jueves, 12 diciembre 2024
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Incontinencia urinaria, el inconveniente de la pérdida involuntaria de orina

Se estima que este trastorno afecta a 400 millones de personas en el mundo y a más de seis millones en España, sin embargo, sólo el 50% de los pacientes busca la ayuda de un especialista
La incontinencia urinaria (IU) se caracteriza por la necesidad imperiosa y repentina de miccionar, de forma tan urgente que no se puede retener la orina. Los escapes pueden producirse al estornudar, reir, realizar esfuerzos o ejercicio físico.
La pérdida de orina es un problema higiénico, social y psíquico, ya que influye en la actividad cotidiana de la persona afectada y reduce su calidad de vida: en el entorno social (aislamiento), en el físico (problemas de piel), sexual (distanciamiento de la pareja por miedo a la pérdida de orina), psicológico (depresión, ansiedad, pérdida de autoestima) y laboral (absentismo). Ocupa el quinto lugar en cuanto a impacto en la calidad de vida de los pacientes en la escala del Nottingham Health Profile (Reino Unido), por encima de patologías como el infarto de miocardio o de la diabetes.
Es tal su incidencia que la Ley de Dependencia contempla la regulación de la micción como el segundo criterio de más relevancia a la hora de puntuar a una persona como dependiente, por encima de otros criterios como desplazarse dentro o fuera del hogar.
La IU no solo produce un impacto negativo en los pacientes, sino también en los cuidadores no profesionales. Se estima que 15 millones de cuidadores informales se enfrentan día a día a la incontinencia urinaria crónica en Europa.
Aunque es reconocida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como una enfermedad, en realidad la IU es la consecuencia de una alteración en la fase de llenado vesical que se presenta en numerosas enfermedades. Puede ser causada por diabetes, accidente cerebrovascular, esclerosis múltiple, enfermedad de Parkinson, algunas cirugías o incluso durante la maternidad.
Se calcula que este trastorno afecta a 400 millones de personas en el mundo y a más de seis millones en España. Se manifiesta a cualquier edad y en ambos sexos, sin embargo, es más habitual en mujeres mayores de 60 años. En la población normal, la incidencia de incontinencia en las mujeres de más de 65 años es superior al 25% en comparación con alrededor del 15% de los hombres. Por tanto, la edad es un factor más asociado a la incontinencia.
"A nivel cronológico se equiparan las proporciones de incontinentes entre mujeres y hombres a partir de los 70-75 años, mientras que, por el contrario, el predominio femenino es absoluto entre los 30 a los 45 años, para ir disminuyendo y acercándose paulatinamente entre la quinta década y los 65 años. En ningún caso, los diferentes tipos –de incontinencia– son exclusivos pudiendo afectar a los dos sexos", destaca el geriatra especialista en incontinencia Pedro Tormo.
"La incontinencia masculina suele ser más tardía en rangos de población superiores a 70 años, mientras que en la mujer la aparición es habitualmente más temprana por factores como embarazos, partos, infecciones urinarias de repetición, cirugía abdominal, etcétera", añade el doctor Tormo.
La IU es una patología infradiagnosticada generalmente por el miedo y la estigmatización del propio paciente, y otras veces, por la escasa sensibilización y detección de los propios profesionales sanitarios. Esto origina que el 50% de los pacientes no consulte a un especialista médico por temor o vergüenza, especialmente en el caso de los varones.
"En el hombre, su primera reacción ante esta patología es la vergüenza o la asociación al envejecimiento, es decir, lo ven normal con la edad, lo cual les impide hablar del problema. A pesar de su frecuencia, son pocos los hombres que acuden a la consulta del médico. Tanto es así que muchos profesionales de la salud nos referimos a ella como uno de los últimos tabúes de la medicina. Y aunque se está avanzando en su normalización en la mujer, en el hombre sigue habiendo mucha necesidad de hablar del problema", explica Alberto Borrell, urólogo y coordinador del grupo de suelo pélvico y urodinámica del Hospital Sagunto de Valencia y portavoz de Tena Men.
Otro de los factores que influyen en la poca visibilización de la IU como un problema también masculino es la escasez de productos destinados específicamente para los hombres. Es habitual ver anuncios de productos para la incontinencia destinados a mujeres, sin embargo, los productos masculinos son los grandes desconocidos.
"A diferencia de lo que se cree, la incontinencia de orina es un problema frecuente en el varón. Las cifras que conocemos actualmente es que uno de cada cuatro hombres padece incontinencia urinaria a partir de los 40 años en algún momento, y que en el caso de mayores de 65 años, dos o tres de cada diez", expone el doctor Borrell, que añade que en el caso de varones institucionalizados el porcentaje de afectados asciende a casi la mitad.
Por su parte, la fisioterapeuta y portavoz de Centradenti, Carolina Walker, subraya que la incontinencia "es mucho más conocida en la mujer porque tiene una prevalencia mucho mayor por diferentes motivos: la propia anatomía femenina y por todos los factores de riesgo que tiene la mujer, como el embarazo, el parto y la menopausia, que repercuten en un debilitamiento del suelo pélvico".

