Dieta mediterránea y ejercicio reducen el riesgo de desarrollar diabetes

Un estudio, publicado a finales de agosto en la revista Annals of Internal Medicine, y coordinado desde el Centro de Investigación Biomédica en RED (CIBER) del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) confirma que adoptar una dieta mediterránea hipocalórica, junto con un aumento de la actividad física, contribuye a reducir la aparición de nuevos casos de diabetes tipo 2 en personas con sobrepeso y alto riesgo metabólico.
Así lo evidencian los primeros resultados del estudio Predimed-Plus, un ensayo clínico multicéntrico español financiado con más de 15 millones de euros, que ha seguido durante seis años a miles de personas en toda España.
El estudio ahora publicado –que deriva de uno previo, Predimed (PREvención con DIeta MEDiterránea), y que ya había demostrado que una dieta mediterránea suplementada con aceite de oliva virgen extra o frutos secos reducía la incidencia de diabetes en un 30% en comparación con una dieta baja en grasas– incluyó a 4.746 participantes de entre 55 y 75 años con sobrepeso u obesidad y síndrome metabólico y que no padecían enfermedades cardiovasculares ni diabetes al inicio.
Los participantes fueron asignados al azar (50% de probabilidad) a uno de los dos siguientes programas: uno enfocado en seguir la Dieta Mediterránea (sin promocionar actividad física ni perseguir una reducción calórica de la dieta), y otro conductual enfocado a conseguir una pérdida de peso mediante una Dieta Mediterránea reducida en calorías (con una reducción planificada de 600 kilocalorías diarias), mayor actividad física.
Tras seis años de seguimiento, se observó que los participantes sin diabetes al inicio asignados al grupo de intervención intensiva (dieta mediterránea y actividad física) mostraron una mayor adhesión a la dieta mediterránea, aumentaron su actividad física, perdieron más peso, y necesitaron menos medicamentos para el control de su glucosa durante el seguimiento una vez diagnosticados de diabetes. Además, el riesgo absoluto de desarrollar diabetes fue del 12% (349 casos) en aquellos participantes que siguieron solo la dieta mediterránea, frente al 9,5% (280 casos) de aquellos asignados a la intervención intensiva. Esta última estrategia redujo en un 31% los nuevos casos de diabetes en comparación con la dieta mediterránea sin restricción calórica ni recomendaciones de ejercicio.
El equipo de investigación concluye que la dieta mediterránea “actúa, de forma sinérgica, a través de diferentes mecanismos implicados en la diabetes tipo 2 tales como reducir la resistencia a la insulina, la inflamación y el estrés oxidativo. Estos efectos se ven potenciados por la actividad física y la pérdida de peso. Además, al tratarse de una dieta sabrosa, sostenible y culturalmente aceptada, puede convertirse en una estrategia ideal a largo plazo para la prevención de enfermedades cardiometabólicas”.