El envejecimiento actual de la sociedad es un fenómeno nunca visto antes en la historia de la humanidad, no sólo porque el número de personas mayores crece a un ritmo superior, sino también porque genera un nuevo tipo de mayor que, a su vez, tiene otras demandas, necesidades e inquietudes. Al envejecimiento activo que promulga ya no le vale únicamente la partida de dominó en el bar o dar de comer a las palomas. En ese ámbito trabajan las Aulas da Terceira Idade de Galicia (Ategal), entidad sin ánimo de lucro.
Fundada en 1978 importando un modelo francés de universidades para personas mayores, empezó a funcionar con talleres y actividades que son hoy pilares del envejecimiento activo. La entidad calcula que "podemos haber formado en este tiempo a más de 50.000 personas" como asegura su vicepresidenta, Paula Sande.
-Nuevo curso en Ategal, ¿con qué novedades?
En junio, en jornadas demostrativas, introdujimos en salud unos seminarios sobre terapia de espalda y prevención de caídas que funcionaron muy bien, así que las incorporaremos. Lo mismo ocurre con la Neuronup, estimulación cognitiva mediante el ordenador, dónde fuimos pioneros al utilizarlo como herramienta de prevención en personas de 50 o más años. Cada año es mayor del número de personas que se unen al programa, gratuito, a cambio de una colaboración con Obra Social La Caixa.
-En Ategal rompen con los prejuicios más recalcitrantes de que las modernas tecnologías no son para mayores...
Llevamos ya cuatro años colaborando con la Fundación Vodafone en el tema de formación en el uso y manejo de smartphons, debido a una demanda enorme que hay en todas nuestras sedes y porque llevamos esta formación, también, en zonas externas a Ategal, sobre todo en áreas rurales. Es un esfuerzo compartido que está dando frutos y muchas satisfacciones a alumnado y docentes. Hasta la persona más reacia acaba entendiendo la importancia de estar conectado. De hecho ahora y paradójicamente nuestra preocupación es acertar con algo que evite el aislamiento de las personas en la sociedad conectada. Todo en su justa medida y de forma útil, no excluyente.
-Robots, realidad virtual y tablet, los tres ámbitos que los expertos destacan como indudable evolución social, están entre sus cursos.
Este año estrenamos una nueva aplicación. Se presenta la primera semana de octubre, abierta, libre, con contenidos para personas mayores, y adaptada a cada alumno. En ella reciben avisos del profesor, el temario de cada materia, recursos formativos, calendario de eventos... Y todo con una buena usabilidad. Está diseñada para eso y retocada según las indicaciones de los usuarios, para conseguir una sociedad sostenible para todas las edades y condiciones. Es más, ya hemos probado la realidad virtual y la aumentada, realizamos jornada de robótica intergeneracional, sesiones formativas en streaming, domótica, formación en smarphons y tablet...
-¿Siguen el precepto de nuevo envejecimiento con nuevas necesidades y nueva persona mayor?
Todo, absolutamente todo lo que creemos que puede aportar nuevos contenidos, entornos de aprendizaje o herramientas útiles para las personas mayores que vienen, que ya están aquí, lo vamos implementando. Al igual que existe sin duda un nuevo envejecimiento que genera a su vez nuevas necesidades, la nueva persona mayor asociada a él tiene nuevas preocupaciones, necesidades, inquietudes que hay que aportar. A pesar de que la sociedad cada vez está más envejecida, todavía no existe una conciencia generalizada de la importancia del aprendizaje permanente como una herramienta imprescindible para vivir de manera saludable. Sí estamos concienciados de lo importante que es la prevención cuando hablamos de nuestros hijos, pero no para nosotros, personas adultas, ni muchos menos para las personas mayores.
-Envejecimiento activo no es sólo moverse fisicmente en la vejez. ¿Qué es para Ategal?
Un aprendizaje continuo, como la vida misma. Estoy de acuerdo en que las etapas tan marcadas como antes, en cuanto a la edad y la vida, ya no tienen sentido. Hay que jubilarse del trabajo, pero no de tus aficiones, intereses, compromisos, tenemos que empezar a cultivar mucho antes de la jubilación. Trabajamos con ese espíritu y, donde cada uno se sienta libre de hacer lo que más le guste o le entretenga, nosotros damos pautas, guías robustas, con criterio, pero también abrimos el abanico a la innovación y demandas de mayores cada vez más diversos, con amplia formación, que no encuentran en la sociedad un modelo de envejecimiento que se adapte a su nuevo rol en la sociedad, que no quieren que se les clasifique por rango de edad, pues se sienten libres y saben que les quedan muchas cosas por vivir. Pese a todo, no hacemos todo lo que nos gustaría. De hecho llevamos desde 2014 con proyectos en este ámbito. Las empresas son reacias a reconocer que tiene personal mayor que necesita formación diferente, que tienen que aprender a gestionar el cambio y adaptarse a una sociedad que, en el momento actuall, los mantiene al margen y no los considera pilares en una sociedad que envejece.
-Que se acabe el trabajo, ¿significa que se acabe la vida y no vivir más?
Por supuesto que no. Las nuevas personas mayores están abiertas a vivir experiencias nuevas, no quieren estar encasillados, atados, les importa más el camino que el destino y están dispuestos a participar en la sociedad y aportar parte de lo que han recibido. Es ahí donde tenemos que ubicarnos nosotros y estar a la altura de saber atender a todas estas necesidades.
-En ese sentido las Administraciones tendrán que “ponerse las pilas”, ¿no es así?
En este aspecto le hemos propuesto a la Xunta de Galicia, mediante la Estrategia Galega sobre Envellecemento, y al Gobierno, a través de los grupos parlamentarios, que la formación permanente desgrave en nuestra declaración de IRPF, como ocurre en otros países, así quizás todos estemos más motivados para permanecer activos, formados e informados, porque, con la reducción de las subvenciones públicas, tuvimos que que duplicar los precios, lo que influyó en la reducción del número de alumnos.