Impacto de la IU en el gasto sanitario
El rápido envejecimiento de la población, el estilo de vida actual –cada vez más personas mayores viven en sus casas y practican un envejecimiento activo– y la prevalencia de la enfermedad sugieren que el número de personas con incontinencia urinaria en el mundo aumentará bruscamente en los próximos años, por lo que se hace necesario la búsqueda de nuevas alternativas de atención y soluciones para todas las personas que sufren esta enfermedad. Así, se planteó durante la celebración a mediados de abril, en Berlín, del VI Foro Global de Incontinencia.
Durante el evento, que aglutina a expertos, agentes políticos y económicos, pacientes, y organizaciones profesionales de la salud y la industria, se hizo hincapié en que el enfoque multidisciplinar, la prevención y la inversión en el cuidado formal de la incontinencia podrían derivar en un ahorro a largo plazo de 200 millones de euros para los sistemas sanitarios de Europa y 400 millones para la sociedad europea en general.
Durante el VI Foro Global de Incontinencia se presentaron los resultados de un estudio europeo sobre la calidad de los servicios sanitarios y la provisión de los absorbentes de incontinencia, en el que participaron España, Alemania, Polonia e Inglaterra.
El estudio 'Gestión de la incontinencia. Una revisión de los productos actuales para el cuidado de la incontinencia urinaria', fue desarrollado por AGE Platform Europe, la red europea que representa a más de 40 millones de personas mayores en Europa.
Para la realización del trabajo se consultó con 613 personas con incontinencia y cuidadores informales, en seis regiones diferentes de Europa. Uno de cada cuatro encuestados manifestó que el tipo de producto que se les ofreció para tratar su problema no siempre cubría sus necesidades cuando tenían que trabajar. Por otra parte, el 41% manifestó haber experimentado molestias durante las horas de sueño debido al producto de incontinencia que usaban.
Estos datos ponen de relieve la necesidad de involucrar a los afectados por la IU en la selección de sus propios productos de cuidado. La personalización de la atención, enfocándola en las necesidades particulares de los pacientes se perfila como la clave de un buen cuidado de la enfermedad.
En este sentido, durante la celebración del foro se señalaron una serie de recomendaciones para mejorar el cuidado de las personas con incontinencia. El primero de estos consejos propone aumentar la concienciación y el conocimiento sobre incontinencia en la sociedad. El segundo defiende reconocer el cuidado de la IU como un derecho humano para llevar una vida digna e independiente. El tercero sugiere mejorar la información sobre la incontinencia y los diferentes productos del cuidado de la enfermedad. El cuarto apuesta por otorgar a las personas afectadas la posibilidad de involucrarse en la toma de decisiones de su enfermedad. El quinto anima a desarrollar entornos adecuados para personas con incontinencia en el hogar y en las residencias. Y el último, busca apoyar y priorizar una agenda de investigación sobre incontinencia.

