¿Cómo diferenciar entre los síntomas de un problema visual y los propios de la vejez?

Así, las dificultades en la visión condicionan la recepción de información y comunicación con el entorno, pudiendo llegar a afectar el área afectivo-relacional, e incluso limitar la capacidad para realizar tareas rutinarias, desembocando en estados de discapacidad o dependencia. Por ello, cuidar la visión de las personas mayores es importante para evitar que pequeños problemas oculares se conviertan en condicionantes para su autonomía y calidad de vida.
Pero, ¿cómo diferenciar entre los síntomas de un problema visual del deterioro propio del envejecimiento?
Las estructuras del ojo cambian con la edad, siendo el ojo el primer órgano en mostrar signos de envejecimiento. Hacia los 40 años, comienzan las dificultades para ver de cerca debidos a la vista cansada o presbicia y, por otro lado, la córnea se vuelve menos sensible, de modo que las lesiones pueden pasar en ocasiones inadvertidas. Hacia los 60 años, las pupilas disminuyen a aproximadamente un tercio del tamaño que tenían a los 20 años y reaccionan más lentamente en respuesta a la oscuridad o la luz brillante.
En torno a los 70 años, la visión se reduce porque el cristalino se vuelve amarillento, menos flexible y ligeramente opaco, produciendo cataratas. Asimismo, los ojos que envejecen no producen suficientes lágrimas, lo cual lleva a su resecamiento.
Las visitas de forma periódica a los especialistas, tanto ópticos-optometristas como oftalmólogos, para “la preservación de una mejor visión a todas las edades y de una mejor salud ocular”, es la mejor solución para controlar si existen enfermedades oculares, según indica Juan Carlos Martínez Moral, presidente del Consejo General de Colegios de Óptico-Optometristas.
Principales patologías
Las principales patologías oftalmológicas que afectan a las personas mayores son la presbicia o vista cansada, cataratas, degeneración macular asociada a la edad, síndrome del ojo seco, glaucoma y desprendimiento de retina.
La presbicia, el problema más común asociado al envejecimiento del ojo y que implica falta de visión cercana, afecta al 95% de la población mayor de 50 años.
En España, más de la mitad de las personas mayores de 65 años sufre cataratas, enfermedad que se ha convertido en la principal causa de ceguera en el mundo y que tiene un desarrollo lento e indoloro.
Por otro lado, el glaucoma, que afecta a más de un millón de personas en España, es según la Organización Mundial (OMS), la segunda causa de ceguera en el mundo. A pesar de su gravedad, la mitad de la población afectada por glaucoma lo desconoce ya que generalmente no causa síntomas que adviertan de esta patología.
Los especialistas suelen calificar al glaucoma como el “enemigo silencioso” o el “ladrón de la visión”, ya que en la mayoría de los casos el paciente no experimienta ninguna molestia ni ningún síntoma hasta que se produce una pérdida visual permanente o irreversible.
Según datos de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG), la incidencia del glaucoma es de un 2,1% entre los 50 y 59 años; de un 2,3% entre los 60 y 69; y de un 3,5% en los mayores de 70.
Medidas de prevención
“Para mantener una buena salud visual hay que evitar todos aquellos hábitos que conlleven un esfuerzo de la vista, como no llevar la compensación óptica apropiada o el exceso o defecto de iluminación; también la mala alimentación por déficit vitamínico o no dormir lo suficiente, porque durante las horas de sueño la superficie ocular se recupera de las agresiones de todo el día y se produce una regeneración de las células epiteliales que revisten la cara anterior del ojo. También es esencial que evitemos las radiaciones solares nocivas para nuestros ojos con el uso de unas gafas de sol adecuadas adquiridas en establecimientos sanitarios de óptica”, explica el presidente del Consejo General de Colegios Óptico-Optometristas.
Evitar el estrés, leer a la distancia correcta y con buena luz, extremar higiene ocular y desmaquillarse correctamente, son otras de las pautas de prevención que los especialistas recomiendan.
Asimismo, es importante prestar especial antención si se padece diabetes, hipertensión o miopía elevada ya que puede darse un aumento del riesgo de desprendimiento de retina. En este sentido, la SEGG recomienda una coordinación entre el médico de familia, el geriatra y el oftalmólogo para tratar esta patología y evitar una ceguera irreversible.
Influencia de las TIC
El incremento del uso de aparatos tecnológicos, como ordenadores, tabletas o smartphones, está aumentando sensiblemente los problemas oftalmológicos, de forma que muchas personas acusan cansancio visual y falta de lubricación en los ojos por estar varias horas seguidas frente a una pantalla.
“Para contrarrestar estos problemas lo ideal es dar descanso a nuestros ojos, retirar la vista de la pantalla del ordenador o del móvil cada 20 minutos y enfocar en otro sitio. También pueden aplicarse lágrimas artificiales cada tres horas”, comenta Martínez Moral, que añade que “es posible modificar las conductas tecnológicas que afectan a nuestra salud”.