Alberto Marchiori / Presidente de ConfCommercio International
‘Los países europeos no pueden posponer el afrontar los problemas y asumir el desafío’

Pregunta.- Según explicó, “el tema del envejecimiento ha estado en el eje de la política europea durante muchos años y, según las proyecciones de Eurostat, en 2040, un tercio de la población europea tendrá más de 65 años”. ¿Qué deberían priorizar los países europeos para asumir este reto demográfico?
Respuesta.- La Comisión de las Comunidades Europeas aprobó, en 2007, un Libro Blanco “Juntos por la Salud, un Enfoque Estratégico para la UE 2008-2013” que posiciona a la salud como un elemento central en la vida de las personas y que debe ser apoyado por políticas eficaces y acciones de los estados miembros, tanto a nivel de la CE como mundial. Sin embargo, hay varios potenciales retos para la salud de la población que requieren un nuevo enfoque estratégico. Los cambios demográficos están modificando los patrones de enfermedad y ejerciendo presión sobre la sostenibilidad de sistemas sanitarios de la UE. Apoyar el envejecimiento saludable significa promover la salud a lo largo de la vida para prevenir problemas de salud y discapacidad.
Actualmente, el 18% de la población europea tiene más de 65 años y el 22% de ellos son dependientes, lo que significa que 20 millones de ciudadanos necesitan algún tipo de ayuda. Existe una correlación entre dependencia y edad suficiente para confirmar que la dependencia aumenta con la edad.
El envejecimiento, como resultado de la baja tasa de natalidad y del aumento de la longevidad, está asumido. Para el año 2040, el número de europeos con más de 65 años crecerá en un 83%, el grupo de 80 o más crecerá en un 170% y la mayoría de ellos será dependiente. Además, actualmente hay una oferta de trabajo limitada y el hueco en el mercado laboral de atención seguirá aumentando. Es probable que estos cambios eleven la demanda de asistencia sanitaria mientras la población activa irá disminuyendo.
De acuerdo con las consideraciones y datos precedentes, los países europeos no pueden posponer el afrontar los problemas y asumir el desafío. Conociendo la situación de su propio país, cada gobierno debería tomar las siguientes iniciativas. En primer lugar, abandonar el viejo y destructivo contraste entre lo público-privado, con ánimo y sin ánimo de lucro, poniendo a todos los proveedores al mismo nivel; buscar una fuerte y justa cooperación con el sector privado de atención residencial, capaz de hacer inversiones inmobiliarias en función de las necesidades reales; y crear gran cantidad de puestos de trabajo y fomentar la recuperación económica.
En segundo lugar, el sector privado puede lanzar innovadores modelos de servicios de atención en el hogar y residenciales, en los que los centros de cuidados sirvan de difusión y ofrezcan servicios de atención de salud a domicilio, garantizando la continuidad de la atención sanitaria en la secuencia: hogar/centro de mayores/hospital/hogar, según los continuos cambios en las necesidades de atención. Abiertos al entorno, los cuidados en el hogar pueden establecer una red estable con todas las partes implicadas y fomentar una nueva visión del envejecimiento basado en su experiencia y ayudar, así, a identificar las oportunidades relacionadas con la sostenibilidad, fomentar la confianza de cara al exterior y conducir hacia la unidad social con conductas proactivas.
El tercer punto alude a la solidaridad entre las generaciones, que debe ser fomentada a través de programas que involucren a estudiantes, mediante visitas y la realización de actividades conjuntas entre las escuelas y hogares de mayores, durante todo el año escolar, con la participación de los ministerios de educación. Así, las nuevas generaciones serán conscientes de los procesos y problemas del envejecimiento pero, a la vez, de las oportunidades profesionales generadas por este fenómeno y elegir en consecuencia.
Por último, se deben evitar o reducir las hospitalizaciones inadecuadas a través de una cooperación real entre hospitales y centros de atención residencial. Esto disminuiría costes para el Estado y ofrecería una atención más adecuada para los mayores.
P.- En esta reunión se apuntó que el sector de la dependencia debe ser tenido en cuenta por su capacidad para generar empleo y retorno económico. ¿Por qué no se atienden estas indicaciones?
R.- Es necesario que los países europeos asuman la responsabilidad y la carga de encontrar modelos, estrategias y recursos financieros, que respeten la protección de la seguridad social alcanzada en Europa, para afrontar el reto de la revolución demográfica. ¡Se necesita, por lo tanto, visión de futuro y valentía política! Pero, ¿cuál es la diferencia entre un político y un hombre de Estado? El primero se ocupa de los problemas y necesidades actuales para mostrar los resultados de inmediato debido a su propia reelección; el segundo mira a las generaciones futuras pero, ¡no vemos a ningún hombre de Estado trabajando actualmente!
Las propuestas de la ECHO son fáciles de probar, pero difíciles de aplicar debido a las partes interesadas: gobierno nacional y parlamento, autoridades locales de salud y servicios sociales, proveedores de servicios con y sin ánimo de lucro y problemas sin resolver tales como la plena aceptación de los empresarios privados vinculados a la salud y los servicios sociales, el contraste entre los gobiernos nacionales y las autoridades locales, en particular cuando son de diferente color político. Por último, la estructura de la ley de impuestos nacionales: en muchos países, los servicios para senior los financian las autoridades locales, sin embargo, los impuestos y aportaciones sociales las recauda el Gobierno estatal. Parece increíble, pero es lo que hay. El primero paga, el segundo cobra y no logran cooperar para el bienestar de los mayores y del país.
