realizado en España sobre 25 mujeres perimenopáusicas y 19 mujeres post-menopáusicas con el que se valoró la repercusión del ejercicio físico moderado sobre la capacidad antirradical libre enzimática (super-óxido dismutasa y catalasa) y no enzimática (vitaminas A y E) y el proceso de per-oxidación lipídica, encontrando un ascenso en el nivel de la actividad de la super-óxido dismutasa, esto es, aumentaron los antiradicales libres.
Del mismo modo, habla de otro estudio sobre 5.990 mujeres peri y post menopáusicas entre 46 y 62 años con el que se valoraron los síntomas cutáneos y extra-cutáneos más frecuentes de la menopausia, encontrando que aquellas mujeres con una educación más elevada, que hacían ejercicio de forma habitual y que mantenían un tiempo libre para actividades creativas intelectuales o no, tenían menos síntomas que las que no cumplían estos requisitos.

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