domingo, 16 febrero 2025
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Un 20% de los pacientes ingresados en grandes hospitales precisan cuidados paliativos

Desde el punto de vista espiritual, 'debemos aspirar a que nadie muera con dolor, ni solo ni con miedo', según el experto Enric Benito
Los cuidados paliativos también deben formar parte de la oferta asistencial de los grandes hospitales universitarios, ya que se ha demostrado que el 20% de los pacientes ingresados en este tipo de centros hospitalarios precisan cuidados paliativos. Sin embargo, este tipo de asistencia integral al final de la vida habitualmente se ha centrado en hospitales socio-sanitarios o de media-larga estancia. Son algunos de los datos ofrecidos por Antonio Pascual, director de la Unidad de Cuidados Paliativos del Hospital Sant Pau de Barcelona, durante su participación en el Título de Experto en Cuidados Paliativos, que imparte la Universidad de A Coruña y que está promovido por la Dirección de Asistencia Sanitaria del Sergas.
Según el mismo experto, que ha sido coordinador de la Estrategia en Cuidados Paliativos del Sistema Nacional de Salud, “existen numerosas evidencias científicas del importante alivio ofrecido por los equipos de cuidados paliativos tanto en el domicilio como en el hospital”.  En este sentido, ha recordado, que la Sociedad Europea de Cuidados Paliativos recomienda que existan entre 80-100 camas de cuidados paliativos por cada millón de habitantes, un equipo domiciliario por cada 100.000 habitantes y un equipo paliativo en cada hospital con más de 250 camas.
La Estrategia en Cuidados Paliativos del Sistema Nacional de Salud estima que entre el 50-65% de las personas que fallecen en España necesitarán cuidados paliativos. “Todos los profesionales que atienden a estos pacientes tanto en atención primaria como en hospitales deben estar preparados para ofrecer estos cuidados”, ha destacado Pascual. En situaciones de complejidad, ha continuado, deben intervenir los equipos específicos de cuidados paliativos. La complejidad viene determinada fundamentalmente por situaciones clínicas difíciles como dolores y otros síntomas intensos, urgencias, crisis de angustia existencial, dificultades para el cuidado familiar o conflictos éticos.

Espiritualidad y sufrimiento
En el mismo módulo ha intervenido el doctor Enric Benito, coordinador de la Estrategia Balear de Cuidados Paliativos y coordinador del Grupo de Espiritualidad de la Sociedad Española de Cuidados Paliativos (Secpal). Benito ha impartido un taller, dirigido a promover en los profesionales de cuidados paliativos el conocimiento e interés por algunos conceptos básicos para mejorar la capacidad de atención al sufrimiento y a las necesidades espirituales de pacientes con enfermedad avanzada y terminal.
Según este experto, el modelo biomédico que predomina en la atención sanitaria en general, e impregna también los cuidados paliativos, se ha centrado fundamentalmente en los aspectos orgánicos de la enfermedad y sólo recientemente está apareciendo un interés creciente por explorar y atender las dimensiones subjetivas del proceso de enfermar y de morir.
“El “dolor total” o sufrimiento, tiene aspectos que no pueden ser tratados y aliviados con los fármacos habituales. El dolor y el sufrimiento nos demandan aproximaciones e intervenciones completamente diferentes. El cambio más importante es descubrir que ante el sufrimiento no hay que actuar, no es algo que podamos resolver con un tratamiento, no responde a la categoría de los problemas”, ha señalado Benito.
En el entorno de los cuidados paliativos lo que hay que plantearse, ha explicado, es tratar a una persona en todas sus dimensiones desde una perspectiva integral, “a una persona que reconocemos que se enfrenta en un proceso que se caracteriza por la fragilidad, dependencia e incertidumbre”. En este sentido, ha añadido que más allá de aspirar a un buen control de síntomas y al confort del paciente, se debe intentar facilitar las condiciones para que el máximo de personas puedan “cerrar bien el proceso de haber vivido y que lo hagan  con confort, serenidad, y confianza, es decir, deberíamos aspirar a que nadie muera con dolor, ni solo ni con miedo”.

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Redacción EM
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