Respuesta.- La Comisión de las Comunidades Europeas aprobó, en 2007, un Libro Blanco “Juntos por la Salud, un Enfoque Estratégico para la UE 2008-2013” que posiciona a la salud como un elemento central en la vida de las personas y que debe ser apoyado por políticas eficaces y acciones de los estados miembros, tanto a nivel de la CE como mundial. Sin embargo, hay varios potenciales retos para la salud de la población que requieren un nuevo enfoque estratégico. Los cambios demográficos están modificando los patrones de enfermedad y ejerciendo presión sobre la sostenibilidad de sistemas sanitarios de la UE. Apoyar el envejecimiento saludable significa promover la salud a lo largo de la vida para prevenir problemas de salud y discapacidad.
Actualmente, el 18% de la población europea tiene más de 65 años y el 22% de ellos son dependientes, lo que significa que 20 millones de ciudadanos necesitan algún tipo de ayuda. Existe una correlación entre dependencia y edad suficiente para confirmar que la dependencia aumenta con la edad.
El envejecimiento, como resultado de la baja tasa de natalidad y del aumento de la longevidad, está asumido. Para el año 2040, el número de europeos con más de 65 años crecerá en un 83%, el grupo de 80 o más crecerá en un 170% y la mayoría de ellos será dependiente. Además, actualmente hay una oferta de trabajo limitada y el hueco en el mercado laboral de atención seguirá aumentando. Es probable que estos cambios eleven la demanda de asistencia sanitaria mientras la población activa irá disminuyendo.
De acuerdo con las consideraciones y datos precedentes, los países europeos no pueden posponer el afrontar los problemas y asumir el desafío. Conociendo la situación de su propio país, cada gobierno debería tomar las siguientes iniciativas. En primer lugar, abandonar el viejo y destructivo contraste entre lo público-privado, con ánimo y sin ánimo de lucro, poniendo a todos los proveedores al mismo nivel; buscar una fuerte y justa cooperación con el sector privado de atención residencial, capaz de hacer inversiones inmobiliarias en función de las necesidades reales; y crear gran cantidad de puestos de trabajo y fomentar la recuperación económica.
En segundo lugar, el sector privado puede lanzar innovadores modelos de servicios de atención en el hogar y residenciales, en los que los centros de cuidados sirvan de difusión y ofrezcan servicios de atención de salud a domicilio, garantizando la continuidad de la atención sanitaria en la secuencia: hogar/centro de mayores/hospital/hogar, según los continuos cambios en las necesidades de atención. Abiertos al entorno, los cuidados en el hogar pueden establecer una red estable con todas las partes implicadas y fomentar una nueva visión del envejecimiento basado en su experiencia y ayudar, así, a identificar las oportunidades relacionadas con la sostenibilidad, fomentar la confianza de cara al exterior y conducir hacia la unidad social con conductas proactivas.
El tercer punto alude a la solidaridad entre las generaciones, que debe ser fomentada a través de programas que involucren a estudiantes, mediante visitas y la realización de actividades conjuntas entre las escuelas y hogares de mayores, durante todo el año escolar, con la participación de los ministerios de educación. Así, las nuevas generaciones serán conscientes de los procesos y problemas del envejecimiento pero, a la vez, de las oportunidades profesionales generadas por este fenómeno y elegir en consecuencia.
Por último, se deben evitar o reducir las hospitalizaciones inadecuadas a través de una cooperación real entre hospitales y centros de atención residencial. Esto disminuiría costes para el Estado y ofrecería una atención más adecuada para los mayores.
P.- En esta reunión se apuntó que el sector de la dependencia debe ser tenido en cuenta por su capacidad para generar empleo y retorno económico. ¿Por qué no se atienden estas indicaciones?
R.- Es necesario que los países europeos asuman la responsabilidad y la carga de encontrar modelos, estrategias y recursos financieros, que respeten la protección de la seguridad social alcanzada en Europa, para afrontar el reto de la revolución demográfica. ¡Se necesita, por lo tanto, visión de futuro y valentía política! Pero, ¿cuál es la diferencia entre un político y un hombre de Estado? El primero se ocupa de los problemas y necesidades actuales para mostrar los resultados de inmediato debido a su propia reelección; el segundo mira a las generaciones futuras pero, ¡no vemos a ningún hombre de Estado trabajando actualmente!
Las propuestas de la ECHO son fáciles de probar, pero difíciles de aplicar debido a las partes interesadas: gobierno nacional y parlamento, autoridades locales de salud y servicios sociales, proveedores de servicios con y sin ánimo de lucro y problemas sin resolver tales como la plena aceptación de los empresarios privados vinculados a la salud y los servicios sociales, el contraste entre los gobiernos nacionales y las autoridades locales, en particular cuando son de diferente color político. Por último, la estructura de la ley de impuestos nacionales: en muchos países, los servicios para senior los financian las autoridades locales, sin embargo, los impuestos y aportaciones sociales las recauda el Gobierno estatal. Parece increíble, pero es lo que hay. El primero paga, el segundo cobra y no logran cooperar para el bienestar de los mayores y del país.