miércoles, 5 febrero 2025
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EDITORIAL

La esperanza se retrasa

Cuando se inició, a finales de diciembre del año pasado, el proceso de vacunación en España, uno de los objetivos más repetidos desde el Gobierno –y que todavía mantiene en la actualidad– era conseguir que el 70% [...]
Cuando se inició, a finales de diciembre del año pasado, el proceso de vacunación en España, uno de los objetivos más repetidos desde el Gobierno –y que todavía mantiene en la actualidad– era conseguir que el 70% de la población estuviese inmunizada en verano. No era una declaración de intenciones aislada dentro de la Unión Europea, si no que fue una meta anunciada a bombo y platillo desde Bruselas y aceptada por todos los países miembro.

A 31 de marzo, la realidad es otra muy distinta. El ritmo de vacunación no parece ajustarse a ese objetivo marcado: hasta el momento, en España se ha administrado algo más de 7,7 millones de dosis, casi un 91% de lo que se distribuyó entre las regiones. El porcentaje de población que ha recibido la primera dosis es del 10,76%, y de un 5,59%, con el tratamiento completo. Es decir, los números no cuadran. A escasos meses de la fecha señalada, todavía faltaría por vacunar a un 65% de la población. ¿Por qué el ritmo de vacunación es tan bajo?
La estrategia de la vacunación depende de varios factores y quizá, en Europa, el primer condicionante fue la decisión que tomó la UE de actuar al unísono en su gestión. La intención era evitar la competencia entre sus socios por hacerse con las vacunas y, en cierta manera, esta determinación ha sido acertada. No obstante, eso no quita que algunos países se pregunten si no tendrían  hoy mejores cifras de haber actuado en solitario. 

Otro problema evidente en el proceso han sido de carácter industrial. Lo reconoció, en febrero, la propia presidenta de la Comisión Europea,  Ursula von der Leyen, asegurando que “se infravaloró la dificultad de la producción masiva”. Es decir, ha habido un desfase decisivo entre lo que Europa ha comprado y lo que ha recibido. Es por esto que las previsiones están muy alejadas de los hechos. 

Por ejemplo, las casi 70 millones de dosis que compró España son suficientes para vacunar a esos 33 millones de españoles que hacen falta para llegar al  70% de inmunización prometida, pero la realidad es que las entregas  no se están cumpliendo –sobre todo por parte de Moderna y AstraZeneca–. 

Precisamente, esta última, la vacuna británica, está enmarañando un poco más todo el proceso por sus continuos vaivenes informativos y contraindicaciones, llegando incluso a paralizarse en varios países europeos y retomando su administración en España tras nueve días parada. 

Así, mientras se sigue investigando la posible vinculación de AstraZeneca con los casos  raros de trombos, y tras asistir al baile de edades para los que es recomendable esta vacuna, lo cierto es que sigue habiendo disparidad de opiniones. Aunque en la mayoría de países ya no hay restricciones de edad para esta dosis, en el momento que escribimos esto, España todavía no la suministra a mayores de 65. Y llama la atención que, al cierre de esta edición, el Gobierno alemán anuncie ahora que interrumpe la vacunación de AstraZeneca para los menores de 60 años. 

Este ‘girigay’ también se traslada a nuestro complejo sistema comunitario. En la península está existiendo cierta descoordinación entre las regiones: cada una con su propia estrategia y todas con cifras muy dispares. 
No lo decimos nosotros, según una encuesta publicada por el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades, esta falta de homogeneidad entre territorios es uno de los obstáculos para que España alcance la ansiada inmunidad de grupo. 

Este desfase entre comunidades no solo se nota en el porcentaje  de vacunación general –que va desde el 7,86% de Castilla y León al 3,72% de Illes Balears–, si no también en cuanto al ritmo con que se inmunizan los tramos de edad. Por ejemplo, dependiendo de la comunidad, la franja de mayores de 80 años que han recibido la primera dosis se puede situar en un 70%, como sucede en Andalucía, o en el 37% de Catalunya. Por cierto, en Europa se hablaba de vacunar al 80% de los octogenarios antes de entrar en abril y en España nos hemos quedado en algo menos de un tercio.

Con todo, la incertidumbre en este proceso de vacunación debería despejarse en los próximos meses. El jefe de Medicamentos de Uso Humano de la Agencia Española del Medicamento, César Hernández, confía en que todavía se pueda lograr el objetivo del 70% e “incluso con una compañía a medio ritmo –en alusión al laboratorio británico– aún tenemos margen de maniobra”. 

Dicen que la esperanza es lo último que se pierde, pero, al menos en este caso, es lo primero que se retrasa.

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Redacción EM
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Información elaborada por el equipo de redacción.

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