La infección del tracto urinario (ITU) es la infección bacteriana que con más frecuencia presentan las personas mayores que viven en residencias, más en mujeres que en hombres. Los episodios de infección sintomática contribuyen a la morbilidad de esta población. La frecuencia de bacteriuria y de infección urinaria aumenta con la edad en ambos sexos. Hay muchos factores involucrados, por lo que actuar sobre ellos permite un mejor manejo de la misma. La base fundamental de la prevención efectiva de la ITUs es la instauración de medidas higiénico-dietéticas adecuadas para el colectivo mayor.
A continuación, haremos referencia a los diez aspectos más relevantes en la prevención de las ITUs en la tercera edad.
La primera forma de evitar las ITU es la hidratación adecuada, con una ingesta de unos dos litros diarios, con el objetivo de diluir y eliminar con micciones abundantes y con frecuencia adecuada las bacterias que almacena la vejiga.
En segundo lugar, el seguimiento y control adecuado de patologías crónicas como la diabetes mellitus, que condiciona un mal funcionamiento vesical secundario a la neuropatía diabética; el accidente cerebrovascular, que conlleva una pérdida de control de esfínteres y del nivel de conciencia y vejiga neurógena; enfermedades prostáticas (con obstrucción), como estenosis del meato, prolapsos útero-vaginales, reflujo vesico-uretral o litiasis, puesto que se relacionan con la obstrucción en la salida de la orina; o enfermedades neurológicas degenerativas (Parkinson, demencias, Alzheimer), que conducen a anomalías funcionales y mentales y producen incontinencia o retención urinaria y, además, están relacionadas con la inmovilidad.
En tercer lugar, para evitar estas infecciones, es necesario seguir una alimentación equilibrada, un descanso nocturno suficiente y practicar ejercicio diariamente para ayudar a mantener el sistema inmunológico en óptimas condiciones consiguen retrasar la inmunosenescencia.
La cuarta forma de prevención de las ITU es la higiene adecuada con ducha y/o aseo diario, prestando especial atención al realizar la limpieza anal postdefecación en la mujer (siempre hacerlo en el sentido anteroposterior, es decir, de delante hacia atrás, con el objetivo de no pasar la flora fecal al área periuretral). Es muy importante que, cuando la persona tenga ganas de miccionar, lo haga en ese momento, para no retener la orina en la vejiga y, en consecuencia, evitar la proliferación de las bacterias.
La quinta recomendación es la higiene de manos del personal sanitario. Se trata de un método importante y eficaz para reducir la transmisión de patógenos. Los cinco momentos en los que se recomienda la higiene de manos son los siguientes: antes de tocar al paciente, antes de realizar una tarea limpia/aséptica, después del riesgo de exposición a líquidos corporales y tras quitarse los guantes, después de tocar al paciente y tras del contacto con el entorno del paciente.
Además, ya en sexto lugar, se sitúa el control adecuado del uso de fármacos: el tratamiento antibiótico previo (sin indicación) y el uso de determinados fármacos como los opiáceos, sedantes y los anticolinérgicos (antidepresivos, antipsicóticos) pueden empeorar el vaciamiento vesical.
La séptima recomendación es el control de la incontinencia urinaria y fecal. La incontinencia esfinteriana produce un aumento de la colonización periuretral por enterobacterias, debido al uso inevitable de absorbentes y aumentada por la movilidad reducida.
En octavo lugar, el control en el uso de absorbentes, ya que se asocia con un mayor riesgo de desarrollar infecciones del tracto urinario, por lo que debe hacerse un uso racional de los mismos, intentando mientras se puede que vayan al baño.
La novena recomendación es evitar, en la medida de lo posible, el uso de sonda vesical, ya sea de forma permanente o prolongada, ya que condiciona un riesgo alto en la aparición de infecciones urinarias.
Por último, atender a la suplementación de vitamina D en caso de déficit, ya que diversos estudios clínicos han demostrado la importancia de los niveles suficientes de vitamina D como una alternativa potente en la protección contra la infección del tracto urinario.