jueves, 16 enero 2025
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EDITORIAL

¡Hogar, ‘accesible’ hogar!

Todos estamos al tanto de cómo han cambiado las cosas en los últimos años [...]
Todos estamos al tanto de cómo han cambiado las cosas en los últimos años. Llevamos bastante tiempo escuchando que la población mundial está envejeciendo sustancialmente y, de hecho, sabemos que pronto las personas mayores serán uno de los colectivos mayoritarios. No en vano, hacia allí vamos todos.

No solo estamos envejeciendo, sino que cada vez tenemos mejor calidad de vida. Vivimos más, pero en mejores condiciones. En la mayoría de los casos, los mayores de 65 años tienen un perfil más activo y social que antaño, y también son personas más autónomas y saludables.

Además, estamos muy concienciados de lo importante que ha sido el cambio en la atención a los senior: actualmente centrada en la persona, en vez de en el servicio. Los cuidadores, familiares y profesionales, así como los distintos centros y residencias han entendido que la persona debe ser el eje central sobre el que giren todos los cuidados y atenciones. Ahora hay más empatía y su opinión se valora más.

Y, sin embargo, de pronto, nos hemos dado cuenta de que algo tan básico como el hogar no estaba preparado para nuestro propio envejecimiento. Resulta que no hemos pensado en la comodidad y la seguridad de todos y hemos diseñado espacios que solo se adaptan a las capacidades de algunos.

No hemos caído en que, en realidad, la accesibilidad nos beneficia a todos, desde pequeños hasta mayores. Tampoco pensamos en la disposición de los muebles para una mayor usabilidad, ni integramos bien los avances tecnológicos en los domicilios para que la brecha digital no sea ahora un problema. Nos hemos despistado en lo que más nos importaba: mantener nuestra autonomía sin abandonar nuestro hogar y nuestro círculo social. Sin dejar nuestra vida.

Por supuesto, no en todos los países ha sucedido lo mismo. A muchos kilómetros de distancia (también en cuanto a la estrategia y estilo de vida) están nuestros “vecinos” nórdicos, que llevan desde los años 30 construyendo casas para sus mayores. Heitor García Lantarón, arquitecto experto en la materia, lo explica en el reportaje principal que dedicamos en el periódico a las viviendas adaptadas para los senior. Allí “nadie quiere acabar en una residencia y, por lo tanto, ese modelo de alojamiento solo funciona como una solución para el último estadio del envejecimiento y solo si la persona acepta acabar sus días ahí”.

No me entiendan mal. El problema no es el modelo institucional de residencia con plaza pública, privada o concertada, sino que nuestros hogares no estén preparados para toda esa etapa en la que, siendo mayores, seguimos siendo independientes.

¿Qué opciones tenemos? Desde luego, no solo debemos empezar ese lento proceso hacia la plena adaptación de nuestros hogares (y espacios comunes), sino que debemos reclamar que las construcciones, desde el origen, no solo se ciñan a consideraciones mínimas para cumplir la normativa. No podemos dejar la accesibilidad como un complemento, al revés, debe ser un aspecto central.

Se trata de un problema que, como señalan los expertos, solo se soluciona si todos los agentes que intervienen en el proceso reman en la misma dirección pero, sobre todo, si las Administraciones del Estado se comprometen a desarrollar una nueva normativa sobre alojamientos para personas mayores que se enmarque dentro de la normativa de viviendas, y no en la de servicios sociales.

¿Qué piensan? ¿Es su hogar el mejor sitio para envejecer?

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