Una serie de informes publicados por el Centro Internacional de Longevidad del Reino Unido (ILC, por sus siglas en inglés) destaca las oportunidades económicas de la longevidad en Europa. Según los documentos, las contribuciones de las personas mayores en la región europea son significativas y están creciendo: en Alemania, el 77% de las personas de 50 a 64 años están empleadas; en Francia, casi 1 de cada 3 trabajadores tiene más de 50 años; y se espera que para 2035, casi tres de cada cinco (59%) de los trabajadores podrían tener 50 años o más en Italia. Se calcula que más de seis de cada diez euros en la economía española fueron gastados por hogares liderados por mayores de 50 años en 2015 y, en toda la Unión Europea y Turquía, el cuidado y el voluntariado de las personas mayores contribuye más a la economía de lo que esos países gastan en defensa.
Sin embargo, el informe también advierte que la barrera clave para aprovechar estas oportunidades es la falta de salud, lo que limita la capacidad de las personas para mantenerse activas a medida que envejecen. Al comparar los países del G20, los informes destacan que en los países que gastan más en salud, las personas mayores continúan trabajando y se ofrecen más como voluntarios.
Aumentar el gasto en salud preventiva en solo un 0,1% puede desbloquear un aumento del 9% en el gasto anual de las personas mayores y diez horas adicionales de voluntariado cada año. Además, los informes piden que los países apoyen las contribuciones económicas de las personas mayores, particularmente a través de una mayor inversión en medidas de salud preventiva que apoyen el envejecimiento saludable. En este sentido, los autores piden a los gobiernos que inviertan al menos el 6% de sus presupuestos de salud en estas intervenciones, como vacunas, exámenes de detección, detección temprana y manejo de enfermedades.
A principios de este año, la Comisión Europea adoptó su Libro Verde sobre el Envejecimiento, que establece una visión para que los países se adapten al envejecimiento de su población, incluida la forma de apoyar un envejecimiento saludable. Sin embargo, hasta la fecha, no ha habido anuncios de un Libro Blanco previsto o compromisos vinculantes similares. En una carta abierta enviada por ILC Europe Network, una red paneuropea sobre longevidad, se exigía a la Comisión Europea que se asegurara de que esto sea seguido por acciones concretas y significativas.
“Es vital que este Libro Verde no se coloque en un estante para acumular polvo, sino que sea un paso hacia una respuesta europea concertada al envejecimiento. Solicitamos un Libro Blanco sobre el Envejecimiento de la Unión Europea que se comprometa a hacer que la política y la práctica europeas funcionen para todas las edades”, afirman los signatarios.