Pautas y hábitos de prevención
Los expertos en este ámbito remarcan la importancia de desarrollar políticas de prevención en el tratamiento de la IU, con el objetivo de generar ahorro para los sistemas de salud y asistencia, y para mejorar las condiciones de vida de los afectados.
"Como prevención se deben tener en cuenta los antecedentes familiares y naturalmente, personales de patologías genitourinarias y prostáticas, ya que el factor genético se debe considerar como predisponente a la incontinencia, así como la diabetes", recomienda el doctor Tormo.
Otro de los ejes clave en el tratamiento de la IU es la adopción de hábitos y ejercicios de fortalecimiento del suelo pélvico.
"Con estos ejercicios perseguimos dos objetivos, por un lado, mejorar la calidad de la estructura muscular del suelo pélvico, el tono, la fuerza muscular y la resistencia, y que esto consiga un mayor cierre de la uretra, evitando así las pérdidas de orina. Pero por otro lado, el entrenamiento de estos músculos también nos permite reeducar a nuestro sistema nervioso para que esta zona, que muchas veces queda inactiva, volvamos a tenerla presente, en definitiva, que seamos conscientes de ella. Lo que se llama integrar el suelo pélvico dentro del sistema corporal", explica la fisioterapeuta Walker.
Los beneficios de los ejercicios de Kegel son numerosos, existen casos de pérdidas de orina que simplemente con hacer una terapia conductual, ya mejora la incontinencia urinaria.
"Mantener el suelo pélvico en forma con los ejercicios de Kegel es la principal estrategia preventiva. De hecho, está científicamente demostrado que reducen los síntomas de forma significativa e, incluso, en casos no avanzados, pueden curarla. La cirugía no es solo para los casos graves y crónicos, sino para aquellas personas a las que su incontinencia les afecta en su calidad de vida", argüye el doctor Borrell.
En este sentido, la doctora Walker incide en que es fundamental acudir al especialista "para determinar qué técnica hay que abordar en función de cada diagnóstico. Hay en algunos tipos de incontinencia que la terapia conductual es fundamental. Este tipo de terapia consiste en reeducar cómo bebemos líquidos, qué tipo de líquidos bebemos, cómo se va al baño, con qué frecuencia…".
Reducir el consumo de sustancias que estimulan la vejiga en exceso, como la cafeína y ciertos medicamentos diuréticos; evitar la obesidad; disminuir la ingesta de bebidas a partir de media tarde; o la utilización de fármacos y como último recurso, la cirugía, son algunas de las pautas que ayudan a mejorar la salud de las personas con IU.
"Los hábitos naturales ejercientes por la persona, pasan por evitar el aguantar las ganas de orinar con frecuencia, el vaciamiento completo de la vejiga, sin precipitación, la realización de maniobras favorecedoras de la micción (maniobra de Credé o similares), todo lo dirigido a fortalecer el suelo pélvico (pilates, ejercicios de Kegel), la no profusión de toma de alcohol, especialmente de las llamadas bebidas destiladas, el acudir al profesional al inicio de los síntomas, la evitación tabáquica y los sobreesfuerzos que desencadenen escapes", enumera el geriatra Pedro Tormo.
La adopción de medidas de prevención y de hábitos de vida saludables también es un aspecto de la IU poco conocido, en general, y en particular entre los hombres: "Nosotros hemos notado un aumento increíble en la cantidad de las mujeres que llegan a la consulta por iniciativa propia, bien porque lo han leído o porque han oído hablar de ello. Vienen directamente para hacerse una valoración del suelo pélvico para ver cómo están, y esto hace unos años era impensable. Cuando acudían a hacerse esta valoración era por una derivación médica, y además las que venían a la consulta no entendían qué hacían allí, qué les iban a valorar. Poco a poco, sobre todo donde hay más información, como es el caso de las grandes ciudades, se está cambiando esta mentalidad. En los últimos diez años en España se ha vivido un gran cambio en este sentido, aunque hay que seguir trabajando para aumentar el conocimiento del suelo pélvico e intentar evitar problemas futuros como las pérdidas de orina", relata la doctora Walker.
Por tanto, hoy en día el abordaje adecuado de la IU exige enfocar esfuerzos en el cuidado de la incontinencia crónica teniendo en cuenta la voz y las necesidades de los cuidadores, la aceleración del envejecimiento de las sociedades, la atención de las necesidades individuales de los pacientes y la adaptación de políticas públicas de carácter preventivo y de financiación de la incontinencia.

>>Claves de la incontinencia urinaria<<
>>Mitos y realidades de la incontinencia urinaria en mujeres y hombres<<
>>Ejercicios de suelo pélvico para prevenir la incontinencia urinaria<<

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