miércoles, 5 febrero 2025
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Deberes de la GSA para el nuevo Gobierno de Trump: el sueño americano pasa por mejorar el bienestar de sus mayores

Miembros de la Gerontological Society of America piden al Senado que refuerce los programas de promoción de la salud para el colectivo sénior

Mientras pasan las primeras horas del nuevo Gobierno de Donald Trump en los Estados Unidos de América, y se aceleran las tomas de decisiones iniciáticas y de un ya, un tanto polémico mandato, la Gerontological Society of America ha puesto deberes a los legisladores de una nueva etapa en la historia norteamericana.

Dos semanas antes de la toma de posesión del presidente Trump, tuvo lugar una primera audiencia del Comité Especial sobre Envejecimiento del Senado de EE.UU., ‘Mejorar el bienestar de los mayores: Establecer un estándar para el sueño americano’, la primera convocada por el comité en el nuevo 119º Congreso, con el senador Rick Scott como presidente y la senadora Kirsten Gillebrand como miembros de mayor rango.

Intervención del senador Rick Scott en esta primera audiencia.

Scott, durante su intervención inaugural, señaló que “el envejecimiento no es una cuestión partidista. Ya sea que queramos admitirlo o no, todos estamos envejeciendo y nos afecta a todos y cada uno de nosotros, independientemente del partido político. Creo que tenemos una oportunidad única en este Comité para trabajar de manera bipartidista para apoyar y mejorar las vidas de los actuales ciudadanos mayores de los Estados Unidos y crear un cambio que mejorará tanto la esperanza de vida como la salud de las generaciones futuras”. También señaló su objetivo para estos dos años: “Asegurarme de que todos los adultos mayores estadounidenses puedan responder ‘sí’ a la pregunta: ‘¿Está bien?’, porque han asegurado estas cuatro cosas: su salud física; seguridad financiera; una comunidad segura para vivir; y apoyo familiar y comunitario”.

LA POSICIÓN DE LA GSA

En el encuentro del comité, ‘Mejorar el bienestar de los mayores: Establecer un estándar para el sueño americano’, participaron Dawn Carr y Susan L. Hughes, miembros de Gerontological Society of America, quienes señalaron a los asistentes la necesidad de ampliar el alcance de la política de envejecimiento de los Estados Unidos “para garantizar que, a medida que los estadounidenses envejecen, tengan acceso a los servicios y apoyos que necesitan para prosperar”.

Para Carr, quien es además director del Centro Claude Pepper de la Universidad Estatal de Florida, “los problemas de salud en la vejez están muy influidos por acontecimientos, exposiciones y comportamientos que se producen mucho antes de llegar a la vejez”. Y añadió que “aunque las consecuencias de las exposiciones nocivas regulares y los comportamientos habituales se acumulan para erosionar la salud con el tiempo, cada vez hay más pruebas de que si intervenimos durante los períodos críticos de inflexión, podemos modificar las trayectorias de salud y reforzar la resistencia fisiológica a medida que envejecemos”.

En su testimonio, Carr añadió que la creación de una sociedad enriquecida por un gran grupo de personas mayores sanas requerirá un nuevo marco para la política de envejecimiento, guiado por varios principios clave: un énfasis en el mantenimiento de la salud en todas las etapas de la vida, centrándose en los riesgos relacionados con las enfermedades y discapacidades asociadas al envejecimiento; el reconocimiento de los cambios de desarrollo que se producen a medida que las personas avanzan en la vida y a lo largo de la misma, incluida la forma en que las fortalezas únicas de los adultos mayores benefician a la sociedad; y un énfasis en las barreras al envejecimiento saludable que dan lugar a desigualdades significativas en los resultados de salud a medida que las personas envejecen.

Por su parte, el testimonio de Hughes, quien también es directora-fundadora del Centro de Investigación sobre Salud y Envejecimiento de la Universidad de Illinois Chicago, aludió a las limitaciones de la financiación actual de los programas de promoción de la salud para las personas mayores y recomendó un replanteamiento transformador del enfoque actual del país sobre los cuidados agudos y posagudos. Señaló que, a pesar de la abrumadora evidencia que apoya la importancia de la actividad física para un envejecimiento saludable, la participación y el mantenimiento de la actividad física sigue siendo subóptima en los EE.UU.

En este sentido, la experta subrayó que “como mínimo, tenemos que reautorizar la Older Americans Act. También tenemos que aumentar la financiación para el Título III D y crear un nuevo título explícitamente para la programación de la actividad física”. Para concluir, Hughes señaló que “en última instancia, sin embargo, veremos rendimientos mucho mayores si desarrollamos demostraciones y/o regulaciones o mecanismos de reembolso que apoyen la difusión y el acceso a programas de promoción de la salud basados en la evidencia lo más ampliamente posible a través de Medicare”.

Pueden visualizar la audiencia completa en este enlace.

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Redacción EM
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Información elaborada por el equipo de redacción.

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