El crecimiento cada vez menor de la población llevará a América Latina y el Caribe a alcanzar su población máxima hacia el año 2058, con un total de 767,5 millones de personas, según reveló un análisis de las tendencias recientes de la población de la región realizado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
A partir de 2059, se proyecta una disminución de la población regional, hecho que contrasta con el panorama a nivel mundial donde, si bien la población disminuye, no se vislumbra un crecimiento negativo en los próximos 80 años.
Según el estudio, cuyas cifras fueron recientemente publicadas por las Naciones Unidas, América Latina y el Caribe pasó de un crecimiento medio anual de 4,8 millones de personas en el quinquenio 1950-1955 a un máximo de casi 8,2 millones en el quinquenio 1985-1990. A partir de 1990, el crecimiento poblacional de la región empezó a disminuir y actualmente la población crece a un ritmo de seis millones de personas al año.
En el proceso de transición demográfica de la región sobresale la acelerada caída de la fecundidad, que fue precedida por la reducción sostenida de la mortalidad desde finales de la primera mitad del siglo XX, lo que hoy se refleja en una esperanza de vida al nacer de 75,2 años y una tasa global de fecundidad de dos hijos por mujer.
La transición demográfica ha sido acelerada, aunque con rasgos de heterogeneidad entre y dentro de los países. Con todo, a nivel regional ha resultado en dos grandes cambios: la disminución de la dependencia demográfica y el envejecimiento de las poblaciones. El análisis plantea que, mientras que la disminución de la relación de dependencia contribuye a una holgura demográfica en el mediano plazo, el envejecimiento presenta desafíos para las sociedades.
Para el período 2020-2025 se proyecta que la población dependiente (menores de 15 años y de 65 años y más) crecerá más que la población en edad de trabajar (de 15 a 64 años) lo que indica el fin del bono demográfico regional, aunque con diferencias entre países.
El fin del bono demográfico viene acompañado de un acelerado proceso de envejecimiento de la población, con un aumento de la proporción y el número absoluto de personas de 65 años y más. Esta población se incrementará sostenidamente en los próximos decenios y se espera que en 2047 supere a la población de menores de 15 años. En la región, se proyecta que uno de cada cinco habitantes será una persona mayor de 65 años en el 2050.
La región tiene un nivel de esperanza de vida al nacer de 75,2 años que la sitúa por encima de Asia (73,3) y África (62,7), aunque mantiene una brecha significativa respecto a Norteamérica (79,2), Europa (78,3) y Oceanía (78,4). Las proyecciones muestran una mayor convergencia en la esperanza de vida entre regiones, pero no suficientemente rápida para cerrar las brechas existentes entre las regiones con más altos niveles de mortalidad.
En el interior de la región, la heterogeneidad persiste, con una diferencia de 18,7 años entre Martinica (82,3) y Haití (63,5), ambos países en la región del Caribe.