En mayo del año 2010, dentro de un amplio paquete de recortes del gasto público, el anterior Gobierno nos sorprendió con el anuncio de la congelación de las pensiones para el año siguiente, con excepción de las mínimas y las no contributivas.
Este anuncio fue después ratificado por la mayoría parlamentaria de entonces y se nos aplicó el año pasado, lo que nos supuso a los pensionistas una desvalorización del 2,9% de nuestros ingresos.
Como respuesta a esta medida surge la INICIATIVA LEGISLATIVA POPULAR que pretende que el nuevo Parlamento, surgido de las últimas elecciones y con una mayoría parlamentaria diferente, anule aquella congelación y nos restituya lo perdido.
Para ello, hemos aunado nuestros esfuerzos una buena parte de las organizaciones de mayores, entre ellas, CEOMA, UDP y la propia CEPYP, en la que hemos participado los autores de estas líneas.
Entendemos que en la actual situación de crisis que atravesamos, no debemos ser los más débiles los que recibamos los más severos castigos y así no solo rechazamos la congelación de nuestros ingresos, sino también la pérdida de derechos colectivos o la propia disminución y congelación de los salarios de los trabajadores del sector público y privado.
Mientras que se nos viene diciendo que para los banqueros habrá todo el dinero que sea necesario, a nosotros se nos niega el mantenimiento de nuestro poder adquisitivo y ello a pesar de la existencia del llamado Fondo de Reserva de las Pensiones que acumula una cantidad superior a los 60.000 millones de euros.
En estadísticas recientemente publicadas, se pone de relieve la importancia que para evitar el aumento de los niveles de pobreza, para una buena parte de nuestra sociedad, tienen los ingresos de las personas mayores.
Terminamos haciendo un llamamiento a todos y todas, personas y organizaciones, jóvenes y menos jóvenes a apoyar esta INICIATIVA que viene a intentar dar respuesta a una problemática que si bien nos afecta ahora directamente a los pensionistas, responde a una esperanza de futuro para las generaciones venideras de poder tener una vejez con un nivel de vida suficiente y que no nos haga depender de la misericordia, sino que reafirme nuestros derechos como trabajadores que hemos sido durante decenas y decenas de años.