En el marco del Día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez, que se celebra cada 15 de junio, La Plataforma de Mayores y Pensionistas (PMP) ha reclamado al Gobierno, las instituciones y la sociedad civil, medidas y acciones contra el maltrato y la discriminación hacia las personas mayores y personas con discapacidad mayores.

Un año más, con motivo de esta efeméride, la plataforma ha reiterado la urgencia de visibilizar y combatir esta problemática social que afecta a millones de personas mayores en todo el mundo, al tiempo que ha recordado que la primera vez que las Naciones Unidas abordaron el abuso y maltrato hacia las personas mayores fue en la II Asamblea Mundial del Envejecimiento en Madrid en 2002, donde se instó a tomar conciencia sobre esta problemática para implementar mecanismos de prevención.

En este sentido, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), aproximadamente una de cada seis personas mayores de 60 años ha sufrido algún tipo de maltrato en entornos comunitarios durante el último año, lo que representa un 15,7% del total de la población mayor. Sin embargo, el dato en el que ha incidido especialmente la Plataforma es que en España tan solo el 4% de las personas afectadas denuncia. Así lo pone de manifiesto el estudio elaborado por la entidad adherida a la PMP, HelpAge International España, bajo el título Violencia en la vejez: edadismo, abuso y maltrato hacia las personas mayores.

Esta misma entidad, gestiona el Servicio Estatal de Atención a Personas Mayores (SEAM), el cual ofrece el teléfono gratuito 900 22 22 22, que ha registrado un aumento significativo de consultas relacionadas con el maltrato, el abuso y la discriminación por edad. Ha atendido más de 3.000 casos en 2024, entre los que han destacado el abuso psicológico, la negligencia y la violencia económica.

A pesar de estos datos, la PMP reclama acciones contra el maltrato y ha destacado que el abandono, el abuso y la violencia hacia las personas mayores “son a menudo las agresiones más ocultas”. Esta invisibilidad se atribuye en gran parte al “edadismo estructural existente en nuestra sociedad”, definido como un conjunto de creencias, normas sociales, políticas y prácticas institucionales que discriminan sistemáticamente a las personas por su edad y, con una mayor gravedad, cuando converge la discapacidad, como es el caso de las personas con discapacidades mayores.

Asimismo, la plataforma llama igualmente a reconocer la violencia de género como una de las formas más graves de maltrato hacia las personas mayores y una forma de violencia particularmente invisibilizada. Las mujeres mayores sufren una doble discriminación, por razón de edad y género. Muchas de ellas han vivido bajo normas patriarcales durante décadas, lo que contribuye a que naturalicen el abuso y tengan mayores dificultades para identificar o denunciar situaciones de violencia.

Además, según el Informe Anual 2024 del Defensor del Pueblo, muchas de estas mujeres no acceden a los recursos públicos disponibles debido a barreras como la dependencia económica, el aislamiento social y la falta de adaptación de los servicios a su realidad. En palabras de Jesús Norberto Fernández, presidente de la PMP, «solo reconociendo y visibilizando las dificultades únicas que enfrentan estas mujeres, se podrá garantizar su acceso a los recursos necesarios para superar la violencia y recuperar una vida plena y libre de maltrato».

Por todo ello, la PMP ha insistido en que es fundamental entender que la condición de vulnerabilidad que pueden experimentar algunas personas mayores no es causada por la edad en sí, sino por condicionantes estructurales que se presentan a lo largo de la vida y generan desigualdades sociales interrelacionadas con factores como el género, la discapacidad, el componente socioeconómico y sociodemográfico, o las condiciones de salud. Tal y como ha manifestado Fernández, “es erróneo pensar que todas las personas mayores son vulnerables y que esta es una condición inherente a la vejez pues, como decimos, la vulnerabilidad se origina por factores propios del contexto personal, siendo una condición que puede o no presentarse durante esta etapa vital”.

Ante esta realidad, y en su compromiso por adoptar acciones contra el maltrato, la plataforma ha considerado esencial generar un cambio de paradigma sobre la longevidad, entendiéndola como un proceso cambiante y heterogéneo donde las personas envejecen de manera diferente. “Asumir el envejecimiento saludable como una responsabilidad no solo individual sino social y colectiva, es fundamental para romper con los estereotipos negativos asociados a la edad y la generación de contextos sociales seguros para todas las edades. El bienestar de las personas mayores no puede depender únicamente del autocuidado individual, sino que debe sustentarse en políticas públicas, entornos accesibles, comunidades inclusivas y una cultura libre de edadismo”, ha explicado Fernández.

Así, la PMP ha reivindicado que todas las personas mayores conozcan y ejerzan sus derechos para evitar y denunciar cualquier tipo de abuso o maltrato, que se asuman como agentes de su propio cambio, con capacidad de ejercer su independencia y autonomía. Entre todos, “debemos luchar para que se tomen en cuenta nuestras voces en la realización de políticas públicas y programas sociales que garanticen nuestros derechos y atiendan nuestras necesidades para vivir con dignidad, seguridad y respeto”.

ACCIONES CONTRA EL MALTRATO

Por todos estos motivos, entre las medidas y acciones contra el maltrato reclamadas por la PMP, se encuentran:

• Implementar políticas públicas que protejan los derechos de las personas mayores y prevengan el maltrato, dotadas de presupuestos suficientes e independientes de los cambios políticos.

• Desarrollar y fomentar nuevos derechos acordes a los paradigmas derivados de las tecnologías digitales.

• Fomentar la denuncia de casos de abuso y proporcionar apoyo integral a las víctimas.

• Capacitar al personal que trabaja con personas mayores y a las personas cuidadoras para detectar y prevenir situaciones de maltrato.

• Promocionar una cultura del envejecimiento activo y saludable que erradique la representación negativa que genera prejuicios y estereotipos sobre la vejez.

• Fomentar la inclusión social de las personas mayores, creando y fortaleciendo redes de apoyo y alentando su participación en la toma de decisiones.

• Generar campañas nacionales de sensibilización y concienciación sobre el abuso y maltrato, con perspectiva de derechos y género, promoviendo la participación intergeneracional.

En definitiva, la PMP ha insistido en que “la toma de conciencia es el primer paso hacia el cambio. Reconocer el valor social de las personas mayores y garantizarles entornos seguros, amables y respetuosos es una responsabilidad compartida. Entre todos y todas, debemos de intensificar los esfuerzos para prevenir y combatir las distintas formas de maltrato”.